Los presos por terrorismo bajan un 16% en cuatro años
De los 470 reclusos vinculados a bandas terroristas que había a finales de 2014 se ha pasado ahora a 396 (355 hombres y 41 mujeres)
El número de presos por delitos de terrorismo ha descendido en España desde 2014 un 16%, según datos del Ministerio del Interior a los que ha tenido acceso EL PAÍS. De los 470 reclusos vinculados a bandas terroristas que había a finales de aquel año se ha pasado ahora a 396 (355 hombres y 41 mujeres), el 0,8% de los más de 51.100 reclusos actuales. El descenso ha sido provocado por el fin de ETA y de otros grupos terroristas como los Grapo, y no se ha visto compensado por el incremento de arrestos de yihadistas de estos años.
El 20 de octubre de 2011, ETA anunció el fin de su actividad armada. En aquel momento, había en las cárceles españolas 559 etarras, un número sensiblemente inferior al que se llegó a alcanzar en 2008, cuando el número de presos relacionados con la organización terrorista superaba los 750, cifra récord. Ese descenso ha continuado desde entonces de manera acusada. Así, en diciembre de 2014 ETA tenía encarcelados a 376 de sus militantes. Un año después eran 327. En mayo pasado, cuando la organización terrorista anunció su disolución definitiva, 243. El pasado 16 de agosto, solo tres meses después, eran 234.
Las paulatinas puestas en libertad de los etarras condenados en la década de los ochenta, la más sangrienta de la banda, al haber cumplido sus penas, explica en parte este descenso. El último ejemplo ha sido el del dirigente de la organización, Santiago Arróspide Sarasola, Santi Potros, excarcelado el pasado 5 de agosto tras cumplir 31 años de cárcel. También tiene mucho que ver el fin de la actividad terrorista, que redujo de manera sustancial el número de terroristas detenidos por la policía a partir de aquel año. En 2016 y 2017 sólo fueron arrestados un etarra cada año.
Pese a su disolución, ETA sigue siendo, con diferencia, la organización terrorista que cuenta con más militantes encarcelados en España, con un número de presos aún muy alejado de los que cumplen condenas por su vinculación con grupos yihadistas. Incluso, el número de estos, que en los últimos años se había incrementado de manera significativa tras la entrada en escena de redes que dicen seguir las proclamas del Estado Islámico (ISIS en sus siglas en inglés), ha registrado en los últimos meses un descenso. Así, de los 51 yihadistas que estaban encarcelados a finales de 2014 (42 de Al Qaeda y el resto de otros grupos islamistas, pero ninguno del ISIS) se pasó al año siguiente a 93, tras el ingreso en prisión de 51 miembros de este último grupo terrorista.
Una cifra que siguió creciendo en los años siguientes hasta alcanzar en octubre de 2017 los 151 reclusos. Sin embargo, los diez meses transcurridos desde entonces han supuesto un ligero descenso. Así, el pasado marzo eran 146, y a mediados de este mes de agosto, 134. De ellos, 93 (85 hombres y 8 mujeres) estaban vinculados de algún modo al Estado Islámico. Otros 40, todos ellos varones, pertenecían a Al Qaeda y uno más, al Grupo Islámico Armado (GIA), organización del origen argelino. Desde los atentados del 11-M en Madrid, la policía ha detenido a 770 personas por su presunta vinculación con actividades de grupos yihadistas. En lo que va de año, han sido arrestados 22, según las estadísticas de Interior.
18 reclusos de los Grapo
Los Grapo, oficialmente desmantelados desde hace años, tiene aún 18 militantes presos (14 hombres y cuatro mujeres). En 2014 eran 21. El grupo, de cuya creación se cumplirá el próximo mes de octubre el 43 aniversario, no ha tenido actividad desde hace más de una década, salvo algunos actos de propaganda y solidaridad con sus presos. Pese a ello, desde el año 2000 se ha detenido a medio centenar de sus militantes, aunque buena parte de ellos han recuperado la libertad a medida que han ido cumpliendo sus condenas.
En las cárceles españolas también quedan reclusos vinculados a otros grupos terroristas menores. Seis hombres y una mujer figuran en las estadísticas policiales como integrantes de grupos armados del independentismo gallego. En 2014 eran ocho. Otros tres permanecen encarcelados por su implicación en actividades delictivas de grupos anarquistas violentos. Hace cuatro años eran 14, aunque en 2015 ya habían descendido a ocho.
Según los datos de Interior los 396 terroristas encarcelados en la actualidad están repartidos en 47 cárceles de las 69 que dependen del departamento de Fernando Grande-Marlaska (Cataluña tiene transferidas las competencias penitenciarias, aunque en sus centros no hay presos por terrorismo). La que más tiene es la prisión de Valencia, con 23 internos. Le siguen el Centro Penitenciario de Albolote, en Granada, con 20 reclusos; y el de Alicante-II, con 19. También tienen más de diez internos con delitos de terrorismo las prisiones de A Lama, en Pontevedra (17); Castellón II (16); Córdoba y Algeciras (15 cada una); Asturias, (14); Teixeiro, en A Coruña (14); y Zuera, en Zaragoza (13). En Topas (Salamanca), la última cárcel en la que estuvo Santi Potros, hay diez.
118 presos comunes bajo sospecha
Instituciones Penitenciarias ha ampliado el control al que somete a los 134 reclusos vinculados al yihadismo —todos ellos en el Fichero de Internos de Especial Seguimiento-FIES— a otros 118 reclusos musulmanes que ingresaron en prisión por delitos comunes. Los expertos penitenciarios consideran que 35 de ellos realizan labores de proselitismo y que otros 83 han mostrado signos de radicalización. Interior puso hace dos años un plan para reinsertarlos: solo lo siguen 23 de estos presos.
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