El ‘efecto Moncloa’ aparca la batalla de los barones del PSOE con Sánchez
Las expectativas electorales desde que los socialistas recuperaron el Gobierno se traduciría en un impacto positivo de dos a tres puntos en las elecciones autonómicas
Las expectativas electorales desde que el PSOE recuperó el Gobierno han aparcado las diferencias entre Pedro Sánchez y los líderes territoriales del PSOE. El efecto Moncloa, que ha llevado a los socialistas a liderar las encuestas del CIS por primera vez desde 2009, se traduciría en un impacto positivo de dos a tres puntos en las elecciones autonómicas, según varios líderes territoriales. En la dirección del partido hablan de una subida de hasta cinco puntos en regiones como Madrid.
El PSOE tiene muy presente el fiasco electoral de las elecciones gallegas y vascas de septiembre de 2016, en las que la división entre los partidarios y críticos de favorecer la investidura de Mariano Rajoy fue determinante para que obtuviera sus peores resultados desde 1980 en estas comunidades autónomas.
García-Page: “Ha demostrado su fuerza"
Emiliano García-Page reconoció ayer, con una sinceridad poco corriente en política, la capacidad de resistencia del presidente del Gobierno. “Si hay alguien que pensaba que Pedro Sánchez era débil, en el PSOE ya salimos bastante escarmentados. Cuando ha tenido que demostrar fuerza, se lo digo en primera persona, la tiene”, dijo de su triunfo en las primarias de 2017. Como la casi totalidad de cuadros relevantes del PSOE, García-Page apoyó a Susana Díaz. “No recomendaría a los independentistas que jueguen a probar su fuerza”, advirtió.
Desde entonces, el escenario ha cambiado radicalmente y los socialistas aprovechan la posición de ventaja que les otorga haber recuperado el Gobierno. “El cambio de Gobierno ha supuesto la subida del PSOE a la primera posición y a llevar la iniciativa política. Y en España gana las elecciones quien lleva la iniciativa”, subrayó ayer el presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page, tras la reunión que mantuvo con Sánchez en La Moncloa.
El encuentro de García-Page con el presidente del Gobierno corroboró el cambio en las relaciones que el líder del PSOE mantiene con los líderes territoriales. Aunque sigue muy presente que, de los siete presidentes autonómicos socialistas, todos salvo Francina Armengol (Baleares) apoyaron hace año y medio a Susana Díaz en las primarias, la coyuntura y el pragmatismo han contribuido a la unión del partido en vísperas de las próximas citas electorales.
El condicionante, no obstante, será la estrategia seguida en Cataluña. El presidente de Aragón, Javier Lambán, advirtió ayer de que serían “absolutamente inaceptables” los privilegios a los partidos nacionalistas a cambio de su apoyo a los Presupuestos de 2019. García-Page rechazó que se vayan a hacer concesiones a los independentistas. “En el PSOE tenemos muy claro que el presidente del Gobierno no va a cambiar soberanía por apoyo parlamentario ni se plantea poner en juego las reglas de juego del Estado de derecho”, sentenció.
Las baronías más sensibles por las consecuencias entre su electorado de la crisis territorial, como Castilla-La Mancha, Extremadura y Andalucía, comparten que a Sánchez no le temblará el pulso para aplicar otra vez el 155. Ese es el mensaje que Moncloa les está pidiendo que difundan. El respaldo de Sánchez a Mariano Rajoy en la aprobación y aplicación del artículo 155 le han otorgado una credibilidad y un respaldo de los que entonces no disponía.
Las reuniones bilaterales que Sánchez ha mantenido con sus principales críticos en sus cuatro meses como presidente demuestran la nueva tendencia en el PSOE. En ellas los barones han abordado sus principales inquietudes. Además del modelo de financiación autonómica, obsoleto desde 2014, Sánchez ha mostrado a García-Page su compromiso de que se duplique la capacidad de las desaladoras del Levante para suavizar los efectos del trasvase del Tajo. La despoblación fue el asunto central con Lambán. El guiño con Ximo Puig fue, aparte del interés en impulsar el Corredor Mediterráneo ferroviario, la asistencia por primera vez de un presidente de España al Día de la Comunidad Valenciana.
Con quien no hay sintonía alguna es con Javier Fernández. Es la excepción en la recomposición de relaciones. El presidente de Asturias dirigió la gestora que dirigió de manera interina al PSOE durante los ocho meses que transcurrieron entre la dimisión de Sánchez en el convulso comité electoral del 1 de octubre de 2016 y su victoria con más de la mitad de los votos en las primarias de mayo de 2017.
Fernández, que está de salida —el candidato a la presidencia del Principado será Adrián Barbón, que el año pasado ya le sustituyó como secretario general—, no acudió al acto que el presidente del Gobierno protagonizó el pasado 9 de septiembre en Oviedo, el primero de partido para Sánchez en casi cuatro meses. El anterior había sido a mediados de mayo en Extremadura junto a Guillermo Fernández Vara, el único presidente regional en la dirección del PSOE.
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