Las condenas por conducir borracho o drogado se disparan un 10% en un año
Las sentencias por delitos contra la seguridad vial representan el 34% de todas las impuestas en España
La magnitud del problema del consumo de alcohol y estupefacientes entre automovilistas se evidencia en la última memoria de la Fiscalía General del Estado. Los tribunales dictaron 56.173 condenas en 2018 a personas que se pusieron al volante borrachas o drogadas. Esa cifra supone el 21% de todas las resoluciones emitidas por los jueces por cualquier tipo de delito e implica, además, una subida del 10% respecto al año anterior. Todo ello, en un país donde más del 40% de los conductores muertos en accidente habían bebido o tomado drogas.
Pese a que Stevie Wonder irrumpió hace ya 35 años en las televisiones españolascon el mensaje de "si bebes no conduzcas", miles de automovilistas siguen haciendo oídos sordos a la ley y a las recomendaciones de la DGT. Según los datos de un avance estadístico de la memoria de la Fiscalía General del Estado, en solo un año, se ha producido un aumento del 10% de las condenas dictadas contra personas que se pusieron al volante ebrias o drogadas. En total, estas sentencias han subido hasta las 56.173 en 2018, frente a las 51.085 que se dictaron durante el ejercicio anterior.
El actual director de Tráfico, Pere Navarro, ha descartado endurecer las sanciones a los conductores infractores —"No tengo claro que la solución sea subir las penas. En algún momento es posible que haya que hacerlo, pero no somos partidarios", dijo el pasado verano—, pero ha calificado de "prioridad" el aumento de los controles en las carreteras para evitar que "haya una sensación de impunidad" y que se "banalice" el consumo de estas sustancias.
Un aumento de la vigilancia que llegaría después de los profundos recortes impulsados por el Gobierno de Mariano Rajoy (PP). El Ejecutivo popular redujo un 20% los controles de alcoholemia. La Agrupación de Tráfico de la Guardia Civil hizo más de 6,4 millones de pruebas a conductores en 2013. En 2016, apenas fueron 5,07 millones —un dato que se elevó ligeramente hasta los 5,18 millones en 2017—.
"En materia de alcohol, a diferencia del caso de otras drogas, el crecimiento de las pruebas de control preventivo no tiene fundamento de resultar eficiente una vez alcanzados los objetivos de conocimiento y sensibilización de la población general de conductores", se justificaba entonces el Ministerio del Interior dirigido por Juan Ignacio Zoido, pese a que la Fiscalía llevaba años alertando de la posible relación entre la reducción de este tipo de pruebas y la caída de los procedimientos sancionadores.
Además, el desplome de los controles de alcoholemia se produjo al mismo tiempo que disminuía en 800 agentes la plantilla de la Guardia Civil que vigila las vías. Navarro anunció el pasado septiembre que se iban a incorporar a la Agrupación de Tráfico un total de 250 nuevos efectivos en octubre y otros 400 en 2019.
Sentencias por ir sin carné
Las sentencias por conducir borracho o drogado son las más numerosas, pero no las únicas dentro de las dictadas por delitos contra la seguridad vial. Según esta última memoria de la Fiscalía General del Estado, los tribunales españoles también condenaron en 2018 a 28.868 automovilistas por ir sin carné; a 2.797 por negarse a someterse a una prueba de alcohol o de drogas; a 872 por conducir de forma temeraria; a 450 por exceso de velocidad; a 60 por conducir con "manifiesto desprecio por la vida" de los demás —un precepto que incluye, por ejemplo, a los automovilistas suicidas—; y a otros 44 por poner en riesgo la circulación de otra forma.
En total, por violar las normas de seguridad vial, los jueces condenaron en 2018 a 89.264 personas, lo que supone el 34% de todas las resoluciones dictadas por cualquier tipo de delito. E implica un aumento del 8,9% respecto a 2017, cuando fueron 81.951 personas. Eso sí, este dato aún permanece por debajo de las 92.682 sentencias firmadas en 2014.
Este alza de las condenas en 2018 coincide con un descenso de las víctimas mortales: 1.180 personas se dejaron la vida en las carreteras el pasado año, frente a las 1.198 de 2017, según los datos provisionales de la DGT. Una bajada mínima, pero que ha abierto la puerta a un cambio de tendencia tras dos años al alza y un estancamiento previo.
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