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La lucha contra el terrorismo

El yihadista que troleó a la Audiencia Nacional

Allal El Mourabit replica en su interrogatorio con alusiones a los audios de la ministra Delgado con Villarejo donde afirmaba que algunos jueces habían estado con menores

Fernando J. Pérez
Allal el Mourabit Ahammar, de espaldas, ante el tribunal este miércoles.
Allal el Mourabit Ahammar, de espaldas, ante el tribunal este miércoles. FERNANDO ALVARADO (EFE)

Los juicios aparentemente más insulsos y rutinarios esconden a veces detalles que los hacen únicos. En la Audiencia Nacional, los magistrados están acostumbrados a los improperios e incluso a las amenazas de los acusados desde el banquillo. Estos eran habituales en los procesos a etarras, como Iñaki Bilbao, que amenazó al juez Alfonso Guevara con “arrancarle la piel a tiras”, o el Francisco Javier García Gaztelu, Txapote, que mandó “al carajo” al tribunal. Otros, como José Javier Zabaleta o Gonzalo Rodríguez Cordero, optaron por desnudarse en la celda de cristal desde la que seguían el juicio para forzar su expulsión. Sin embargo, lo que pocas veces se ha visto es que un acusado se permita trolear a los magistrados que tiene enfrente con asuntos de actualidad judicial.

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Porque precisamente trolear, en el sentido de provocar con ironía y burla, es lo que ha hecho este lunes Allal El Mourabit, un presunto yihadista nacionalizado español acusado de intentar viajar a Siria para unirse al Estado Islámico. Preguntado por sus viajes, El Mourabit ha lanzado al tribunal una alusión cargada de acidez: “Yo no iba a lo que iban otros a Cartagena de Indias”. La referencia del acusado era inequívoca: evocaba la grabación realizada en 2009 por el comisario jubilado José Villarejo –hoy en prisión- a la entonces fiscal y hoy ministra de Justicia, Dolores Delgado, en la que ésta contaba que en un viaje de jueces y fiscales a Cartagena de Indias (Colombia), ella vio a compañeros suyos tomando copas acompañados de “menores de edad”.

La presidenta de la Sección Segunda de lo Penal, María José Rodríguez Duplá, encargada de dirigir la vista oral, optó por dejar correr la alusión del acusado, que se enfrenta a una petición de nueve años y medio de cárcel por adoctrinamiento, autoadoctrinamiento y traslado a lugar de conflicto con fines terroristas. Sin embargo, otro miembro del tribunal, Julio de Diego, apenas podía disimular su incomodidad por las palabras El Mourabit. El magistrado miraba al techo, resoplaba y se mesaba el cabello mientras el acusado seguía con sus explicaciones.

El juicio al supuesto yihadista siguió su curso y ha quedado visto para sentencia. El Mourabit fue detectado en dos ocasiones en Turquía –en 2014 y 2016- cuando supuestamente trataba de entrar en Siria, según la fiscalía. El acusado, una vez en Turquía, publicó un mensaje en uno de sus ocho perfiles de Facebook en el que decía: “¿Alguien sabe cómo contactar con Daesh o Frente Al Nusra?”. En su segundo viaje, a principios de julio de 2016, El Mourabit fue interceptado a 30 kilómetros de la frontera siria y expulsado de vuelta a España. En diciembre de ese año, transportista de profesión, fue detenido en Irún (Gipuzkoa) cuando conducía un camión de gran tonelaje ante el temor de que quisiera usar el vehículo para cometer un atentado. En el vehículo, la Guardia Civil halló manuscritos con versos y escritos supuestamente yihadistas.

Según su declaración, los viajes a Turquía no tenían por objeto unirse al Estado Islámico sino que se desplazó allí por “turismo”. En uno de sus perfiles en las redes sociales, lanzó mensajes como “Sí, el terrorismo al enemigo es el deber de todo musulmán” u “¡Oh hermanos! la mejor publicación es el vídeo donde degüellan a los enemigos del Islam”.

Allal El Mourabit ha negado las acusaciones y ha dicho que, para él, las cuentas de Facebook "son como calcetines, que me pongo y se caen solos", que "no es real" que 22 de sus contactos se encuentren en territorio terrorista combatiendo con el Dáesh y que "en 2014 jamás escribiría todo eso".

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Sobre la firma

Fernando J. Pérez
Es redactor y editor en la sección de España, con especialización en tribunales. Desde 2006 trabaja en EL PAÍS, primero en la delegación de Málaga y, desde 2013, en la redacción central. Es licenciado en Traducción y en Comunicación Audiovisual, y Máster de Periodismo de EL PAÍS.

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