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Casado se la juega solo

El líder del PP se desplegará por las provincias que reparten más escaños sin contar con otros dirigentes de peso

El candidato del PP a la Presidencia del Gobierno, Pablo Casado, y el candidato del PP a la Presidencia de la Junta de Castilla y León, Alfonso Fernández Mañueco (i), en un mitin de este sábado en Salamanca.Foto: atlas | Vídeo: J.M. GARCÍA (EFE)
Javier Casqueiro

Los más modernos del equipo de Pablo Casado, las llaman “campañas racimo”. Para justificar que el líder siga su camino electoral por España solo, sin compartir ni competir en los escenarios con otros dirigentes, ni siquiera con los más relevantes o conocidos, sean estos expresidentes del Gobierno, presidentes autonómicos en ejercicio o vicesecretarios nacionales del partido. En el PP, además, tampoco hay a propósito un número dos claro. “Habrá varias caravanas para ser más efectivos y cubrir más territorio”, ilustran los estrategas del líder. Como descubridor del invento de las campañas racimo se reconoce al gallego Alberto Núñez Feijóo que, en otoño de 2012, vio las orejas al lobo ante sus elecciones autonómicas pocos meses después de la llegada de Mariano Rajoy a La Moncloa y de Cristóbal Montoro a Hacienda con los traumáticos recortes y las nunca prometidas subidas de impuestos.

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Feijóo se presentó entonces solo ante los focos: suspendió una convención municipal del partido en su territorio, se desmarcó de las medidas más dolorosas, obvió el tradicional logo de la gaviota o el chamán del PP y depuró al máximo las visitas de otros dirigentes nacionales en Galicia, a los que además mandó por otros derroteros galaicos para evitar fotos conjuntas. Fue un modelo que le dio resultado y que se copió a sí mismo más tarde, en posteriores citas con las urnas, con el resultado de varias mayorías absolutas cuyo mérito se atribuyó en exclusiva.

En el PP de Casado sostienen que Juan Manuel Moreno, el candidato popular para Andalucía, y hoy presidente de la Junta, ya imitó esa idea con éxito y de hecho en esos recientes comicios andaluces se desplegaron hasta cuatro caravanas populares. Casado y Moreno cumplían sus propias rutas sin verse. El presidente popular llegó a aparecer en seis actos algunos días.

Ahora habrá un convoy principal con Casado y los medios de comunicación nacionales, y luego varios más, que discurrirán por su cuenta y en paralelo, sin cruzarse: el de Aznar (al que están pidiendo cada vez en más territorios y tiene actos previstos en Cataluña, la Comunidad Valenciana, Murcia, Andalucía y Castilla y León); los de otros dirigentes nacionales y los de algunos presidentes autonómicos.

Mariano Rajoy se dejará ver para apoyar a amigos candidatos por Galicia. Todas esas excursiones se pretenden coordinar desde la sede central en Génova 13, pero algunas organizaciones están programando a su gusto.

La expedición de Casado recorrerá todas las autonomías, 21 provincias y 15.000 kilómetros, pero esta vez bien asfaltados. Se acabó el campo, las vacas, los tomates, los tractores y la España vaciada, que ya ha visitado en su larga precampaña que comenzó nada más ser elegido en el congreso del partido en julio. Habrá excepciones. Ahora se va a jugar la mayor en las capitales más pobladas: Madrid, Barcelona, Valencia, Sevilla, Alicante, Málaga, Murcia, Zaragoza... Esas ocho provincias reparten 136 de los 350 escaños.

En el PP, y en casi todos los partidos, ya apenas creen en los grandes mítines, que son ahora muy excepcionales. Ni plazas de toros ni campos de fútbol ni casi pabellones. El candidato prefiere los actos sectoriales más concretos, para desgranar el programa por sectores y grupos. Le gustan las visitas a empresas, fábricas o asociaciones de todo tipo de colectivos profesionales. Y le agrada presentarse ante las pantallas, a la hora de hablar, sobre una tarima pequeña, al aire libre y con un fondo paisajístico espectacular: desde un paseo marítimo, el Parador de San Marcos, en León, o la Alhambra.

En el calendario de trabajo de Casado hay dos huecos simbólicos y significativos. Los dos martes reservados para los debates aún sin confirmar (el supuesto cara a cara de Mediaset el 16 de abril y el duelo a cinco en Atresmedia el 23) y la Semana Santa. Sobre los debates, aún están por resolver las negociaciones públicas y privadas entre los partidos y las televisiones, pero el PP no se quiere imaginar renunciando a esa oportunidad que el PSOE ahora no ve tan prioritaria para los intereses de Pedro Sánchez. Se están haciendo de rogar y apurarán al máximo. Si no hubiera combate dialéctico entre los aspirantes a la presidencia, el PP tendría que resolver su problema interno con la carencia de un número dos claro y potente. En el entorno de Casado sí resuelven que ese hueco no lo ocupa el actual número dos por Madrid, Adolfo Suárez Illana, como era tradición. Ya se verá.

En Semana Santa, Casado no quiere ni librar ni enturbiar las sagradas tradiciones. El jueves y viernes santo estará en Sevilla, Málaga, Granada y Lorca (Murcia) pero sin actividad oficial. Habrá imágenes y manifestaciones facilitadas por el partido para dejar constancia de su presencia y respaldo en varias procesiones pero de forma más discreta, sin decenas de cámaras, micrófonos y periodistas tras su estela.

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Sobre la firma

Javier Casqueiro
Es corresponsal político de EL PAÍS, donde lleva más de 30 años especializado en este tipo de información con distintas responsabilidades. Fue corresponsal diplomático, vivió en Washington y Rabat, se encargó del área Nacional en Cuatro y CNN+. Y en la prehistoria trabajó seis años en La Voz de Galicia. Colabora en tertulias de radio y televisión.

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