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El veto a Iceta indigna al Gobierno y dispara la tensión con ERC

El PSOE ha iniciado una nueva etapa en la que quiere depender lo mínimo posible de los independentistas

El líder del PSC, el pasado martes en el Parlament.Foto: atlas | Vídeo: Europa Press (DAVID ZORRAKINO)

No fue casual que la noche electoral, en el despacho de Pedro Sánchez, sus personas de máxima confianza gritaran “¡Uno más, uno más!”. El PSOE ha iniciado una nueva etapa en la que quiere depender lo mínimo posible de los independentistas, y ese escaño más le habría dado los 176 que requería para no necesitar siquiera la abstención de ERC en la investidura. El veto a Miquel Iceta como senador, que le impedirá ser presidente de la Cámara Alta, ha indignado al Gobierno, dispara la tensión con ERC, al que suponían más pragmático, y refuerza a los más pesimistas. El temor ahora es que busquen bloquear la investidura.

Cuando Pedro Sánchez llamó a Miquel Iceta para proponerle que fuera presidente del Senado, el catalán aceptó encantado pero le explicó al presidente que los independentistas no lo iban a acoger con tanto entusiasmo y que podían vetarle. A Sánchez le parecía implanteable que ERC rompiera una tradición que se mantiene en todos los parlamentos autonómicos no solo para los senadores sino para muchos cargos de designación en organismos clave de todo tipo. El peor escenario posible ha llegado y en el Gobierno y el PSOE se ha instalado una profunda indignación que se reflejó en las palabras de Sánchez en un mitin en San Sebastián: “No es un veto a Iceta, es un veto a la convivencia, al diálogo, al entendimiento: tienen miedo a las soluciones”, informa Mikel Ormazábal.

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Aún así, Sánchez prefirió no dar por roto el diálogo. “Por mucho veto que pongan no van a poder con las ansias del pueblo catalán por la concordia y la convivencia. Esta legislatura va a ser la de la convivencia por mucho que le pese a las tres derechas y al independentismo”, clamó.

ERC ha vuelto a descolocar a los que, dentro del Gobierno y el PSOE, apuestan con más fuerza por la vía dialogada. En teoría son los pragmáticos del independentismo, y así se analiza siempre en el Ejecutivo. Pero cuando llegan los momentos clave —la declaración de independencia, la presentación de una enmienda a la totalidad de los presupuestos, y ahora el veto a Iceta— son los que apuestan primero por la vía más dura y arrastran con ellos al grupo de Carles Puigdemont.

En pocas semanas llegará otro de esos momentos clave, la votación de investidura, donde el Ejecutivo esperaba contar al menos con la abstención de ERC. Este último movimiento hace sospechar a algunos de que los independentistas intenten bloquear la votación. Otros dirigentes consultados confían en que este golpe de Iceta sea la enésima prueba de la tensión interna del independentismo, que vive momentos muy duros en pleno juicio del procés y con sus principales dirigentes encarcelados o huidos, y esta pelea sirva incluso como preparación para la abstención en la investidura. El PSOE trabaja para depender lo mínimo posible de ERC, y por eso tampoco tiene previsto cederle un puesto en la Mesa del Congreso, como se especuló en algún momento, porque como suele decir el presidente “no son de fiar”. En cualquier caso estos dirigentes creen que la situación cambiará cuando acabe la campaña y se plantee un horizonte de varios años sin elecciones en casi toda España, aunque en Cataluña podrían adelantarse al otoño.

Esa indignación del Gobierno con ERC —de la formación de Puigdemont no se espera ningún gesto— se amplía a Ciudadanos, que en vez de ayudar al nombramiento de Iceta lo complica al apostar por la abstención y no por el voto a favor.

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Aunque hasta el momento de la votación final podría haber un giro, el no de ERC a Iceta no parece tener vuelta atrás. El presidente del grupo parlamentario de esta fuerza, Sergi Sabrià, lo justificó por la “falta de respeto” del PSOE hacia los catalanes y las “instituciones catalanas”. “El no es inevitable. Estamos por el diálogo, pero así no se hacen las cosas. Tienen que dejar de lado el márketing electoral”, aseguró. Sabrià se mostró disgustado con Sánchez por haber propuesto a Iceta sin tener en cuenta al Parlament.

A las críticas del PSOE se sumaron las del PNV. Los nacionalistas vascos han optado por una relación muy diferente con el Gobierno: el presidente de esta formación, Andoni Ortuzar, expresó su deseo de que se reconsidere el rechazo a Iceta, porque, en su opinión, “Iceta puede hacer olvidar el Senado del 155” para poner en marcha una Cámara alta “del acuerdo, el diálogo y la reconciliación”. Esto es lo que más descoloca al PSOE: que Iceta, criticado precisamente por apostar por los indultos a los líderes independentistas procesados y defender el diálogo a toda costa, sea vetado en el Parlament. Los independentistas no tuvieron problemas para votar a favor de la designación de senadores como Xavier Garcia Albiol (PP) o Lorena Roldán (Ciudadanos). La propuesta de que Iceta sea presidente del Senado, y el clima electoral por las municipales, han decantado esta vez la decisión hacia el veto.

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