El PP se debate entre ser fiel a su mantra de que gane la lista más votada y el frente anti-Soraya

Desde que el PP empezó a perder gobiernos autonómicos por pactos entre partidos, hasta que el pasado 1 de junio, fue desalojado de La Moncloa por una moción de censura, los populares han reclamado que debe gobernar "la lista más votada", deslegitimando los acuerdos entre grupos. De hecho, han manifestado en repetidas ocasiones su voluntad de cambiar la ley electoral en ese sentido. Incluido Pablo Casado, el segundo vencedor en las primarias, quien, como el resto de cargos populares, lleva años repitiendo el mantra de que "los pactos de perdedores" son "vieja política" y "poco regeneradores".

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Ahora, el que se presentó como el único candidato capaz de "regenerar" el partido frente a sus veteranas contrincantes, está decidido a "ir hasta el final", esto es, no integrarse en la lista ganadora, la de Soraya Sáenz de Santamaría. Este mismo viernes, Casado lo ha explicado con una metáfora futbolística: los partidos no se acaban hasta que no se juega el segundo tiempo. En cuanto a la lista más votada, añade, "eso es después de la segunda vuelta" porque esas son las normas que se pactaron en el último congreso popular.

Ese escenario es el peor para la actual dirección del partido, y también para el antiguo líder, Mariano Rajoy, que deseaba que este, como los anteriores congresos del PP, se celebrara con la menor incertidumbre y división posible. Según estas fuentes, llegar divididos a la cita del 21 de julio, con la posibilidad de que un frente anti-Soraya convierta a Casado en el nuevo líder, les restaría legitimidad a la hora de pedir, en cualquier cita electoral, que gobierne la lista más votada.

La presión será fuerte. Tratarán de convencer a Casado con el argumento de la coherencia y la promesa de "integrar" a quienes le han apoyado, pero en la oposición hay siempre menos que ofrecer, aunque se aproximan citas electorales. Y cada candidatura se debe también y se ha comprometido, con quienes les apoyaron en campaña. En el caso de Sáenz de Santamaría, por ejemplo, los exministros Álvaro Nadal, Fátima Báñez, Cristóbal Montoro, Íñigo de la Serna e Íñigo Méndez de Vigo, así como su mano derecha, José Luis Ayllón.   

Altos cargos de la dirección del PP admiten la posibilidad de que se forme "un frente anti-Soraya", esto es, que los compromisarios que apoyaron a María Dolores de Cospedal -su eterna enemiga-, así como los de José Manuel García Margallo -que anticipó que haría "todo lo posible" para que la exvicepresidenta no triunfara-, se vuelquen con Casado. No obstante, estas mismas fuentes señalan que en esta segunda vuelta, donde solo votan los compromisarios, la candidata ganadora en la primera vuelta tiene "posibilidades de ganar" porque en algunos lugares donde los afiliados apoyaron mayoritariamente al vicesecretario del PP, los compromisarios, que tienen la última palabra ahora, "son de Soraya": así ocurre, por ejemplo, en Murcia o Palencia.