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Un jubilado alemán cuenta el 1 de octubre

Observadores y 'mossos' chocan en su relato sobre la violencia que vivió Cataluña en vísperas del referéndum

Bernhard von Grünberg (izquierda) y su intérprete, durante su comparecencia en el Tribunal Supremo. En vídeo, Diplocat asumió el coste de los observadores internacionales según el testimonio de un miembro del equipo.Foto: atlas | Vídeo: EFE | ATLAS

No hay paz para las defensas. Ni siquiera cuando son ellas las que proponen a los testigos. La mañana del miércoles se abre con la visita de un jubilado alemán, llamado Bernhard von Grünberg, al que el abogado de Jordi Cuixart ha propuesto como testigo para que cuente otra vez, pero ahora en alemán, qué pasó en algunos colegios electorales el 1 de octubre. La cuestión es tediosa, no solo porque la historia ya la sabe todo el mundo o porque, al necesitarse intérprete, la declaración se hace eterna. También lo es porque el retrato que hace de sí mismo el supuesto observador internacional es el de un jubilado auténtico, salvo que en vez de irse a ver las obras del barrio o a Benidorm con el Imserso, decide viajar a Cataluña a sentir la adrenalina de la independencia. El tal Von Grünberg fue en el pasado parlamentario regional en Alemania y hasta dice que conoció a Willy Brandt, pero por lo demás es un jubilado animoso de 73 años que busca cuando puede una fotografía con Puigdemont.

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–¿Y vio usted en los colegios la presencia de Mossos d’Esquadra? –le pregunta la abogada del Estado Rosa María Seoane.

–No distingo los cuerpos de policía española –responde el testigo alemán– porque no conozco su nomenclatura de colores, y además tengo 73 años y se ve mermada mi capacidad de memoria…

De lo que sí se acuerda Von Grünberg, y lo repite varias veces, es de que se pagó el viaje él mismo, a tocateja, para demostrar su independencia. Eso sí, aprovechó el viaje para sus asuntillos, que tienen que ver con una asociación alemana de arrendatarios y con la ayuda a los refugiados.

La siguiente testigo se llama Helena Catt, y ella no iba por libre. La neozelandesa fue la encargada de liderar a la docena de observadores internacionales que, a instancias de Diplocat, dejaron claro, por el módico precio de 115.000 euros –según la fiscalía–, que el camino a la independencia fue “un proceso democrático pacífico”. La señora Catt, interrogada con ahínco por la fiscal Consuelo Madrigal, admite que recibió un sueldo de 8.000 euros de Diplocat, aunque tampoco mucho más por culpa, ella también, de su mala memoria. Tan mala que ni se acuerda de los sucesos del 20 de septiembre porque, según dice, casi todo el tiempo de estancia en Barcelona se lo pasó dentro de su despacho.

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Y así iba transcurriendo el día cuando, para cerrar la jornada, les toca el turno de declarar a un guardia civil y a dos agentes de los Mossos d’Esquadra. Y estos dos últimos, para disgusto grande de los abogados de la defensa, no recuerdan aquellas jornadas con la emoción pacifista que sintió el jubilado. Muy al contrario.

Un agente de seguridad ciudadana de la policía autonómica relata un clima de gran violencia el 20-S en Sabadell: “Por las redes sociales se anuncia el registro y el volumen de personas pasa enseguida de unas 70 a 700. Sobre las 12 de la mañana se produce el momento más conflictivo. Parte de la masa tiene actitud de resistencia pasiva, sentada en el suelo, pero otra parte, unas 70 personas, tiene una actitud muy agresiva y violenta hacia los Mossos y la Guardia Civil. Desde muy pronto vimos que el volumen de personas va in crescendo de manera rápida y de que parte de la masa tenía una actitud violenta hacia la policía. Insultos cuando menos: patadas, puñetazos, empujones, sobre todo en la parte inferior. Uno arremetió con un casco contra los agentes...”.

Fue una pena, porque el jubilado alemán ya se había ido y no escuchó el testimonio del mosso ni la bronca que le echó el abogado Jordi Pina:

—Usted habla de una actitud agresiva y solo le lastimaron un dedo...

El bueno de Von Grünberg habría tenido la oportunidad de rescatar el informe inmaculado que tiene colgado en Facebook para añadirle un poco más de color. Algo de realidad.

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