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Un preso muere tras pelear con otro por sus ronquidos

Los dos reclusos, catalogados como poco conflictivos, compartían celda en la cárcel de Fontcalent (Alicante)

Ó. L.-F.
Centro penitenciario de Fontcalent en Alicante.
Centro penitenciario de Fontcalent en Alicante.Pep García

Un recluso del Centro Penitenciario de Fontcalent (Alicante) murió en la noche del lunes después de una pelea con su compañero de celda, al que no dejaba dormir con sus ronquidos. El otro preso, identificado como C. G. E. y de 37 años, admitió haber provocado su caída con un empujón. Los dos estaban catalogados como poco conflictivos. El fallecido había sido encarcelado en varias ocasiones por robo. El presunto agresor entró en mayo con una pena de cuatro meses por impago de una pensión y lo había hecho antes por un delito de desobediencia.

El incidente que desembocó en la muerte de la víctima —identificado como Mohamed, de 57 años y origen argelino— se inició poco después de las once de la noche en la celda que compartían en el Módulo 2 de la cárcel alicantina, destinado a presos poco conflictivos. El agresor llamó a los funcionarios para pedir que le cambiaran a otra celda porque no podía conciliar el sueño a causa de los ronquidos de su compañero. Al no conseguirlo, C. G. E. despertó a la víctima y se inició una discusión entre ambos.

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Siempre según el relato de este interno, la misma desembocó en un forcejeo en el que empujó al otro recluso, que perdió el equilibrio. En su caída, se golpeó fortuitamente en la cabeza con el inodoro de la celda. Fuentes penitenciarias señalan que se está a la espera del resultado de la autopsia para conocer si el golpe fue la causa final de la muerte.

Fue el propio agresor quién avisó al funcionario de servicio, a través del intercomunicador de la celda, de que su compañero estaba en el suelo y sangraba. Al recibir el aviso, los trabajadores penitenciarios se personaron en el lugar e intentaron reanimar a la víctima sin éxito. Los médicos de la prisión solo pudieron confirmar su fallecimiento. Al lugar se desplazaron agentes de la Policía Nacional, que detuvieron al presunto homicida y se hicieron cargo de la investigación.

De confirmarse la caída como causa de la muerte, esta sería la primera por agresión registrada en lo que va de año en las cárceles españolas. Hay que remontarse al 26 de diciembre de 2018 para encontrar un suceso similar. Aquel día, J. M. R. H, de 28 años y nacionalidad española —que había ingresado en prisión por primera vez tan solo unas horas antes— mató a su compañero de celda en el Centro Penitenciario de Soto del Real (Madrid) tras discutir por la cama que debía ocupar cada uno. El agresor, experto luchador de muay thai (un arte marcial de origen tailandés), la emprendió a golpes con la víctima y le causó graves traumatismos craneoencefálicos que le causaron la muerte. Aquel fue el único fallecimiento por agresión en prisión en 2018. Desde 2006, el número de muertos por hechos similares se eleva a 27, según estadísticas oficiales.

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El sindicato ACAIP-UGT, mayoritario entre los funcionarios de prisiones, hizo público este martes una nota de prensa en la que denuncia el déficit de personal que sufren las cárceles españolas y, en concreto, la de Fontcalent. Una situación que, en su opinión, ha provocado que en el centro haya dos módulos ordinarios cerrados, además del de aislamiento, lo que ha obligado a que prácticamente en todas las celdas estén alojados dos reclusos, en lugar de uno como recomienda la ley general penitenciaria. Para el sindicato, esta situación ocasiona un incremento del número de "problemas de convivencia" entre los reclusos.

Desde Instituciones Penitenciarias se niega este extremo. Un portavoz asegura que la plantilla de la cárcel alicantina está cubierta al 92% y achaca el cierre de los módulos al descenso del número de presos, que ha llevado al centro penitenciario alicantino a estar al 70% de su capacidad. Prisiones también insiste en que el uso compartido e las celdas "es reglamentario" y que, de hecho, están diseñadas para acoger a dos presos cada una.

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Sobre la firma

Ó. L.-F.
Redactor especializado en temas del Ministerio del Interior y Tribunales. En sus ratos libres escribe en El Viajero y en Gastro. Llegó a EL PAÍS en marzo de 2017 tras una trayectoria profesional de más de 30 años en Ya, OTR/Press, Época, El Confidencial, Público y Vozpópuli. Es licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid.

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