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El Rey aboga por reformar la UE para combatir el populismo

El monarca ha pedido a la Unión Europea que responda a las demandas y aspiraciones de esa parte de la población que se siente excluida

El rey Felipe asiste a la entrega del premio Carlomagno en Aquisgran.
El rey Felipe asiste a la entrega del premio Carlomagno en Aquisgran.Henning Kaiser

El Rey Felipe VI ha abogado este jueves en Aquisgrán (Alemania) por reformar las instituciones europeas para responder a las preocupaciones y demandas de los ciudadanos que se han sentido abandonados, en particular, durante la última crisis económica. "No debemos ignorar a quienes tienen esos sentimientos", ha advertido el monarca durante la entrega del prestigioso premio Carlomagno al portugués António Guterres, secretario general de Naciones Unidas.

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El monarca ha pedido a la Unión Europea que responda a las demandas y aspiraciones de esa parte de la población que se siente excluida. Y ha defendido que “debemos reformar las instituciones europeas para hacerlas más efectivas y aplicar las lecciones aprendidas durante la reciente crisis”.

Felipe VI ha sido el encargado de pronunciar la laudatio al portugués en una jornada que se ha teñido de iberismo el Salón de la Coronación del antiguo palacio imperial y actual ayuntamiento de Aquisgrán, la ciudad natal de Carlomagno.

La ceremonia ha estado también marcada por rotundos mensajes a favor de la Unión Europea como baluarte mundial de unos valores de libertad, democracia y respeto al Estado de derecho amenazados o cuestionados en el planeta. Y de alarmantes referencias a "un desorden geopolítico con desafíos sin precedentes (...) que suponen un riesgo de confrontación", según ha advertido el galardonado.

El discurso del monarca español ha hecho hincapié en las amenazas que afronta la integración europea, tanto por parte de los internacionalistas, que la consideran obsoleta y demasiado cerrada en sí misma, como por los nacionalistas que desean un repliegue "por temor ante la incertidumbre del presente y del futuro".

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Los primeros, según el Rey, “se han equivocado de siglo y de tarea” y “contemplan un mundo que no es el del futuro, sino el del pasado”. La consecuencia más reciente de tan grave error de perspectiva ha sido el fiasco del Brexit en Reino Unido.

Felipe VI se ha mostrado, en cierto modo, más comprensivo con quienes “renuncian al sueño supranacional europeo no para abrirse al mundo sino para darle la espalda”. El monarca lo atribuye al “miedo ante la incertidumbre del presente y del pasado”. Y ha advertido a la audiencia, entre la que se encontraban varios dirigentes nacionales de la UE y el presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, que “sería un error infravalorar o ignorar ese temor porque es una fuerza poderosa”.

La advertencia llega solo cuatro días después de las elecciones al Parlamento Europeo, donde las fuerzas eurófobas o ultraderechistas han logrado la victoria en países como Francia, Reino Unido, Italia o Polonia. Y aunque su avance ha sido menor de lo esperado a nivel continental, el grito de protesta ha resonado con fuerza en casi todos los socios.

El Rey ha señalado que “las instituciones europeas, de la que se [esa parte de la población] se siente actualmente excluida, deben responder a sus preocupaciones y ayudar a satisfacer sus aspiraciones”.

Guterres también se ha mostrado exigente hacia Bruselas y ha reclamado una mayor beligerancia para defender los valores democráticos, el modelo social y el sistema de gobernanza mundial que se establecieron a partir de Occidente en el siglo XX. “Por muchas razones, y quizás con un toque de saudade, desearía que Europa defendiese de manera más decisiva la agenda multilateral”, ha indicado el portugués, en aparente alusión a la falta de liderazgo en las principales capitales europeas. “Como secretario General de Naciones Unidad, nunca he sentido tan claramente la necesidad de una Europa fuerte y unida”.

Al igual que el Rey español, el exprimer ministro portugués ha señalado que “lo que debilita el proyecto europeo tiene mucho que ver con que los pueblos de Europa no se sienten propietarios del mismo”. Guterres ha lamentado la falta de comunicación entre las instituciones europeas y la sociedad civil, “sustituida a menudo por un sistema de toma de decisones despersonalizado y basado en normas y expertos”.

“Ha llegado el momento de restaurar la confianza”, ha pedido Guterres antes de convertirse en el primer portugués que recibe el premio Carlomagno. La ceremonia reconoce anualmente, desde 1950. a los europeos de mayor renombre continental y mundial. Y por un día, la pequeña localidad de Aquisgrán se convierte en la capital política e institucional de toda Europa.

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