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“En el rescate de Julen la montaña manda”

La dureza del terreno exige tres microvoladuras y un intenso trabajo de los mineros a 60 metros bajo tierra en busca del pequeño

Miembros del equipo de rescate trabajan junto a la galería vertical abierta para intentar acceder al lugar donde se cree que está el niño. En vídeo, la rueda de prensa esta mañana del portavoz de la Guardia Civil.Foto: atlas | Vídeo: Paco Puentes

A primera hora de la mañana, uno de los mineros que trabajan desde el jueves en la búsqueda de Julen, salía de las profundidades de la tierra con una roca en la mano. Era una cuarcita, extraída a 60 metros de profundidad. Técnicos y operarios allí presentes han intentado romperla, rayarla o partirla. No han tenido éxito. Esa dureza es la que está complicando la tarea de la Brigada de Salvamento Minero, que no cesa en su empeño de llegar lo antes posible al lugar donde se cree que está el menor. En sus primeras 21 horas han excavado 2,5 metros y han necesitado de la ayuda de la Guardia Civil para ejecutar tres pequeñas voladuras de explosivos para reventar, literalmente, la piedra.

“La montaña manda”, ha resumido esta mañana Jorge Martín, portavoz de la Guardia Civil, que ha insistido varias veces que la enorme complejidad de los terrenos no deja de complicar la operación de rescate. El subsuelo está planteando para este túnel horizontal los mismos problemas que en la perforación vertical. “Es de una complejidad extraordinaria”, añade Francisco Delgado Bonilla, presidente del Consorcio Provincial de Bomberos. Para contrarrestarlo, los mineros están realizando turnos de entre hora y media y dos horas, siendo relevados al momento por la siguiente pareja.

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La brigada detiene cada cierto tiempo sus trabajos para atender las indicaciones de los técnicos de geolocalización. Son quienes aseguran que se avanza en buena dirección hasta el punto exacto donde se encuentra el tapón que se halló en el inicio del operativo de rescate. El protocolo de esta intervención —que cuenta con 26 profesionales— también incluye el uso de una cámara, que los mineros introducirán en un pequeño agujero para intentar ver el lugar donde está Julen. Aún no se sabe cuándo lo harán, aunque se calcula que cuando estén a poco más de un metro de su destino.

La difícil tarea también ha contado con la participación de especialistas de montaña y espeleología de la Guardia Civil. Son los encargados de realizar las microvoladuras, que quiebran las rocas con explosivos cuya carga y mezcla deciden en base a las características del subsuelo. Es una operación lenta, que requiere que los mineros realicen unos orificios en la piedra, que salgan del pozo para ceder su espacio en la estructura metálica a los agentes y que, una vez todos fuera, se haga una detonación controlada. Es un proceso que ocupa algo más de dos horas y que requiere la extracción forzada del aire contaminado tras la explosión. Un helicóptero de la Guardia Civil partía pasadas las once de la mañana hacia Sevilla para recoger más explosivos y garantizar así su uso en caso de que vuelva a ser necesario.

Junto a la plataforma habilitada para su aterrizaje hay espacio para otra aeronave sanitaria, así como una UVI móvil preparada para actuar de urgencia si es necesario. También se han retirado ya ocho de las doce máquinas con las que se han excavado 40.000 metros cúbicos de tierra en los últimos días. “También se han movido 82.000 metros cúbicos en la ladera, lo que hubiera llevado meses en otras circunstancias”, ha subrayado Juan Arrabal, coordinador técnico de dichos trabajos.

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Todo está ya preparado para el momento en el que se localice a Julen. Los mineros siguen realizando turnos de trabajo que alargan todo lo posible hasta que quedan exhaustos. “Ellos mandan, ellos saben mejor que nadie cuándo deben seguir o parar”, cuenta Delgado Bonilla, que confía —sin garantías— que puedan llegar al lugar donde se cree que está el menor a lo largo de esta jornada. El objetivo de la brigada minera es conseguirlo cuanto antes. Por eso disponen de un campamento con camas, zona para comer e incluso secadora para su ropa de trabajo. Ninguno de ellos ha abandonado la ladera desde el jueves por la mañana. No lo harán hasta encontrar a Julen.

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