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Propuestas originales

La campaña ha dejado algunas perlas, como la idea de crear una isla artificial en Barcelona emulando a Dubai

Francesc Valls
Karl Jacobi (izquierda) y Álvaro de Marichalar, candidatos de Fuerza Ciudadana, ayer en Barcelona.
Karl Jacobi (izquierda) y Álvaro de Marichalar, candidatos de Fuerza Ciudadana, ayer en Barcelona.JUAN BARBOSA

La campaña languidece en medio de la tensión política entre derecha e izquierda, independentistas catalanes y patriotas españoles. Sobresaltos aparte, todo sigue el ritmo habitual. Algunos Ayuntamientos cumplen tarde y mal sus compromisos electorales, incluso los más sencillos. Así el gobierno local de Logroño (PP) en su último pleno ha aprobado cambiar los nombres franquistas de dos de las seis calles que aun conservan denominaciones de prohombres de la dictadura: General Sanjurjo pasa a ser San Juan Pablo II y el arquitecto municipal Javier Martínez Laorden toma el relevo al requeté local Antonio Sagastuy. Aún quedan cuatro por cambiar y la Ley de Memoria Histórica obliga.

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En esta campaña que concluye hay que rescatar algunas perlas que brillan con luz propia. Sin duda, la candidata de las fuerzas mayoritarias más generosa con el muestrario ha sido la cabeza de lista popular a la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso. Habrá que ver qué sucede con los carnés de familia numerosa que incluyan al no nacido que no nazca o cómo se gestiona la recuperación de esa seña de identidad de los atascos que la alcaldesa Carmena ha echado a perder, vetando la circulación por el centro de la ciudad, según la candidata popular.

Pero la palma se la lleva Karl Jacobi, empresario alemán que en marzo de 2018 abroncó y pidió prisión para el presidente del Parlament, Roger Torrent (ERC), en el selecto Círculo Ecuestre de Barcelona. Ayer, en compañía de Álvaro de Marichalar, sacó lustre a su propuesta de crear 300.000 pisos en una isla artificial gigante, que, frente a la costa de la capital catalana, haría visible desde el espacio la silueta que dibuja la palabra Barcelona.

Ya no se trata de construir vivienda social, de generar puestos de trabajo, de rebajar sustancialmente la contaminación o de evitar desahucios. Lo que la situación requiere es restablecer el orden y la justicia. Así lo ve Jacobi, quien acompañado del último de su candidatura, Marichalar, presentó su Fuerza Ciudadana. Son un “grupo de valientes” que pretenden hacer política como gestionan sus negocios, aun a riesgo de su propia vida, pues Jacobi —que lleva 30 años en Cataluña— ha recibido 12 amenazas de muerte, asegura. El empresario germano expuso la parte más pragmática de su programa, mientras que Marichalar abundó en el análisis político. Llamó a los independentistas “gentuza golpista y abyecta”, aunque “son nuestros compatriotas” y hay que educarlos con “paciencia cristiana”. “Han convertido la soberanía nacional en un circo” y todo ello se debe a que el procés “es una cortina de humo para ocultar información que compromete, la corrupción”, una situación “que hace 40 años que dura, desde la Transición”. En la presentación y después de las intervenciones de cualquiera de los dos candidatos, una audiencia de muchos seguidores y algunos periodistas aplaudía con entusiasmo.

A pesar de los análisis políticos de Álvaro de Marichalar, que se dedica a “intermediación inmobiliaria”, y del énfasis emprendedor de Jacobi, faltó algo. La puesta de largo de esta candidatura perdió mucho fuelle al no aparecer ante la prensa Victoria Álvarez, antigua novia de Jordi Pujol Ferrusola, quien ya en 2013 fue la primera en hablar de la corrupción de la familia del ex presidente de la Generalitat. Fue en la célebre grabación del restaurante La Camarga, donde almorzó con Alicia Sánchez Camacho, entonces líder del PP catalán. El caso es que hace unos meses Jacobi compareció junto a la ex novia del mayor de los hijos de Pujol y aseguró que Vicky figuraría en los primeros puestos de la lista. Pero su nombre no está en ninguno de los 41 puestos de aspirante a concejal, ni siquiera entre los de los suplentes.

Claro que, menos el cabeza de lista, en la formación de Jacobi todo ha cambiado. Por ejemplo, primero se llamaba Nosotros, un partido creado por un concejal expulsado del PP por llamar “vaga” y “descerebrada” a la alcaldesa Ada Colau. No es que hubiera discrepancias conceptuales con Jacobi, pues para él la alcaldesa de Barcelona es una “arpía tóxica”, pero ya ha desaparecido. Algo debió pasar para acabar siendo Fuerza Ciudadana. Incluso los más íntegros acaban consumidos por nimiedades intestinas.

Problemas pequeños al margen, lo realmente revolucionario de la candidatura es esa voluntad de emular a Dubai con las islas artificiales. En ese emirato hay problemas para el mantenimiento de esas superficies pensadas para ricos, pero en Barcelona Jacobi dice que la macro-isla, a “ser posible, será sostenible, autosuficiente, ecológica, social y atractiva para la ciudadanía de todas las edades y todas las clases sociales”. El empresario asegura contar con el aval de un “promotor de viviendas” para ese desafío ineludible, porque en el año 2050 el 70% de los habitantes del planeta vivirá en grandes ciudades según la ONU y Barcelona “debe estar preparada para ese reto demográfico”. Medidas valientes para tiempos difíciles.

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