Sánchez se vuelca en los 800.000 indecisos entre él y Rivera

La federación asturiana no es la mayor del PSOE. Si fuera por su número de militantes, alrededor de 7.500, sería una más del socialismo español. Tampoco hay muchos escaños en juego en el Principado: los socialistas estiman que pueden ganar uno y pasar de dos a tres. Sin embargo, la fortísima carga ideológica que caracteriza a sus mítines y la movilización que siempre arrastra, incluso a actos en otras comunidades, la convierten en una especie de guardiana de las esencias del partido en el Gobierno. De referente moral. “Somos movimiento obrero”, resumen en la dirección.

Estos y otros condicionantes influyeron en que Pedro Sánchez celebrase este miércoles en Gijón, ante más de 3.000 personas, su mitin más multitudinario a dos días para el final de la campaña. “No basta con ganar las elecciones, tenemos que ganar bien”, instó por enésima vez a concentrar el voto. Para ello se volcará lo que resta de campaña en los 800.000 indecisos entre el PSOE y Ciudadanos, del que reprochó que “tiene más opiniones que días tiene el año”. Como fondo Sánchez estrenó la última idea fuerza socialista, que lleva por lema “Estamos muy cerca” y que ya se empleó en Ferraz cuando el presidente del Gobierno trasladó su optimismo a más de un centenar de militantes el martes tras el debate en Atresmedia.

“La abstención es la cuarta derecha de estas elecciones. El día 29 no habrá derecho de devolución, ni de reclamación ni valdrá salir a las calles a manifestarse”, advirtió la vicesecretaria general del PSOE, Adriana Lastra. “Sed conscientes del valor de esta papeleta”, intervino Adrián Barbón, candidato en las autonómicas en otra llamada a la movilización. “Esta papeleta, la del PSOE, es nuestra fuerza. No tenemos otra”, reiteró mostrando una a los congregados en el Palacio de Congresos Feria de Muestras.

Al éxito de convocatoria contribuyó también el SOMA, el sindicato minero, que mantiene una estrecha relación con el PSOE y sigue siendo muy influyente pese al declive del carbón y el limbo en el que se encuentra el Principado en la transición a otro modelo productivo. Sin olvidar que en las primarias la militancia de Asturias, espoleada por Lastra y Luisa Carcedo, ministra de Sanidad, se volcó con Sánchez precisamente cuando Javier Fernández dirigió la gestora que dirigió al partido en su última gran crisis. La ausencia del presidente regional fue la más destacada.