El adelanto electoral pone en riesgo el programa estrella del Ejército de Tierra
Mandos militares amagan con cancelar la compra de 348 blindados si el contrato se retrasa
La convocatoria anticipada de elecciones ha sentado muy mal en el Ejército de Tierra. Y no porque los mandos militares sean especialmente afines a este Gobierno. El problema es que el parón electoral amenaza con dar al traste con su principal programa: la compra de 348 vehículos VCR 8x8 Dragón por 2.100 millones. Se trata solo de la primera fase de una serie de 998 blindados (con un coste total de 3.836 millones) sobre la que el Ejército ha hecho pivotar su proyecto estrella del futuro: la Brigada Experimental 2035.
El Gobierno aprobó su techo de gasto el pasado 14 de diciembre, junto con la construcción de cinco fragatas F-100 (4.325 millones) y la actualización del caza Eurofighter (906). Pero mientras todo está listo para firmar el contrato de las fragatas, probablemente en abril, el Dragón acumula retrasos. Los prototipos, que debían haberse entregado en noviembre pasado, no estarán disponibles hasta julio.
El jefe del Ejército de Tierra, general Francisco Javier Varela, calificó este martes la demora de “preocupante” y consideró “un mal indicador que la industria [española] de defensa no sea capaz de cumplir sus compromisos”.
El problema radica en que, mientras las fragatas serán construidas por el astillero público Navantia, Defensa aún debe decidir con quién contrata los Dragón. El desarrollo de los seis demostradores, con un coste de 92 millones, ha corrido a cargo de una UTE formada por Santa Bárbara Sistemas, Indra y SAPA, pero la fórmula se considera inviable en la fase de fabricación y Defensa quiere que una sola compañía se responsabilice de la buena marcha del programa.
Además, mientras en el caso de las fragatas el Gobierno ha invocado el artículo 346 del Tratado de Funcionamiento de la UE, que exime a los contratos de Defensa de someterse al principio de libre concurrencia y no discriminación, no lo ha hecho aún en el caso del Dragón, según fuentes militares. Ello podría dar lugar a una cascada demandas ante los tribunales de competidores extranjeros.
Mandos militares sugieren incluso que, si el contrato no se firma en los próximos años, el Ejército podría perder interés en el programa y pasar directamente a un vehículo diseñado desde cero. Esta decisión parece difícilmente asumible, pues supondría esperar otros 20 años para sustituir a los vetustos BMR de aluminio que se han tenido que retirar de las zonas de operaciones por su falta de protección.
Las necesidades del Ejército son más urgentes, como sustituir al Camino Español, uno de los dos buques que tiene para llevar tropas y material a los archipiélagos y Ceuta y Melilla, al que dará de baja en abril por problemas estructurales. El Camino Español tiene ya 35 años, pero el que queda en servicio, el Martín Posadillo, supera los 45.
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