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Cargos del Govern ordenaron vigilar a miembros del PP

La policía autonómica buscaba datos para ser usados en una posible negociación

El mayor de los Mossos d'Esquadra, Josep Lluis Trapero a su llegada para declarar en la Audiencia Nacional.
El mayor de los Mossos d'Esquadra, Josep Lluis Trapero a su llegada para declarar en la Audiencia Nacional.Jaime Villanueva

Las 36 cajas de documentos que los Mossos d’Esquadra se disponían a destruir en una incineradora de Sant Adrià de Besòs (Barcelona) el pasado 26 de octubre no contenían solo información administrativa que se destruye de manera rutinaria, tal y como justificaron los responsables de la policía catalana en su día. Según documentos que han podido ver EL PAÍS y fuentes cercanas a esa investigación que analizan los miles de papeles intervenidos ese día por agentes de la policía nacional tras un chivatazo, entre ellos figuran informes y notas que demuestran que “varios políticos del PP fueron sometidos a vigilancias y seguimientos por parte de miembros del cuerpo de Mossos, utilizando en ocasiones medios técnicos de algún grupo de comunicación afín al proceso [independentista], y ordenados por cargos políticos de CDC, con la intención de poder recopilar información comprometida sobre sus movimientos, encuentros o vínculos en Cataluña, y así poder utilizar esta información en caso de tener que negociar con el Estado español, para poder llegar a su objetivo final, que no era otro que la independencia de Cataluña”, refleja uno de los muchos informes elaborados por los investigadores.

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Entre las personas espiadas por los Mossos —y según los mismos documentos— figuran también abogados catalanes “constitucionalistas” o “unionistas” como José María Fuster-Fabra Torrellas. En su caso, hay solo tres hojas, algunas de ellas rotas, que relatan una serie de vigilancias realizadas “a lo largo del mes de junio de 2017, especialmente los días 6 y 7”. “Concretamente se recoge la vigilancia que se realizó el día 6, en que estaba citado para comparecer ante la comisión de investigación del Parlament sobre la denominada Operación Cataluña”. De hecho señalan que una vez finalizada la comparecencia “asistió a un acto de Barcelona con la Selección celebrado en el Galery Hotel, donde le vieron relacionarse con gente influyente de diferentes partidos políticos como el Partido Popular por Cataluña, así como de entidades vinculadas a la extrema derecha, como pueden ser La Traca y Societat Civil Catalana”.

La investigación sobre los documentos requisados está en manos de la juez Carmen Lamela, ya que es a ella a quienes los agentes de la Policía Nacional solicitaron el permiso para intervenir las cajas a los Mossos, que en un primer momento se resistieron a entregarlas. Los papeles proceden, casi en su integridad, de la Comisaría de Información de los Mossos, que entonces y ahora dirige el comisario Manel Castellví del Peral, entonces bajo las órdenes directas del cesado jefe de los Mossos, Josep Lluís Trapero.

En otras cajas se han encontrado hasta 45 dosieres sobre la amenaza yihadista, incluido —como este lunes adelantaba El Periódico de Cataluña— el aviso de los servicios secretos americanos sobre la posibilidad de un ataque en Las Ramblas, donde se produjo un fatal atentado con 16 muertos y un centenar de heridos el 17 de agosto de 2017.

También se ha encontrado, con la palabra “Reservado”, documentación relativa a las cuentas de la familia Pujol en Andorra, tanto a nombre de Marta Ferrusola como de sus hijos. Y hasta una querella criminal presentada por el banquero andorrano Higini Cierco Noguer contra los policías Celestino Barroso y Marcelino Martín Blas.

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De lo conocido hasta el momento acerca de esos polémicos papeles, se deduce que hubo también una especie de “policía patriótica catalana” cuyo fin era contrarrestar la llamada Operación Cataluña.

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Sobre la firma

Patricia Ortega Dolz
Es reportera de EL PAÍS desde 2001, especializada en Interior (Seguridad, Sucesos y Terrorismo). Ha desarrollado su carrera en este diario en distintas secciones: Local, Nacional, Domingo, o Revista, cultivando principalmente el género del Reportaje, ahora también audiovisual. Ha vivido en Nueva York y Shanghai y es autora de "Madrid en 20 vinos".

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