Las siete administraciones de lotería de Navidad más exitosas en 2016
El año pasado se vendieron más de 13 millones de billetes por un valor de más de 2.600 millones
Algunos prefieren entrar con el pie derecho en el negocio antes de comprarla. Otros solo lo hacen en un día y hora específicos y muchos no miran el décimo hasta la fecha señalada. La lotería de Navidad es una de las tradiciones más arraigadas entre los españoles y cada año mueve miles de millones de euros. El sorteo tiene muchos rituales, entre ellos elegir bien el lugar donde se compra el décimo que puede resultar agraciado. Según Loterías y Apuestas del Estado, en 2016 se vendieron más de 13 millones de billetes (compuestos cada uno de 10 décimos o boletos) por un valor de más de 2.600 millones de euros. Estas son las siete administraciones que más eligieron los españoles para comprarlos.
7. La 4 hace su agosto en Benidorm
La administración número cuatro de Benidorm (Alicante), "La 4", es un comercio familiar fundado hace 35 años y en palabras de Mar Álvarez, su propietaria, "acostumbrado a dar premios". El año pasado La 4 vendió 25.000 décimos de lotería. Para Álvarez, la clave del éxito es la localización de su establecimiento. "Está en el centro de Benidorm, una ciudad muy turística, y muchas familias aprovechan el verano para comprar lotería". Álvarez asegura que sus premios se reparten por toda España por esto: "La gente no compra para ellos, sino también para sus familias y los reparte por todos sitios".
Como en muchas otras administraciones el número que más se ha pedido este año ha sido el 155, pero para Álvarez lo más remarcable con respecto a 2016 es la mayor afluencia de jóvenes a su negocio. Lo achaca a que el nuevo anuncio de la lotería de Navidad está enfocado más a un público juvenil. "En cualquier caso que la gente joven compre lotería es una buena noticia para nosotros", dice entre risas.
6. Décimos a prueba de bombas
Ubicada en la plaza que le da nombre, la Lotería Sol de Madrid lleva abierta desde principios del siglo XX. En su más de un siglo de historia ha cambiado su dirección del número 13 al 12 de la misma plaza, ha pasado por varios dueños e incluso sobrevivió a la caída de una bomba durante la Guerra Civil. En 1981 llegó a manos de la familia de Paloma De Marco, quien ahora dirige el establecimiento. Para ella, la plaza de Sol es parte de la tradición de comprar lotería de Navidad y muchos clientes, "tenemos algunos que llevan viniendo desde hace 20 años", afirma.
El año pasado la administración de De Marco vendió 30.000 décimos, casi todo por ventanilla o vía telefónica. Internet le supone muy poco de lo que vende, apenas un 10%. Para De Marco es muy importante el trato con el cliente e incluso envía a sus empleados para repartir décimos en persona a clientes de todo Madrid. Este 2017 asegura también que el número que más se ha pedido ha sido el 155, que se le agotó "en mucho menos tiempo del que se tardó en aplicarlo".
5. Ocho años consecutivos repartiendo El Gordo
Según su página web, la administración dirigida por Rafael Sanchís es "la más afortunada de España". Emplazada en la localidad valenciana de Manises, lleva desde 2009 repartiendo premios del gordo todos los años y esperan que este se convierta en el noveno. En el anterior sorteo de Navidad, Lotería Manises llegó a despachar casi 35.000 décimos y asegura que en este 2017 las ventas aumentarán entre un 20 y un 25%.
Sanchís comenta que en su establecimiento hay gente que traba amistad en la espera para comprar un décimo y que acaba comprando el mismo número. También afirma que muchos españoles expatriados eligen su administración, "especialmente gente que trabaja en Inglaterra". El 20% de su facturación el año pasado se realizó a través de internet. Además del consabido 155 en la Lotería Manises ha sido muy demandado el número 00000 que se agotó "tan rápido como el del artículo de la Constitución".
4. Ormaechea lleva la suerte hasta las Antípodas
En sus 76 años de historia la Lotería Ormaechea (Bilbao) ha visto cambiar mucho la manera de comprar lotería. Si hace unos años los clientes guardaban sus décimos entre estampas de la virgen o tréboles de cuatro hojas, ahora estas tradiciones conviven con los selfies que se toman tras haber comprado un boleto. Su dueño, Sergio Echevarría, achaca el éxito de su negocio al "gordo" de la Lotería que repartieron en 1986, aunque afirma que el hecho de estar en el centro de Bilbao ayuda a que se convirtiese en "una referencia".
Lotería Ormaechea vendió en torno a 35.000 billetes el pasado año, el 5% de ellos a través de internet, aunque llevan desde el año 1996 vendiendo a través de la web, que llegó a repartir una vez un premio en Australia. El de Echevarría, a diferencia de otros establecimientos, no ha visto una gran demanda del número de 155. El número que más se ha pedido este año ha sido el 13, aunque "eso ya viene siendo habitual", zanja.
3. El 'próces' y la lotería
Desde su administración ubicada en La Rambla, Jordi García, el propietario de Lotería Valdés ha visto cómo la convulsión política que ha sufrido Barcelona en 2017 ha afectado a su negocio. Las ventas por Internet, que supusieron un 6% del volumen de ventas el año pasado, han crecido. En opinión de García debido a que las manifestaciones independentistas en el centro de la ciudad, disuaden a los compradores de acudir a la ventanilla. También muchos clientes han pedido lotería en su comercio debido a que tiene el sello de las ramblas como una especie de homenaje a las víctimas del ataque terrorista. La terminación 155, muy demandada en toda España, también la han buscado los compradores, aunque en esta administración no han adquirido ese número este año.
La Lotería Valdés comenzó a hacerse célebre desde los años sesenta, que fue para Jordi García "la mejor década de venta de Lotería" del negocio. A partir de ese momento comenzaron a hacerse conocidos entre los clientes algunos hasta de Singapur. En 2016 Lotería Valdés vendió 44.000 décimos.
2. La Bruja triunfa en Quebec
"Servicio al cliente, mucho marketing y publicidad" son para Xavier Gabriel, el propietario de la Bruixa d'Or, las razones por las que una administración de lotería "perdida en el Pirineo" se ha convertido uno de los referentes en la Lotería de Navidad. "Siempre intento ofrecer al cliente una experiencia única", comenta Gabriel, para quien estar a la última en tecnología es clave en el negocio en el que se mueve. El 87% de los 2.350.000 décimos que vendió el año pasado lo hizo a través de internet y repartió billetes de lotería a clientes alemanes, sudafricanos y a un grupo de clientes de Quebec (Canadá) que llevan varios años confiando en la administración para comprar lotería. Su dueño afirma que ahora intenta hacerse un hueco entre clientes chinos.
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Otros clientes, sin embargo, prefieren recorrer las tres horas que separan Sort (Lleida), de la capital catalana para comprar los décimos en persona. "Intentamos hacer que el viaje les valga la pena", afirma Gabriel, quien ha instalado en los alrededores de la tienda multitud de escobas de bruja, estatuas con la brujita, la mascota del negocio, e incluso una tienda de regalos. "Nosotros entendemos la Lotería como algo que se regala", explica el empresario, "Esa es nuestra filosofía y eso es lo que vendemos".
Gabriel confía en que este año aumentarán sus ventas un 15%. El cambio de sede de su administración debido al próces ha tenido, en su opinión, buena acogida entre los clientes, quienes han apreciado que hayan sido "claros, no como los políticos". El número 155, la terminación estrella estas navidades, se le agotó en cinco minutos aunque Xavier Gabriel lo tenía solo por casualidad, ya que nunca pide números relacionados con eventos políticos.
1. Doña Manolita, tres horas de tradición
La administración que más vendió las pasadas navidades es también la que menos quiere hablar de ello. El centenario negocio de lotería Doña Manolita, en la madrileña calle del Carmen fue el que más billetes repartió el año pasado, aunque su gerente, Concha Corona, se niega a decir cuántos. Afirma que lo hace por superstición y por un decálogo de “buenas prácticas” que la fundadora del local dejó a sus empleados. No se puede dudar de su éxito, ya que todos los años desde semanas antes del sorteo pueden verse largas colas de clientes que esperan hasta tres horas para comprar un décimo.
En Doña Manolita gusta lo tradicional, y por ello los dependientes de la tienda siempre entregan el billete bocabajo. Como manda la tradición los clientes suelen pasar el décimo por una foto de Doña Manolita que tuvieron que renovar hace unos años y proteger un cristal porque de tanto frotar “se estaba borrando”, comenta Corona.
La demanda de billetes terminados en 155 no ha sido una excepción en la administración madrileña. El décimo que hace referencia al artículo de la Constitución se agotó muy rápido, luego lo hizo el 55 y luego el 5, aunque esto último ya es tradición porque es la terminación que más ha tocado, apunta la administradora.
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