Exteriores refuerza otro código ético obligado para las ONG tras los acosos
La Agencia de Cooperación al Desarrollo y 23 asociaciones especializadas se dan hasta junio para diseñar normas más estrictas
El escándalo de la ONG británica Oxfam admitiendo casos de abuso sexual de su personal en Haití en 2010 ha supuesto un baldón para esa entidad y ha puesto en cuestión el comportamiento de algunas organizaciones no gubernamentales sobre los terrenos en los que actúan. El ambiente es ahora más turbio y la sospecha es más generalizada, según admitieron ayer varios representantes de ONGs españolas en una reunión con el ministro de Exteriores, Alfonso Dastis. La cita se improvisó para anunciar la elaboración de aquí a junio de un nuevo código ético de actuación y de recepción de denuncias más estricto que afectará de manera obligatoria tanto a las ONGs como a la propia Agencia Española de Cooperación y Desarrollo (AECID).
Las 23 ONGs españolas que acudieron al encuentro (las más importantes) manejan al año unos 100 millones de euros de las administraciones públicas en proyectos de cooperación, 65 de procedencia estatal y el resto de las Comunidades Autónomas.
Acciones reprobables
La cumbre entre la cúpula de Exteriores (con el ministro y el secretario de Estado de Cooperación, Fernando García Casas) con las más importantes ONGs españolas se empezó a programar tras evidenciarse, después de los últimos escándalos sexuales y algunas corrupciones, que los controles efectuados hasta ahora a esas entidades son en ocasiones laxos. Dastis justificó esta intervención oficial en la necesidad de “trabajar conjuntamente para contrarrestar el efecto de acciones aisladas y reprobables que pueden poner en cuestión la imagen de esas ONGs de manera injusta”. El 30% de las ayudas del Estado para la cooperación al desarrollo las gestionan esas entidades. Tanto desde el Ministerio como desde la AECID y en las propias ONGs se ha concluido que vendrían muy bien medidas nuevas que ofrezcan más garantías para mantener la confianza de los ciudadanos en cómo se gestionan los recursos públicos.
"El problema no está en las cuentas"
"El problema de las ONGs no está en la supervisión de las cuentas, que ya pasan los controles de la Agencia de Cooperación, los filtros internos y también la revisión al Tribunal de Cuentas", asumieron en común representantes en la reunión de Save The Children y Médicos del Mundo. La AECID mantiene vigente desde 2014 unas exhaustivas "Normas de gestión, seguimiento y justificación de convenios y proyectos" con una pormenorizada guía de aplicación. El texto, de 175 páginas, detalla que se puede computar, presentar con recibo y justificar en 21 países receptores de ayuda al desarrollo.
El ministro propuso en la reunión a los representantes de las ONGs que colaboren con la AECID en la revisión del código ético actual de ese organismo (muy genérico) y de sus propios códigos particulares, que casi todas tienen ya aunque con claras lagunas, según admitieron al término de la cumbre. La idea en marcha, que las dos partes asumieron como buena, es que se formulen medidas y actuaciones más claras para prevenir futuros casos de abusos o corrupción y también sanciones más eficaces y contundentes cuando se compruebe que se hayan producido comportamientos inasumibles.
Tras las intervenciones de diferentes portavoces de las ONGs presentes se constató la necesidad de que el nuevo código ético conjunto acentúe su trabajo en tres ejes: los acosos sexuales, la protección a la infancia y frente a las prácticas corruptas. Algunos de los intervinentes aceptaron que en el pasado pudieron padecer casos englobados en esos tres apartados pero no dieron ejemplos ni cifras. Dijeron que esos capítulos están ya superados con despidos de los afectados o en procesos judiciales.
El ministro matizó que con esta intervención se pretende otorgar más estabilidad al sector de la ayuda al desarrollo y a las ONGs que prestan esa labor y como un “espaldarazo para recuperar la credibilidad perdida”. Algunos responsables de ONGs agradecieron ese compromiso. Otros indicaron que el problema no reside en la elaboración de más códigos éticos sino en reforzar los tres ejes de denuncias y en facilitar sistemas más útiles y eficaces para recibir denuncias (ahora en la mayoría de los casos a través de direcciones de correos electrónicos anónimas). Las ONGs, en suma, no reclaman como prioridad más códigos sino que los controles actuales se cumplan y sean más transparentes.
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