Ciudadanos ha apoyado el 69% de los decretos leyes de Sánchez
El Ejecutivo llevará al Parlamento decretos difíciles de rechazar por la oposición para evitar depender del voto independentista
El PP y Ciudadanos insisten en pedir un adelanto electoral por la dependencia del Gobierno de los independentistas. Sin embargo, a la hora de las votaciones, el Ejecutivo tiene más margen del que parece. Ciudadanos apoyó 11 de los 16 decretos de Pedro Sánchez, y se abstuvo en tres. El PP apoyó 9 de 16. El Gobierno, que pretende resistir, llevará al Parlamento decretos difíciles de rechazar por la oposición y así no será imprescindible el voto independentista.
En apariencia, la tensión entre Ciudadanos y el PSOE, que en 2016 firmaron un acuerdo de Gobierno (que no salió adelante), ha alcanzado su límite máximo. Se vio en el debate del miércoles en el Congreso. “El PSOE ha quemado los puentes con Ciudadanos”, sentenció Albert Rivera en una entrevista en EL PAÍS hace poco más de un mes. Pero los números de las votaciones reflejan una realidad bien diferente. Ciudadanos ha apoyado un 69% de los decretos leyes convalidados en el Congreso desde que Pedro Sánchez llegó a la presidencia del Gobierno el pasado mes de junio (11 de un total de 16). El PP, un 56% (9 de los 16). El partido de Rivera ha respaldado también varias leyes orgánicas.
El Gobierno pretende acelerar a partir de ahora reformas que están en el Congreso o en el Senado y que podrían tener el apoyo o al menos la abstención de Ciudadanos, lo que le permitiría no depender de los secesionistas. Desde la moción de censura, además de los 16 decretos convalidados, se han aprobado una decena de leyes y hay otra docena en la última fase.
EL APOYO AL GOBIERNO DEL RESTO DE PARTIDOS
Sentido del voto en los 16 decretos ley tramitados.
Además, el Ejecutivo ha desbloqueado 44 iniciativas que el Gobierno del PP había vetado en el Congreso. Si los Presupuestos no salen por el rechazo del PP, Ciudadanos y los independentistas, el Gobierno tratará de sacar adelante sus medidas con decretos que en su mayoría serán difíciles de rechazar abiertamente para Ciudadanos, porque supondrán mejoras para colectivos importantes.
Hasta ahora, el partido de Rivera ha apoyado medidas de impacto social que ha tomado el Gobierno socialista. Como el decreto ley para que sean los bancos los que paguen el impuesto de las hipotecas, en lugar de los usuarios. Ciudadanos ha respaldado también medidas del Ejecutivo destinadas a aumentar los recursos para la atención a refugiados, para la lucha contra la violencia de género y para la activación del empleo.
También ha sumado sus votos a la convalidación de un decreto sobre el tráfico ilegal de personas y a otro que prohíbe circular a determinados vehículos pesados en las carreteras convencionales obligándolos a transitar por las autopistas. El resto son trasposiciones de directivas europeas a las que obliga la normativa comunitaria.
Ciudadanos, eso sí, ha rechazado las medidas de mayor calado político. El caso paradigmático es el del decreto sobre la exhumación de Franco, donde se abstuvo, aun estando de acuerdo en que el dictador no debe descansar en un mausoleo. También se abstuvo en la votación del decreto que recuperó la universalización de la sanidad pública e incluir en ella a los inmigrantes irregulares, una medida que el PP rechazó. A pesar de llevar la propuesta en su programa, Ciudadanos no apoyó el decreto porque no incluía, a su juicio, suficiente financiación.
Además la formación votó no en decisiones importantes como el decreto para renovar el consejo de RTVE, y se quedó fuera del acuerdo para elegir los nuevos miembros del CGPJ, una iniciativa que acabó en un fiasco.
El portavoz parlamentario de Ciudadanos, Juan Carlos Girauta, no se sorprende de la fotografía. “A nadie le debe extrañar que el PSOE y Ciudadanos coincidan en muchos contenidos sobre políticas públicas, sobre todo porque existe un precedente de acuerdo de Gobierno en 2016 con más de 200 medidas. Hay más proximidad programática de la que parece, porque somos partidos constitucionalistas y sensatos. Dos partidos que quieren consolidar el Estado de bienestar, que creen en la economía de mercado”, argumenta.
El portavoz incide en que el problema principal de su partido con el PSOE es su política con Cataluña “y su entrega a Podemos en materia Presupuestaria”. La formación también se ha opuesto a la senda de déficit, así como al intento del Gobierno de modificar el techo de gasto. “El tema catalán es muy grave. Están asociados a los golpistas, claro que se choca de frente”, enfatiza Girauta.
Líderes sin relación
¿Los datos de los decretos leyes no indican que en realidad el Gobierno no se apoya tanto en los partidos independentistas? “La alianza con los golpistas le impide a Sánchez hacer en Cataluña lo que tiene que hacer”, contrapone el portavoz de la formación naranja. “Le estamos pidiendo que envíe un requerimiento a Torra del 155”.
Pese a ese apoyo en los decretos, no existe relación entre los dos líderes. Rivera y Sánchez no han hablado una sola vez en los seis meses que el presidente socialista lleva en La Moncloa. Sánchez sí recibió en la sede del Gobierno a Pablo Casado, líder del PP, pero no a Rivera. El líder de Ciudadanos se queja de esa incomunicación con el presidente sobre todo en el tema catalán. Rivera señala que Mariano Rajoy al menos le llamaba para hablar de este asunto.
La Moncloa no le informó, por ejemplo, de las tres cartas que ha enviado esta semana a la Generalitat reprochándole la “dejación de funciones” de los Mossos en los cortes de carreteras del pasado fin de semana. El Gobierno, sin embargo, sí comunicó a Ciudadanos la posición que tomaría España en el Brexit con respecto a Gibraltar. El gabinete de Josep Borrell habló entonces con el responsable de Exteriores de Ciudadanos.
Sánchez se queja de que Rivera, con el que mantuvo buena sintonía hasta la moción de censura en junio, ha roto los puentes al apostar por un ataque personal con la polémica de su tesis doctoral. Para el presidente es una línea roja sin vuelta atrás.
El PP y el presidente “ilegítimo”
La relación del Ejecutivo de Pedro Sánchez con el Partido Popular es peor que con Ciudadanos, aunque a la hora de las votaciones este partido también respalda a veces al Gobierno. Sánchez anunció que rompía relaciones con Pablo Casado el pasado 24 de octubre, cuando el líder del PP le acusó de ser “partícipe y responsable de un golpe de Estado”, en alusión a la situación en Cataluña.
En realidad, ambos llevaban sin hablar desde que se reunieron en La Moncloa el 2 de agosto, 13 días después de la victoria de Casado en las primarias del PP. El presidente popular lamenta que desde aquel encuentro, Sánchez no le haya llamado para hablar del desafío soberanista o de Gibraltar. Los populares, por su parte, excluyeron el pasado 14 de noviembre al PSOE de una reunión con “constitucionalistas” —el PP no incluye a los socialistas en esa categoría— para trazar una “hoja de ruta” de defensa de la Ley Fundamental y la unidad de España.
La dirección del PP se queja de esa falta de comunicación con Sánchez, pero durante la campaña andaluza Casado llegó a decir que era un “presidente ilegítimo” porque había jurado defender España y, a su juicio, no lo estaba haciendo.
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