¿Por qué los jóvenes juegan menos a la Lotería de Navidad?
El perfil de comprador habitual supera los 30 años y gasta una media de 57 euros
Es martes 5 de diciembre en Madrid, Doña Manolita está a reventar y una cola inmensa sale de la administración para perderse por la calle Mesonero Romanos. La gente espera bajo el frío mañanero a que la suerte les acompañe el próximo 22 de diciembre, y algún que otro joven merodea una zona donde la veteranía es un grado. Ante tanta expectación, algunas caras de sorpresa, como las de dos argentinas que aseguran que en su país también hay un Gordo, pero que no genera tantas colas como en España.
La realidad es que los que más gastan en el Sorteo Extraordinario de la Lotería de Navidad son los mayores de 60 años, y el perfil del comprador habitual tiene entre 30 y 49 años. En este balance, los jóvenes pasan desapercibidos. Ellos tienen la misión de sofocar el espíritu navideño que visita los hogares españoles cada 22 de diciembre —comprando los décimos de la familia por Internet o sufriendo alguna que otra cola—. Pero sobre todo, son la generación que protagonizará el futuro y que, por ahora, aleja su dinero de este juego de azar.
Según el estudio de Navidad que realiza anualmente Ventura24, el gasto medio a través de Internet es de 57 euros y en caso de resultar agraciado la mayoría prefiere compartirlo con su familia. Y a pesar de que la franja de edad en la que más ha aumentado el porcentaje de compradores online es la comprendida entre los 18 y los 29 años, son los mayores los que más invierten en este sorteo. Lo cierto es que la falta de costumbre y la sensación de heredar la compra de Lotería de padres y abuelos, posterga la euforia que rodea a este sorteo.
La economía es la principal razón porque "dependes económicamente de tus padres" y porque "es un gasto innecesario". Podría ser solo una cuestión económica, pero no lo es, es una tradición que para muchos jóvenes se ha quedado obsoleta. Con 18 años las respuestas son contundentes: "Preferimos usar el dinero para otras cosas". Los que ya tienen trabajo terminan comprando "por obligación y por si le toca a los compañeros de empresa y tú no tienes ni un décimo". El caso es que para aquellos que disfrutan la veintena, la experiencia de sus padres les sirve para no gastar tanto: "Las probabilidades de que toque son bajas, prefiero que las cosas dependan de mí".
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