Sánchez prioriza a Podemos en su ronda pero mira a Ciudadanos y PP
El presidente en funciones presiona a la derecha para que se abstenga y facilite una investidura que va para largo
La negociación para la investidura ya tiene fecha de arranque: empezará con una ronda en el Congreso el martes 11 de junio, más de un mes y medio después de las elecciones. Pedro Sánchez ha invertido esta vez la ronda que hizo en mayo: irá primero Unidas Podemos, después el PP y por último, Ciudadanos. El presidente da prioridad así a Pablo Iglesias, pero también presiona al PP y en especial a Ciudadanos para que se abstengan y faciliten una investidura que va para largo.
Todos los dirigentes consultados empiezan a asumir que la negociación se va a alargar y la investidura se retrasará más de lo previsto. De hecho, es posible que antes se constituyan Gobiernos autónomos, habiendo celebrado las elecciones un mes más tarde, y es seguro que lo harán los Ayuntamientos, los únicos que tienen una fecha fija: el 15 de junio. Primero se habló de una investidura a finales de junio, después de la primera semana de julio, más tarde de la segunda y ahora ya se plantea que podría ser incluso más adelante. Pero al menos ya hay una primera ronda de negociación.
La ministra portavoz, Isabel Celáa, aseguró que el Gobierno, que lleva mes y medio en funciones y por tanto con una actividad mínima y sin poder llevar adelante proyectos de calado, quiere una investidura “cuanto antes” y responsabilizó a los otros tres grandes grupos, Unidas Podemos, PP y Ciudadanos, de un posible retraso.
Pero lo cierto es que hasta ahora, desde la ronda que hizo en mayo, cuando PP y Ciudadanos le dijeron claramente que votarán “no” en su investidura y Unidas Podemos le pidió entrar en el Gobierno para darle su apoyo, Sánchez no se ha movido para buscar la mayoría que necesita. Ahora, después de que el Rey le hiciera el encargo de intentarlo, Sánchez ha arrancado al fin y ha citado a los tres líderes el mismo día. Con los grupos pequeños negociarán los dirigentes clave del núcleo duro del sanchismo. Los números solo salen ahora mismo con la compleja operación en Navarra, que muchos en el PSOE no ven clara por los costes que tiene, tanto internos como con el PNV. Si no sale, Sánchez depende de los independentistas, algo que quiere evitar.
Por eso el presidente quiere trasladar toda la presión al PP y Ciudadanos para que se abstengan y faciliten el Gobierno sin necesidad de acudir a las abstenciones de UPN, ERC, JxCat o Bildu. Eso también rebajaría la fuerza negociadora de Pablo Iglesias. Celáa insistió en que el Ejecutivo quiere “abrir el abanico” y hacer responsables también al PP y a Ciudadanos de las dificultades de la investidura.
El escenario de 2016, en el que hubo investiduras fallidas, repetición de elecciones y luego una abstención del PSOE in extremis —con previa destitución de Sánchez— parece difícil, porque ahora los números son más fáciles y solo los socialistas están en condiciones de gobernar, pero el pulso entre Sánchez e Iglesias será muy duro y puede retrasarlo todo mientras crece la presión sobre Ciudadanos y el PP para que hagan como el PSOE en 2016 y faciliten la investidura. El escenario de una investidura fallida en julio y otra ya con toda la presión para evitar elecciones en septiembre empieza a contemplarse, aunque nadie parece de momento interesado en llegar tan lejos.
Mientras, Unidas Podemos eleva el tono ante la estrategia de Sánchez de demorar la negociación. “España no quiere egoísmo, individualismo y autosuficiencia”, dijo ayer Irene Montero, portavoz en el Congreso del grupo confederal. “No es buena receta que el PSOE decida emprender ese camino”. La dirigente, como hace su partido desde el pasado 28-A, reclama una coalición progresista con los socialistas para “garantizar la estabilidad” en el país.
La formación de Pablo Iglesias muestra su malestar desde hace varios días. La línea de comunicación directa entre el presidente en funciones y el secretario general lleva dos semanas parada. “A los políticos nos pagan el sueldo los ciudadanos para que trabajemos”, dijo Iglesias en La Sexta. El dirigente recordó a Sánchez que aunque “negociar y hacer llamadas es tedioso” ya hay dirigentes del PSOE que trabajan por pactar coaliciones similares a las que Unidas Podemos propone. El ejemplo siempre es el mismo: la Comunidad Valenciana donde Ximo Puig ha aceptado incluir a Podemos en un Ejecutivo en el que también estará Compromís.
“La ciudadanía quiere que diferentes actores nos pongamos de acuerdo para proteger el bien común”, ha defendido Montero que asume que existe una mayoría social que defiende su propuesta de Gobierno de coalición. Ni Iglesias ni Montero quisieron valorar que Sánchez les coloque en la ronda el mismo día que PP y Ciudadanos. Ellos creen que deben seguir siendo el socio preferente del Gobierno.
Iglesias teme que el PSOE se vaya con Rivera
En la estrategia de Unidas Podemos se mantiene la idea de que Pedro Sánchez baraja la posibilidad de pactar con Ciudadanos o apostar por cuatro años de Gobierno buscando alianzas a derecha e izquierda del Congreso. “Si Pedro Sánchez tiene otra propuesta a la de un Gobierno de coalición, no me cabe duda de que trabajará para ello si quiere otra alternativa”, aseguró Irene Montero, que recurrió a las palabras de Carmen Calvo del pasado jueves y a las del propio presidente en funciones tras la ronda de contactos con el Rey.
Ambos insistieron en que Unidas Podemos, Ciudadanos y el PP deben replantearse sus posiciones. “En política tenemos que ser modestos. El PSOE sin nosotros suma menos”, insistió Iglesias en La Sexta.
Desde el 28-A, la dirección de Podemos augura un final de negociación duro, y sigue sin hablar de nombres para ese posible Gobierno de coalición. “No toca hablar de nombres. La negociación está en un estado muy inicial”, ha defendido Montero que mantiene que no habrá líneas rojas en el diálogo con el PSOE. “Es raro e impertinente tener una política de vetos en esta época”, dijo en referencia a la entrada de Iglesias en ese Gobierno, el asunto más complejo de la negociación.
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