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Borrell quiere provocar en Europa un ‘electroshock’ tras el ‘caso Aquarius’

El ministro niega el efecto llamada y subraya que España y la UE pueden acoger más inmigrantes de forma coordinada y común

El ministro de Asuntos Exteriores Josep Borrell, a su llegada a un homenaje a Manuel Marín el pasado día 11.
El ministro de Asuntos Exteriores Josep Borrell, a su llegada a un homenaje a Manuel Marín el pasado día 11.J.P.GANDUL (EFE)
Javier Casqueiro

El nuevo ministro de Exteriores, Josep Borrell, ha defendido este miércoles que España ha buscado y querido provocar un "electroshock y una llamada de atención" en el seno de la Unión Europea "ante el problema de extrema gravedad" que ha puesto en evidencia el caso del barco Aquarius, que ha tenido que acoger a 629 inmigrantes por la negativa de Italia y de Malta a recibirlos en su territorio. España ya está en contacto con otros países europeos para introducir el debate a fondo sobre los problemas de la inmigración en el próximo Consejo europeo del 27 y 28 de junio en Bruselas. Borrell ha evitado, en su primer encuentro con la prensa tras su nombramiento, arremeter directamente contra el ejecutivo y el vicepresidente italiano, Mateo Salvini, que han interpretado ese rechazo como una victoria para sus tesis más restrictivas.

Borrell ha reiterado varias veces la idea de la necesidad de inducir un electrochoque en las posiciones habitualmente buenistas y declarativas entre los mandatarios europeos cuando se aborda el problema de la inmigración, especialmente ante situaciones de gravedad humanitaria. El ministro consideró imprescindible y también útil ese "electroshock por las dos partes, por parte de Italia para decir ya vale, y por parte de España, también para decir ya vale y vamos a tomarnos en serio este problema" que entiende "marcará el futuro de la UE" para los próximos 50 años.

España no tiene ninguna duda de que el asunto de la inmigración y el caso Aquarius se afrontará, primero en el seno del consejo de ministros de exteriores y más tarde en el consejo europeo de finales de junio, con el objetivo de "sacudir un poco para que las cosas se muevan". El debate general sobre inmigración ya estaba en la agenda pero ahora los diferentes actores implicados se darán explicaciones cara a cara. "Se va a poner sobre la mesa de forma automática e inevitable y no meramente retórica, como si no hubiera pasado este caso, y nos obligará a tratarlo de otra manera", destacó Borrell. Y avanzó que tanto España como Italia, Malta y Francia, así como otros países, aportarán su visión.

El titular de Exteriores avanzó, en este sentido, que España ni siquiera ha acogido a todos los inmigrantes a los que se había comprometido en su cupo y se mostró comprensivo con cierta sensación de "exasperación" de los italianos ante la llegada masiva a sus costas de 600.000 inmigrantes en los últimos años frente a la pasividad a sus llamadas de auxilio y de ayuda del resto de la UE.

Josep Borrell tiene claro, sin embargo, que el barco Aquarius, fletado por SOS Mediterraneé y Médicos Sin Fronteras y que rescató a los 629 inmigrantes, fue "detectado y socorrido por el centro de control italiano" y que, por lo tanto, debería haber sido acogido en un puerto de ese país. Pero entiende que ese no es ahora el debate más relevante y hasta agradeció las gestiones que realizó el embajador italiano en Madrid para facilitar la participación de naves italianas para realizar el trasvase de algunos inmigrantes y el Aquarius pudiera finalmente emprender viaje hacia Valencia. También recuerda que las posiciones duras de Salvini y su partido, La Liga, no eran desconocidas ni para los italianos ni para Europa, porque las habían expresado antes de las elecciones.

El Aquarius de hecho ya está camino de Valencia con 106 migrantes —los enfermos, las mujeres con niños o solas y sus maridos—, tantos como espacio tiene para que duerman bajo techo, mientras los 523 restantes han sido trasladados al Orione y al Dattilo, de la Marina y de la Guardia Costera de Italia.

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Lo que el ministro de Exteriores español rechaza es que esa decisión personal del nuevo presidente Pedro Sánchez tenga que sentar necesariamente un precedente o active algún tipo de efecto llamada por el caso Aquarius: "El efecto llamada es estructura y permanente y no hace falta más que pasear por Dakar para verlo, Europa es un imán magnético y los inmigrantes, que suelen ser los jóvenes más preparados, ya saben el riesgo que corren y los que llegan a Libia no tienen a España en el foco porque les pilla lejos y buscan el camino más corto".

Borrell defiende que el rescate de esos 629 inmigrantes del Aquarius por España "no puede ser un método de trabajo ni una solución perenne sino solo excepcional" porque fueron localizados a 1.500 kilómetros de nuestras costas. Borrell apela a que la UE además de preocuparse por el fenómeno de la inmigración descontrolada "se ocupe" más y busque soluciones que tengan más efectos positivos que negativos. Y esa línea pretende que se profundice en soluciones estructurales como los acuerdos ya firmados con Libia y Turquía, con mayor cooperación al desarrollo en origen y con una reconocimiento en común de la inmigración como el gran reto futuro de la UE.

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Sobre la firma

Javier Casqueiro
Es corresponsal político de EL PAÍS, donde lleva más de 30 años especializado en este tipo de información con distintas responsabilidades. Fue corresponsal diplomático, vivió en Washington y Rabat, se encargó del área Nacional en Cuatro y CNN+. Y en la prehistoria trabajó seis años en La Voz de Galicia. Colabora en tertulias de radio y televisión.

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