El PP se declara eufórico y dispuesto a pactar con Vox
El desembarco del partido de extrema derecha y el ascenso de Ciudadanos dan a los populares su primera opción de gobernar Andalucía
Nunca una derrota le supo tan bien al PP. Los populares pierden siete escaños (de 33 a 26) respecto a las elecciones autonómicas de 2015, pero el ascenso de Ciudadanos, que pasa de 9 a 21 y el desembarco por todo lo alto de Vox, con 12, les da la posibilidad de gobernar por primera vez en Andalucía en 40 años.
“Estamos eufóricos. Esto es histórico”, aseguraban este domingo en la sede nacional del PP. No solo no hubo sorpasso de Ciudadanos, el escenario más temido en sus filas, sino que el ascenso de una nueva fuerza a su derecha les empuja al palacio de San Telmo. Así es, al menos, como lo veían en la sede central del partido, en Madrid, donde la derrota se celebró como los grandes triunfos, con toda la cúpula popular aplaudiendo al líder, Pablo Casado, que también se la jugaba —pasó 12 de los 15 días de la campaña en Andalucía— en la sala de prensa.
Los populares no tienen ningún problema en pactar con la formación de extrema derecha, que entre otras cosas, lleva en su programa la supresión de las autonomías o de la ley de violencia de género. Su líder, Santiago Abascal, fue miembro del PP. Casado anunció, nada más conocer los resultados de las elecciones que abría "la puerta de las negociaciones" y la dirección nacional del partido asume que "Vox ha venido para quedarse". Los populares admiten esa fragmentación de la derecha, creen que se mantendrá en futuras citas electorales (de municipales a generales) y le restan importancia, señalando que en el resto de Europa ya es así. No obstante, Casado asumió la “responsabilidad de reconstruir el centro derecha” para ser “todo a la derecha del PSOE”. “Con el resultado histórico de Andalucía empezamos la recuperación del espacio y lo hacemos liderando el centro derecha", añadió.
El PP sabía que Ciudadanos subiría porque estaba convencido de que en las anteriores elecciones autonómicas, de 2015, aún no había “capitalizado el tirón por la crisis de Cataluña”, y a medida que avanzó la campaña detectó la fuerza con la que llegaba Vox. Prueba de ello es que en sus últimos mensajes, Casado endureció el tono para tratar de reconquistar a ese votante fugado con los temas que más encendían a su electorado, como la mano dura con la inmigración. Esa estrategia abrió grietas en el partido, porque como señalaban algunos dirigentes, los votantes podrían preferir “el original a la copia” y acercarse a Vox suponía perder votos por el centro. Casado dejó claro este domingo que considera que los resultados en Andalucía avalan su estrategia y una vez celebre, el próximo enero, la convención ideológica nacional, no quiere más dudas en el partido. "El proyecto político que presenté en las primarias ha sido ratificado. El PP ha vuelto, sin complejos”, proclamó. "Este es el proyecto que va a derrotar al independentismo en Cataluña y el que no va a permitir que se revise la historia de España ni en materia antiterrorista ni en la concordia de la Transición", añadió.
Casado explicó que había hablado con el candidato popular a la Junta, Juan Manuel Moreno, para “encargarle” que se presentara a la investidura. “El mandato de los andaluces ha sido nítido. Andalucía quería cambio y va a tener cambio. Voy a presentarme a la investidura", declaró Moreno desde Sevilla. Los gritos de victoria se oyeron con las primeras cifras del recuento en la sede del PP andaluz. “Ya era hora de que se pueda hacer la historia del cambio en Andalucía”, dijo el excandidato Javier Arenas, que ganó pero no pudo gobernar en 2012. “Ha acabado el monopolio de un partido único. Me voy a poner de manera inmediata a trabajar y hablar con todas las fuerzas y grupos con el objetivo de alcanzar una mayoría alternativa al partido socialista”, insistió Moreno.
El candidato de Ciudadanos, Juan Marín, también anunció que se presentaría a la investidura. El PP siempre ha defendido que gobierne la lista más votada, pero no lo hará en este caso (fue el PSOE). Casado insistió en que los andaluces querían cambio y que debía encabezarlo su candidato. “O Juanma o nada”, advirtieron fuentes de la dirección nacional. El que ganó en Cataluña y no quiso presentarse a la investidura y ahora es tercero en Andalucía no puede pretender presidir la Junta, añaden las mismas fuentes.
“Esta es la primera piedra para regresar al Gobierno”, declaró el líder del PP, que en todo momento ha planteado los comicios andaluces como una primera vuelta de las generales.
El PP se deja más de 300.000 votos respecto a 2015 y retrocedió 28 años al igualar el suelo de su candidato en 1990, Gabino Puche, pero ahora tiene una oportunidad que siempre se le había escapado. Los populares retrocedieron un diputado en todas las provincias excepto en Huelva, donde encabezaba la lista la número dos de Moreno, Dolores López. Bajaron a cuatro escaños en Almería y Málaga, donde tenían cinco, y descendieron a tres en Jaén y Sevilla, tradicionales feudos del PSOE.
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