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El sudoku de los pactos complica el desbloqueo de la investidura

Cuatro elecciones en un mes han dejado un enorme campo de juego político. Pero los vetos cruzados parecen impedir acuerdos fuera de los dos ejes

Aitor Esteban, Pedro Sánchez y Carmen Calvo, en el primer pleno de la legislatura.Foto: atlas | Vídeo: ÁLVARO GARCÍA / atlas
Carlos E. Cué
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Las combinaciones son inagotables. Cuatro elecciones en menos de un mes, con al menos doce actores importantes (PSOE, PP, Ciudadanos, Podemos y sus aliados, PNV, ERC, JxCat, Coalición Canaria, UPN, PRC, Vox y Bildu), han dejado una enorme gama de variables en ayuntamientos, comunidades y finalmente en el Congreso de los Diputados, el poder más fuerte. Cada movimiento condiciona a los otros, algo inédito, porque desde 1979 las elecciones generales y municipales nunca se habían celebrado casi pegadas.

La partida se ha abierto más que nunca. Ciudadanos podría hacerse con mucho poder si jugara a varias bandas, en algunos sitios con el PP y en otros con el PSOE, pero todo indica que pese al sudoku los dos grandes bloques se mantienen estables y después de varias semanas de negociaciones las cosas quedarán tan divididas como antes, con gobiernos del PSOE y Podemos por un lado y del PP y Ciudadanos con apoyo de Vox por el otro.

Los socialistas presionan fuerte a Ciudadanos en estas horas para que entren a jugar con ellos. El equipo de Albert Rivera escucha las ofertas, hay conversaciones cruzadas constantes, pero parece decidido a seguir con su batalla dentro del bloque de la derecha. Eso sí, ahora con un órdago para hacerse con la alcaldía de Madrid, que ya ha reclamado al PP. Todos juegan a varias bandas, y Cs también usa las ofertas socialistas para subir su precio en las mesas con el PP. Todos los negociadores están listos para saltar cuando el rival cometa un error.

El PSOE aún confía en un choque entre el PP y Ciudadanos, que además necesitan a la extrema derecha de Vox, para abrir una nueva fase con Rivera que les permitiría soñar con una abstención que haría facilísima la investidura de Pedro Sánchez. Pero los negociadores de ambos bandos consultados lo ven muy improbable, y creen que después de esta larga jugada de póker, los bloques quedarán de nuevo consolidados y Sánchez tendrá que buscar otras abstenciones para su investidura.

Solo en Barcelona, con la jugada de Manuel Valls —que rechaza Rivera— y en Aragón parecen haberse roto esos bloques. En esta comunidad Cs sí apoyaría al socialista Javier Lambán, con el argumento de que es el barón más crítico con Sánchez.

La gran duda es Castilla y León. Ahí se jugará hasta el final. “Igea [líder de Ciudadanos en esta comunidad] quiere pactar con el PSOE, pero tiene dos problemas. Uno, que esa decisión no la toma él, sino la dirección nacional. Y dos, que el PP le está diciendo que sí a casi todo lo que pide, no le quiere dejar margen para irse con el PSOE”, explica un dirigente de Ciudadanos. Pero los socialistas lo siguen intentando y puede haber sorpresas.

Cada movimiento tiene consecuencias. Para el PSOE, ganar una comunidad puede implicar perder dos votos para la investidura, como sucede en Navarra. Pero dejar que gobierne la derecha de UPN, que ofrece a cambio dos abstenciones clave en el Congreso, puede hacer perder los seis votos del PNV, que ya ha trasladado al PSOE en varios contactos al máximo nivel que la llamada solución Navarra complicaría mucho su relación. Esta vía además destrozaría definitivamente a los socialistas navarros, que justo ahora se estaban recuperando de otra operación similar en 2007. “La vía Navarra no existe, perdemos más de lo que ganamos”, señalan desde el entorno del presidente.

Como en un sudoku, cada número condiciona a los demás. El PSOE está a punto de mandar a la oposición a Coalición Canaria, todo un éxito político después de 26 años. Todo depende de Asociación Socialista Gomera, una escisión del PSOE que con sus 6.000 votos y tres escaños decide si decanta el Ejecutivo autonómico a izquierda o derecha. Pero gobernar allí no es gratis. Como reacción, Coalición Canaria no está dispuesta ni siquiera a abstenerse en la investidura de Sánchez en Madrid, aunque después sí podría negociar ley a ley. Todo es un juego de vetos cruzados. CC dice que si el PSOE hace un acuerdo con Podemos, aunque sea solo programático, ellos votan no a Pedro Sánchez. Pero sin Podemos no hay investidura posible.

Los independentistas catalanes, aparentemente, no entran en ningún juego. Pero si las cosas siguen así, su abstención será imprescindible. Si no cuaja la solución navarra y Coalición Canaria sigue en el no, Sánchez tiene 173 síes potenciales frente a 174 noes posibles de PP, Cs, Vox, UPN, ERC, JxCat y Bildu. Los tres diputados presos de JxCat no renunciarán a su escaño y en la práctica funcionarán como abstenciones. Pero no bastan. Incluso aunque Oriol Junqueras, elegido eurodiputado, no dejara su escaño finalmente, habría un 173-173 y Sánchez tampoco sería investido.

El socialista podría lograr la investidura con la abstención de los cuatro diputados de Bildu, un escenario que horroriza a La Moncloa, o con la abstención de ERC o JxCat, algo que también están intentando evitar los estrategas de Sánchez. Por eso insisten en presionar a Ciudadanos y PP para que se abstengan y eviten que el Gobierno dependa de un voto independentista. Sánchez ha dejado pasar el tiempo para que suba la presión social y mediática, pero algunos en el PSOE y Unidas Podemos empiezan a temer el riesgo de estirar demasiado esa cuerda. Ana Oramas, la portavoz de Coalición Canaria, planteó un escenario del que solo se habla con discreción en círculos políticos: podría haber una investidura fallida, como en 2016, que lanzara toda la presión sobre PP y Ciudadanos en una segunda ronda, después del verano. En 2016 esa estrategia acabó con la abstención del PSOE y la destitución de Pedro Sánchez y su “no es no”.

Antes de llegar a la repetición de elecciones, un escenario que nadie contempla de forma realista, pueden pasar muchas cosas. “Si se repiten elecciones será por Sánchez y sus socios, no podemos hacerle el trabajo desde la oposición”, dijo Rivera, curándose en salud.

Esta semana empieza el juego de verdad. El martes, cuando se constituya la Asamblea de Madrid, se verá si PP, Cs y Vox han llegado a un acuerdo que marcará todos los demás pactos o dejan que sea el PSOE quien presida este órgano clave. Ese mismo día se reúne Sánchez con Pablo Iglesias, Pablo Casado y Albert Rivera. Y el sábado se ponen a prueba los bloques porque se deciden todos los ayuntamientos el mismo día. A partir de ahí todo irá en cadena. Los negociadores dicen que ya está todo bastante claro. Pero las sorpresas se han convertido en la norma de una política fragmentada e imprevisible.

Con información de Juan José Mateo, Pedro Gorospe y Patricia Ortega Dolz.

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