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Muere Eduardo Martín Toval, un socialdemócrata clásico, exponente del socialismo de la transición

El político, miembro de la comisión encargada de la redacción de la Constitución de 1978, ha fallecido a los 76 años

Anabel Díez
Eduardo Martín Toval, diputado socialista y candidato a la alcaldía de Málaga, en una imagen de 1995.
Eduardo Martín Toval, diputado socialista y candidato a la alcaldía de Málaga, en una imagen de 1995.EFE

Un animal político, socialista, de la socialdemocracia más clásica, la que postula derechos desde la cuna hasta la tumba, con obligaciones y alta sensibilidad social; un personaje imponente, en fuerza intelectual, política y física. Estas son algunas de las apreciaciones que brotan de políticos que trabajaron con Eduardo Martín Toval, horas después de haber fallecido por un ataque al corazón, en el malagueño Rincón de la Victoria, cuando regresaba a casa de una manifestación de mujeres, como muchas de las que este martes se celebraron para defender todas las leyes que defiendan a la mujer contra la violencia y la desigualdad.

El malagueño Martín Toval, ha muerto a los 76 años, de forma inesperada para desolación de su familia y amigos y la consternación de sus compañeros de partido, el PSOE, que caminaron con él por la política. Andadura que este doctor en Derecho emprendió en 1977 cuando dejó su puesto de profesor universitario y pidió excedencia como inspector de Trabajo. Su biografía antifranquista empezó con su militancia en círculos cristianos para afiliarse al PSOE y se partícipe en las Cortes Constituyentes de 1977. Desde primera hora ocupó los puestos más relevantes en esos años de construcción de la nueva arquitectura que derribó al Estado franquista.

Antes de llegar al palacio de la Carrera de San Jerónimo, este malagueño había formado parte del congreso constituyente del PSC en 1976. Con acento andaluz, en perfecto catalán, o sin acento identificable, se hacía el silencio cuando tomaba la palabra en el Congreso de los Diputados, en el Parlament, en los mítines de cualquier parte de España, o en el Ayuntamiento de Málaga, donde fue portavoz municipal. “Una potencia física, intelectual y política inenarrable”, rememora Francisco Fernández Marugán, Defensor del Pueblo, y compañero y amigo durante cuatro décadas. Sus oponentes políticos le reconocieron como un adversario de elevada formación y alto nivel político, además de ser extremadamente afable en el trato personal.

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Tuvo mucho tiempo para que se conociera su forma de hacer política. En 1980 fue elegido diputado en Cataluña para volver a Madrid en las elecciones de la mayoría absoluta de Felipe González en 1982. Con los albores de 1990, los cuchillos se afilaron con denuedo en la familia socialista. Guerristas y renovadores a la gresca. Los primeros en torno al número dos del partido, Alfonso Guerra, frente a los seguidores de Felipe González. El presidente del Gobierno siempre ganó la guerra, aunque el guerrismo se impusiera en alguna batalla. Su forma de entender “la lealtad” al proyecto socialista le colocó sin titubeos en ese lado. Nunca se arrepintió a pesar de las derrotas, como cuando fue sustituido, con votación incluida, por Carlos Solchaga, como presidente y portavoz del grupo socialista. De ese envite se recuerda ahora con nostalgia la altura del debate político a pesar de la extremada dureza del enfrentamiento. También, a pesar de la lucha encarnizada, Martín Toval, como la mayoría de los guerristas, mantuvieron el respeto por Felipe González. Pero cuando Guerra cayó en desgracia, quienes se alinearon con él, corrieron la misma suerte, entre ellos, Eduardo Martín Toval.

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Su actividad política una vez acabada la etapa nacional se trasladó a Málaga, donde empezaba nueva vida personal y profesional, como candidato a la alcaldía. Un personaje de su talla política fue recibido con alborozo pero cuatro años después no pudo revalidar en primarias su intento de volver a ser candidato. Vivía el socialismo malagueño una guerra interna que también le sacó del escenario.

En la ciudad andaluza se vivían tiempos poco amables para todo lo que fuera catalán, al menos, por parte de la oposición tanto a la derecha como a la izquierda del PSOE. Martín Toval recibió a modo de puya que políticos locales le llamaran Eduard Martí i Toval, para rememorar su intenso pasado catalán. En esos años de actividad profesional y política en Barcelona estaba casado con Victoria Maldonado con la que tuvo tres hijos. En 1992 contrajo matrimonio con Mercedes Muñoz, en ese tiempo jefa de la Inspección de Trabajo de Málaga. Aún le aguardaba un último puesto público como Consejero Laboral en Rabat, en la embajada de España en Marruecos.

Su catalanidad, que siempre asumió con agrado, convivió con su consideración de jacobino, a lo que siempre replicaba que ahí estaba su aportación en el Estatuto de Cataluña. Los mensajes de reconocimiento son hoy constantes tanto del PSC como del PSOE, inaugurados por el primer secretario del PSC, Miquel Iceta y el secretario general de los socialistas, Pedro Sánchez. Su forma de ser, irónico, con retranca, y gran sentido del humor, formó parte de un bagaje intenso y siempre apasionado. Así lo rememoran quienes estuvieron con él hace apenas tres semanas en las conmemoraciones del Congreso por el 40º aniversario de la Constitución. “Potente y singular”, son otras expresiones que se escuchan de los compañeros de partido que se encaminaban este miércoles a Málaga para darle el último adiós, incrédulos de que “esta fuerza de la naturaleza” se derrumbara en el paseo marítimo del Rincón de la Victoria

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Sobre la firma

Anabel Díez
Es informadora política y parlamentaria en EL PAÍS desde hace tres décadas, con un paso previo en Radio El País. Es premio Carandell y Josefina Carabias a la cronista parlamentaria que otorgan el Senado y el Congreso, respectivamente. Es presidenta de Asociación de Periodistas Parlamentarios (APP).

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