Sánchez: “Ni coalición, ni elecciones, hay una tercera vía: un programa común progresista”
En una entrevista con EL PAÍS, el presidente confía aún en convencer a Unidas Podemos
El presidente del Gobierno en funciones, Pedro Sánchez, confía en que el bloqueo en que se encuentra la política española se resuelva sin necesidad de convocar unas nuevas elecciones. En una conversación mantenida el viernes en el palacio de La Moncloa, Pedro Sánchez defiende con determinación una “tercera vía”, un Gobierno basado en un programa común progresista, que permita no solo la investidura sino también una legislatura estable, y que presentará en Madrid el próximo martes. Sánchez sostiene que los 12 meses de cooperación parlamentaria con Unidas Podemos fueron muy positivos y demostraron que esa colaboración se traducía en mejoras importantes para la vida de los ciudadanos. Incluso dieron origen a unos Presupuestos respaldados por las dos formaciones. “Las elecciones del 28 de abril no fueron consecuencia de desacuerdos entre el Partido Socialista y Unidas Podemos, sino que fueron anticipadas por decisión del PP, Ciudadanos y los grupos secesionistas catalanes, que votaron juntos contra esos Presupuestos”, explica. El presidente en funciones mantiene que hay tiempo hasta el 23 de septiembre para negociar los puntos esenciales del programa común progresista y recuerda que en sus Gobiernos siempre ha habido ministros independientes de probada eficacia. No cree posible volver a una propuesta de Gobierno de coalición, como mantiene en estos momentos Unidas Podemos, porque esa incorporación ha quedado totalmente descartada ante la convicción, fruto de las anteriores conversaciones, de que se trataría de un Gobierno falto de cohesión. Sánchez defiende un Ejecutivo progresista que no dependa de las fuerzas independentistas y recuerda que ahora mismo estamos en el nivel más bajo de apoyo al secesionismo desde 2017. “No tenemos por qué ir a elecciones”, insiste, pero advierte de que no depende solo del PSOE. Y si se llega a ese punto, cree que los electores votarán estabilidad, y esa estabilidad solo puede proporcionarla, hoy por hoy, el PSOE.
Pregunta. ¿Por qué fue imposible formar Gobierno en julio?
Respuesta. En la investidura fallida del pasado 25 de julio se demostró que la propuesta de coalición resultaba inviable. El pasado 28 de abril los españoles fueron claros en su veredicto en las urnas, y lo refrendaron el 26 de mayo en las elecciones municipales, autonómicas y europeas. Quieren un Gobierno progresista liderado por el Partido Socialista, que no dependa de fuerzas independentistas. El Gobierno de coalición con Unidas Podemos resultó inviable por dos cuestiones esenciales. La primera, por la desconfianza que quedó manifiesta al explicar ellos por qué tenían que incorporarse al Gobierno de España y en segundo lugar, por su concepto de la coalición, que era más una coalición de gobiernos que un Gobierno de coalición. La investidura fallida pasó y creo que tenemos que encontrar una tercera vía para evitar las elecciones; una opción diferente a la planteada inicialmente por el Partido Socialista y por Unidas Podemos.
P. ¿Cuál es esa opción que permitiría evitar el bloqueo?
“No se trata de salvar la investidura y conformar un Gobierno, sino de que ese Gobierno sea coherente”
R. Entre unas elecciones y un Gobierno de coalición hay una alternativa, que es un Gobierno con un programa común progresista. Es lo que hemos estado haciendo durante este último mes de agosto. La próxima semana presentaremos ese programa al conjunto de la sociedad civil y singularmente al grupo parlamentario de Unidas Podemos para poder encontrar ese apoyo necesario para que la legislatura eche a andar y tengamos ese Gobierno progresista que votaron los españoles.
P. ¿Cuándo prevé la reunión con Unidas Podemos?
R. Vamos a hacer esa reunión cuanto antes. Lo importante es que se reúnan los equipos negociadores y que aprendamos de los errores que se produjeron el pasado 25 de julio. Entonces se habló, primero, de la estructura del Gobierno y no de los contenidos. Creo que lo importante es hablar del programa político. Unidas Podemos dice que la cooperación durante estos últimos 15 meses, sobre todo después de la moción de censura, no fue suficientemente positiva. Pero yo creo que sí fue muy positiva. De hecho, fue posible hacer muchas cosas con un bloque de izquierdas de 151 escaños. Hoy tenemos 165 escaños. ¿Por qué no vamos a poder poner en marcha muchas otras cosas durante esta legislatura, cuando los españoles precisamente han reconocido con su voto ese esfuerzo de cooperación por parte de las dos formaciones políticas? Los Presupuestos, fruto de la cooperación entre el Partido Socialista y Unidas Podemos, habrían sido muy positivos para el conjunto de la sociedad española. Esa es la prueba fundamental. Yo reivindico que se puede perfectamente cooperar durante los próximos cuatro años con una opción distinta al Gobierno de coalición que plantea Unidas Podemos.
P. ¿La confianza, rota en estos momentos, se construiría sobre los contenidos del acuerdo?
R. Los contenidos, las políticas. Las políticas sectoriales vinculadas con la recuperación de derechos, de libertades, con su ensanchamiento. Y también con las grandes transformaciones que necesitamos en el ámbito educativo, en el ámbito de la transición ecológica, de la reconstrucción del Estado del bienestar. Tenemos bastantes coincidencias con el grupo parlamentario de Unidas Podemos. En el fondo, donde existen más discrepancias es en torno a las dos razones que esgrime el señor Iglesias para defender el Gobierno de coalición. Dice que necesita entrar en el Gobierno porque no se fía del Partido Socialista. ¿Alguien imagina un equipo de fútbol en el que los defensas están más pendientes de sus propios delanteros que los del equipo contrario? El segundo problema es su concepción del Gobierno, y esa es una discrepancia mucho más profunda. Un Gobierno desunido es un desgobierno y España tiene que abordar importantes desafíos durante los próximos cuatro años.
P. ¿Qué desafíos?
R. Algunos desafíos son propios, reflejo de siete años de ausencia total de transformaciones en nuestro país, como suponen una nueva ley educativa, la transición ecológica, la digitalización, la reconstrucción del Estado del bienestar y la reforma fiscal o también la convivencia territorial y nuestra participación en el proyecto europeo. A estos retos hay que añadir otros que son coyunturales y que tienen que ver con la resolución de la crisis de convivencia que se vive en Cataluña y que va a tener un episodio bastante importante en el mes de octubre, cuando se prevé la sentencia del procés; que tienen que ver con el Brexit, o incluso con los síntomas de enfriamiento de la economía mundial y en consecuencia de la economía europea y de la economía española. Retos consecuencia de las batallas comerciales que se están planteando por parte de las grandes superpotencias, China y Estados Unidos. Es decir, necesitamos un Gobierno fuerte. No se trata de salvar la investidura y conformar un Gobierno, sino de que ese Gobierno sea coherente, consistente, tenga una única dirección y sea eficaz en la respuesta a los desafíos que tienen la sociedad española y la sociedad europea en su conjunto. Yo estoy muy esperanzado en que nos podamos entender con Unidas Podemos en este sentido. Lo que vamos a poner encima de la mesa es un programa común progresista para un Gobierno progresista. Insisto, entre las elecciones y la coalición hay una tercera vía, la que yo voy a reivindicar esta próxima semana.
P. ¿Qué ha hecho usted para evitar unas nuevas elecciones?
R. Desde el 28 de abril, el Partido Socialista ha hecho cinco ofertas a Unidas Podemos. Ellos solo una, un Gobierno de coalición. Nosotros propusimos un Gobierno en solitario con apoyo externo, un Gobierno de cooperación, un Gobierno con independientes reconocidos de la órbita de Unidas Podemos, y un Gobierno de coalición, que fue desestimado por el partido del señor Iglesias. Ahora vamos a proponer un programa común progresista para un Gobierno progresista. Yo creo que va siendo hora de que también cada cual asuma su responsabilidad, en el sentido de que es bastante extraño que un partido que se califica de izquierdas impida la formación de un Gobierno de izquierdas. Sobre todo cuando ese Gobierno de izquierdas no va a tener mayoría absoluta y por tanto yo no voy a poder imponer mi programa electoral; al contrario, voy a tener que tejer alianzas con distintas fuerzas políticas en el Congreso de los Diputados para poder sacarlo y ponerlo en marcha.
“El planteamiento de España Suma es, sobre todo, frentista”
Pregunta. ¿Al Partido Popular que dirige Pablo Casado le interesan unas nuevas elecciones?
Respuesta. No lo sé. Tengo mis dudas. No sé si les interesan o no. Lo que hemos escuchado de la derecha durante este mes de agosto es que quieren hacer una plataforma que se llama España Suma. Desde el punto de vista conceptual, después de lo que han hecho el Partido Popular, Ciudadanos y la ultraderecha en muchos gobiernos autonómicos y locales, tiene lógica. Es coherente. No hay diferencia, no hay discrepancias de fondo entre las tres fuerzas políticas. No las hay desde el punto de vista ideológico. Se han puesto de acuerdo. Ahí está. Incluso con elementos que no se conocen porque fueron pactos sin luz y taquígrafos, como reconoció la propia ultraderecha. Desde el punto de vista de proyecto político no hay matices. ¿Pero qué es lo que denota esa plataforma? En primer lugar, la inconsistencia y la traición de Ciudadanos a su propio electorado, que es centrista y que ellos han abandonado. En segundo lugar, el Partido Popular muestra que no tiene proyecto político porque es capaz de esconder sus siglas y renunciar a ellas. Y, en tercer lugar, la victoria de la ultraderecha, que al final ha impuesto sus postulados. Y sus postulados, más allá de ser graves, como lo es el planteamiento que hacen sobre la mujer y su participación en la sociedad, la cuestión de la migración o la participación de España en Europa, esos postulados son, sobre todo, frentistas. El planteamiento de España Suma no es un planteamiento de construcción, es un planteamiento de ir todos contra el Partido Socialista. Y eso es todo menos un proyecto de país.
P. La nueva oferta puede evitar, según usted, la vuelta a las urnas.
R. Yo creo que podemos evitar las elecciones, pero no depende solo y exclusivamente del Partido Socialista, depende de otras tres fuerzas políticas. Depende de Unidas Podemos, del que nosotros hemos dicho que es nuestro socio prioritario. Y depende también de otras dos formaciones políticas: el Partido Popular y Ciudadanos, de si es verdad que quieren que haya un Gobierno no dependiente de independentistas. Yo, desde luego, del Partido Popular y Ciudadanos no me espero nada. No espero absolutamente nada porque si algo han dejado claro durante estos últimos meses es que entre un Gobierno socialista y un Gobierno del Partido Socialista con los independentistas, ellos siempre preferirán lo segundo a lo primero. Y creo que eso también demuestra la hipocresía y el grado de irresponsabilidad, no con el Gobierno, sino con el Estado, tanto del PP como de Ciudadanos.
P. Pablo Iglesias ha dicho ahora que si le ponen la oferta de julio de nuevo encima de la mesa, en horas se podrían poner otra vez de acuerdo. ¿Por qué no la puede volver a poner usted encima de la mesa?
R. En política, como en la vida, los hechos tienen consecuencias. Y el pasado 25 de julio no se impidió solamente una investidura. Se quebró una confianza. Es evidente que España no se puede permitir más inestabilidad, después de cinco años de desconcierto provocado por la mala respuesta del PP a la crisis económica, con medidas antisociales, recortes sistemáticos del Estado del bienestar, subida de impuestos a la clase media y casos de corrupción que llevaron a la desafección institucional. Lo que no podemos permitirnos es tener un Gobierno que no dure cuatro años. ¿Ese Ejecutivo puede venir de un Gobierno de coalición? Bueno, si uno mira a Italia no parece que la coalición sea sinónimo de estabilidad. Ayer mismo, el señor Iglesias decía que nosotros le habíamos ofrecido solamente un ministerio que representaba el 10% del presupuesto. Perdón. Puse en manos de Unidas Podemos nada más y nada menos que la gestión pública de la sanidad en este país, que representa el 6% del Producto Interior Bruto. Pero no solamente representa eso en términos cuantitativos, sino representa algo mucho más importante para la ciudadanía española, que es la cohesión, la redistribución.
P. ¿Qué produce más inestabilidad, una repetición electoral o un Gobierno poco cohesionado?
R. No tiene por qué plantearse así. El Partido Socialista ganó las elecciones el pasado 28 de abril con un 28,5%. El segundo partido político tuvo un 16%. El PP tuvo cuatro millones y medio de votos. ¿Por qué no ponemos en marcha la legislatura? ¿Por qué no podemos, como he dicho antes, tejer una relación de confianza a través de esa colaboración parlamentaria con los mecanismos de seguimiento y fiscalización que quiera Unidas Podemos para levantar un programa común progresista? Lo hemos hecho durante estos últimos 12 meses. Hemos hecho grandes cosas para este país: hemos recuperado el subsidio para mayores de 52 años, hemos elevado el salario mínimo interprofesional, hemos demostrado que eso no destruye empleo. Hemos hecho cosas que eran inimaginables para buena parte de la sociedad española. No entiendo por qué reniegan de esos 12 meses. No hay alternativa. Cuando el PP y Ciudadanos dicen “vamos a votar en contra”, ¿qué ofrecen salvo el bloqueo y la repetición electoral a los españoles?
“Si eventualmente hay elecciones, los progresistas optarán por el PSOE con más contundencia. Querrán estabilidad”
P. ¿Aceptaría independientes en el Gobierno?
R. Siempre he estado abierto a la incorporación de independientes. De hecho, una de las propuestas que le hice a Unidas Podemos fue, precisamente, la incorporación de independientes de reconocido prestigio del ámbito de Unidas Podemos. Yo he tenido ya en mi Gobierno independientes que no han formado ni forman parte del Partido Socialista.
P. ¿Cuáles son las líneas maestras de esa propuesta progresista que usted le hace, no solo a los otros partidos, sino a los ciudadanos?
R. Le diría que cinco objetivos, más uno. Uno, con la transición ecológica; dos, con el sostenimiento de nuestras pensiones y con la creación de empleo digno; tres, la digitalización y el impacto que va a tener sobre el trabajo y sobre la educación; cuatro, la reconstrucción del Estado del bienestar y la lucha contra la desigualdad, y ahí incorporar, lógicamente, la desigualdad que sufren las mujeres. Y quinto, la convivencia territorial, el fortalecimiento del Estado autonómico puesto en cuestión, no solamente por las fuerzas independentistas que quieren quebrarlo, sino también por otros que quieren recentralizar; y la participación de España en Europa. El “más uno” es la educación, que tiene que ser el sustrato de todos y cada uno de esos pilares.
P. ¿Puede precisar un poco más?
R. En relación con el empleo digno y la sostenibilidad de las pensiones, tenemos que abrir un debate sobre la aprobación de un nuevo Estatuto de los Trabajadores y reconstruir el diálogo social en torno a un pilar fundamental, la clave de bóveda de nuestro Estado del bienestar, que es el sistema público de pensiones. Tenemos que hablar de actualizar conforme al IPC las pensiones de nuestros mayores pero también tenemos que hablar de otras fuentes de financiación para sostener nuestro sistema público de pensiones. La próxima legislatura será la de la revolución educativa, de la formación profesional, de una nueva ley educativa y de una nueva ley de universidades. La igualdad de oportunidades, si se basa en torno a algo, es precisamente en la igualdad del sistema educativo, que tiene que ser, sin duda alguna, de excelencia pero también de equidad y de suficiencia financiera.
P. Las medidas progresistas necesitan recursos…
R. Sin duda.
P. ¿Y de dónde salen?
R. Los recursos económicos tienen que salir de tres cosas. La primera, del crecimiento económico. Por lo tanto, de una mayor recaudación en torno a nuestro actual sistema fiscal. En segundo lugar, es evidente que tenemos que hacer una reforma para garantizar una justicia fiscal, que a su vez garantice una justicia social. Y, en tercer lugar, yo creo que tenemos que manejar mejor los recursos económicos públicos. La eficiencia en el manejo de los recursos públicos es también un valor de la izquierda. Por ejemplo, las políticas activas de empleo vinculadas con la formación profesional tienen que ser revisadas porque estamos bonificando la cotización a la Seguridad Social de determinados colectivos que luego no son contratados. La derecha no cree en el Estado del bienestar, y la izquierda no puede tener una visión conservadora de cuál debe ser el papel del sector público en la dinamización de la economía y en la creación de un empleo.
P. ¿Qué posibilidad hay de que si se produce un adelanto electoral, la derecha sume?
R. Insisto. No tenemos por qué ir a elecciones. Primero, porque existe una mayoría amplia en el Congreso de los Diputados en torno al Partido Socialista. En segundo lugar, porque no hay alternativa. Ni a derecha ni tampoco a la izquierda del Partido Socialista. Es decir, cualquier investidura pasa por el Partido Socialista. Y, en tercer lugar, porque los españoles el pasado 28 de abril y el 26 de mayo ya dijeron que quieren que gobierne el Partido Socialista. A partir de ahí, estoy convencido de que los ciudadanos españoles, si eventualmente hay elecciones, optarán siempre por un Gobierno progresista, porque solamente el Partido Socialista puede dar respuesta —y, además, lo hemos visto durante estos últimos 40 años— a los desafíos, a las modernizaciones que necesita nuestro país.
P. Si hay repetición electoral y la derecha suma, ¿asumiría usted su parte de responsabilidad?
R. Yo entiendo que me haga esta pregunta, pero yo no estoy en ese plano porque yo lo que quiero es que no haya elecciones, pero le digo una cosa: si al final el 10 de noviembre tenemos que ir a las elecciones porque no hemos sido capaces entre todas las formaciones políticas de resolver un laberinto que es bastante fácil de resolver, si aplicamos un poco de raciocinio y pensamos en el interés general, yo estoy convencido de que los progresistas de este país van a apostar con mayor contundencia por el PSOE. Porque no solamente van a apostar por un programa progresista sino que van a querer cuatro años de estabilidad.
P. ¿No hay pues una situación intratable, un laberinto sin salida?
R. Por muchas vueltas que demos a esta crisis de ingobernabilidad, yo creo que es muy sencillo salir del laberinto. Primero, todas las fuerzas políticas han de asumir el resultado electoral. Desde la primera —que es el Partido Socialista y es consciente de que no tiene una mayoría absoluta, y por tanto no puede gobernar únicamente con su programa electoral— hasta la última fuerza política, que es Unidas Podemos —descuento a la ultraderecha—, que tiene que ser consciente de que su contribución pasa por arrimar el hombro a un Gobierno progresista con un programa progresista. Por parte del PP y Ciudadanos su responsabilidad pasa por ser conscientes de que si no hay una mayoría alternativa que ellos puedan poner en marcha, lo que tendrán que hacer será abstenerse. Estamos viendo a dos fuerzas políticas que me reprochan a mí un supuesto apoyo de fuerzas independentistas cuando ellos tienen la llave de que haya un Gobierno sin necesidad de depender de las fuerzas independentistas.
P. ¿Cuándo empiezan las nuevas conversaciones? Hay poco tiempo
R. Hay tiempo de sobra. Si en verdad lo importante son los contenidos, hay tiempo de sobra. Los contenidos de la propuesta política que vamos a poner encima de la mesa el martes día 3, no son solamente consecuencia del diálogo con los colectivos sociales sino también de propuestas políticas de Unidas Podemos que se concilian perfectamente con las del Partido Socialista.
P. Para ir a una nueva investidura, ¿necesita un compromiso público de Unidas Podemos de que respaldará ese Gobierno?
R. No solamente necesito a Unidas Podemos; necesito a otras formaciones políticas. Por cierto, simplemente una reflexión. Cuando Esquerra Republicana dice que después del 11 de septiembre su posición para facilitar la gobernabilidad de España se dificulta, a lo mejor el resto de actores políticos —me refiero el PP y Ciudadanos— debería tener en cuenta esa afirmación para ser conscientes de que la estabilidad del país no puede descansar en formaciones políticas que tienen un calendario ajeno al interés general de España. Es mi obligación, al menos mi esperanza, que eso pueda producirse. Por eso yo digo y hablo de un Gobierno progresista que no dependa de fuerzas independentistas. ¿Eso significa que no quiero hablar de Cataluña? ¿Qué no tengamos que resolver el tema catalán? Claro que no. Fíjese, el otro día leí la encuesta del CEO, el CIS catalán, que decía que el 80% de los catalanes quiere diálogo. Solamente el 9% respalda la vía unilateral que defiende Puigdemont y, desgraciadamente, el actual presidente de la Generalitat de Cataluña. Estamos ahora mismo en el nivel más bajo de apoyo al independentismo en Cataluña desde el año 2017. Algo tendrá que ver la política que ha hecho el Gobierno de España en relación con Cataluña. De desinflamación, de no confrontación, lo que no significa no ser contundente en aquellas cuestiones que consideramos que son susceptibles de ser ilegales.
P. Es ahora, antes de octubre, cuando podría conseguir el apoyo de ERC.
R. Ya, pero ¿qué gobernabilidad es esa? Para el Brexit, para resolver la crisis de convivencia en Cataluña, para hacer las reformas y las transformaciones necesarias que permitan que se siga creando empleo y se sostenga el crecimiento económico hay que apelar al sentido del Estado del Partido Popular y de Ciudadanos.
P. Parece complicado.
R. No. El laberinto no es tan difícil. Nosotros vamos a proponer un programa común progresista la próxima semana. Eso implicaría, si Unidas Podemos se aviene a esa tercera vía que estamos planteando nosotros, que pasaría de la abstención al voto afirmativo. Implicaría también que las otras fuerzas políticas nacionalistas, en este caso el Partido Nacionalista Vasco y demás, eventualmente podrían pasar también a un voto afirmativo. Lo que vayan a hacer ERC y Junts per Catalunya depende de parámetros y de cuestiones que nada tienen que ver ni tan siquiera con el interés general de Cataluña porque rechazaron unos presupuestos que eran beneficiosos para ellos. No hace falta su voto. Con la abstención del Partido Popular y Ciudadanos hay Gobierno.
P. ¿Por qué van a abstenerse?
R. El PP y Ciudadanos dicen que no quieren elecciones. Yo no les estoy pidiendo que apoyen al Partido Socialista. Les estoy pidiendo que faciliten la formación del Gobierno que han votado los españoles. Pero, bueno, insisto, y esto lo subrayo no con una línea, sino con cinco para que quede claro: no espero nada de la derecha. Después de lo que han dicho y lo que han hecho, es más que evidente que votarán que no a una investidura al Partido Socialista.
“La cumbre del G7 acabó con signos positivos”
El presidente del Gobierno en funciones asistió el pasado domingo a la cena de cierre de la cumbre del G7, invitado por el presidente de la República Francesa, Emmanuel Macron. Fue una reunión especialmente intensa en unos momentos en los que la incertidumbre internacional alcanza niveles desconocidos desde el fin de la Guerra Fría.
Pregunta. ¿Qué impresión sacó de la reunión con el G7? ¿Hay motivos para la inquietud que se percibe en Europa?
Respuesta. Creo que la presidencia francesa ha sido sobresaliente en relación con el G7. Nosotros cooperamos con el Gobierno francés para que la cumbre se desarrollara de una manera positiva y yo creo que ha habido elementos positivos importantes. Uno, que la Administración americana reconozca que se va a sentar con el Gobierno iraní para resolver la crisis, me parece un avance muy esperanzador. En segundo lugar, plantear un fondo de apoyo a Brasil para luchar contra la deforestación en el Amazonas es también un paso positivo. Y, en tercer lugar, me parece que el tono que mantiene la Administración Trump en relación con la guerra comercial con China y la subida de aranceles fue rebajado. Son tres logros muy importantes para la economía global en los próximos meses. Es evidente que el Brexit y la guerra comercial están afectando sobre todo al sector industrial, y en particular a Alemania, y eso es un fuerte elemento de preocupación para la economía española.
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