Condenado a 29 años un hombre que violó a las hijas de siete y nueve de su novia
Las menores han tenido que declarar dos veces ante el tribunal porque el Supremo ordenó repetir el jucio
La Audiencia de Valencia ha condenado a 29 años de cárcel a un hombre por agredir sexualmente en repetidas ocasiones a las hijas de su novia. La sentencia reconstruye el escalofriante calvario al que fueron sometidas entre 2012 y 2013 las niñas, de siete y nueve años, a las que el hombre amenazaba con que mataría a su madre y a otros miembros de su familia si hablaban.
Las menores tuvieron que comparecer dos veces ante el tribunal porque el Supremo anuló el primer juicio al aceptar el recurso del acusado contra el modo en que habían sido interrogadas las niñas.
La defensa ha vuelto a cuestionar el modo en que ambas han declarado en la nueva vista. Una alegación que los magistrados de la Sección Tercera de la Audiencia han desestimado. Las menores declararon por videoconferencia en otra sala y respondieron a las acusaciones y al abogado del condenado "sin ninguna limitación ni cortapisa pese al indudable sufrimiento que les causó la reproducción del interrogatorio, como fácilmente puede advertirse al visionar la grabación del juicio oral", señala el fallo.
El acusado mantuvo que las niñas lo denunciaron aleccionadas por su madre después de la ruptura. Pero los magistrados creen el testimonio de las menores, que a lo largo de los años han referido ante agentes de policía, psicólogas y jueces una estremecedora sucesión de vejaciones y violencia sexual sin apenas variaciones. "El relato de las menores es de una extensión y cuenta con una riqueza de detalles tal que no puede aceptarse como posible que hubieran sido capaces de memorizarlo y exponerlo en la forma en que lo hicieron", señalan los jueces Carlos Climent, Carmen Melero y Olga Casas. Las agresiones sexuales tuvieron lugar tanto en el domicilio familiar como en el taller de un amigo del condenado, en un municipio valenciano que la sentencia distribuida a los medios de comunicación omite. El condenado tenía armas y cometió "actos sanguinarios" contra animales ante las niñas, reforzando el terror que les causaban las advertencias de que mataría a su madre y a otros familiares.
Ansiedad, miedo y pesadillas
La psicóloga que las trató un año después de los abusos reflejó que las niñas tenían ansiedad, rabia contenida, hipervigilancia, desconfianza, preocupación, alteración del sueño, pesadillas, inseguridad y miedo a sufrir represalias. Síntomas que consideró "proporcionados" al relato de lo que habían sufrido.
La sentencia, contra la que cabe recurso ante el Supremo, impone al agresor, además de 29 años de cárcel, otros 10 de libertad vigilada al término de la pena de prisión y el pago de una indemnización de 40.000 euros a las menores.
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