Mahmud Abbas: “¿Qué hay de malo en reconocer Palestina?”
El presidente de la Autoridad Palestina visita España en busca del espaldarazo a un Estado propio
En una implacable pugna contra el tiempo, Mahmud Abbas se afana a los 82 años en preservar la pervivencia de su legado político: la Autoridad Palestina que preside desde 2005 y que contribuyó decisivamente a forjar en los Acuerdos de Oslo (1993). El veterano Abu Mazen, el apodo y nombre de guerra que le ha identificado durante décadas de esfuerzos por la causa palestina, llega en viaje oficial a España, donde este lunes le espera la mejor bienvenida que pueda ofrecerse al líder de un pueblo sin Estado. Aspira a lograr el reconocimiento pleno de Palestina, una decisión que presenta como “una inversión en favor de la paz”
Los asesores de Abbas le han desaconsejado que haga comentarios sobre la declaración unilateral de independencia de Cataluña. También le han sugerido que mantenga silencio ante las controversias de protocolo a su paso por Madrid, que han llevado a descartar la recepción como “visitante ilustre” en la misma alcaldía de la capital española que a comienzos de mes entregó la Llave de Oro de la ciudad al presidente de Israel, Reuven Rivlin. En ese clima poco propicio a las declaraciones públicas, declinó antes de emprender viaje todas las peticiones de entrevista planteadas por medios de comunicación españoles, pero aceptó responder por escrito a un cuestionario que le envió EL PAÍS.
“Estamos comprometidos en la tarea de unir a nuestro pueblo y nuestra tierra”, detalla el presidente en las respuestas enviadas desde la Muqata, sede oficial de la Autoridad Palestina en Ramala (Cisjordania). “Solo hay una Palestina para todo el pueblo palestino. Todos somos iguales ante nuestras leyes: mujeres y hombres, cristianos y musulmanes, quienes están en Palestina y los que residen en el extranjero: cada uno de los palestinos —viva en Madrid, Nueva York, Beirut, Melbourne, Gaza o Jerusalén—, tiene derecho a expresar su opinión, votar y estar representados. En este sentido, la reconciliación nacional significa un deber para los dirigentes palestinos”, explica con relación al dialogo emprendido con los islamistas de Hamás, que deben ceder el control de la Franja de Gaza antes de 1 de diciembre.
“Agradecemos los esfuerzos realizados por Egipto para concluir un acuerdo el 12 de octubre en El Cairo. Nuestro Gobierno, que es un Ejecutivo de unidad, está comprometido en aplicar el acuerdo a fin de que tenga éxito y poder continuar con el proceso de construcción institucional de Palestina, el desarrollo de los servicios públicos y la convocatoria de elecciones nacionales”, anticipa Abbas. “La consolidación del Gobierno de consenso debe conducir a un sistema con un único gobierno, una legislación y solo un arma [servicios de seguridad] legítima. Nos encontramos ahora en pleno proceso de aplicar ese acuerdo, que incluye el encuentro de todas las facciones palestinas, previsto para los días 21 y 22 de noviembre en El Cairo. Después de esas reuniones, estaremos en condiciones de hablar sobre un calendario electoral”.
Asentado al frente de la Autoridad Palestina, del partido nacionalista Fatah —fundado por el histórico dirigente Yasir Arafat— y de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP), el rais concentra demasiado poder a juicio de sus críticos. A pesar de haber sufrido recientes problemas cardíacos y de que un 61% de sus conciudadanos se muestra partidario de que se retire de la vida pública, de acuerdo con un sondeo del Centro Palestino de Investigación Política publicado en septiembre, Abbas sigue encarnando la única voz de su pueblo ante el mundo.
“Apreciamos todos los esfuerzos internacionales [en favor de la paz], incluidos los que ejerce la Administración del presidente Donald Trump. Hemos estado en París, Moscú, Pekín, El Cairo, Riad y muchas otras capitales para obtener apoyos. El objetivo es poner fin a la ocupación israelí, proclamar el Estado de Palestina dentro de las fronteras de 1967 con Jerusalén Este como capital, y afianzar una paz justa y duradera con Israel, tras resolver todas las cuestiones del estatuto definitivo mediante la aplicación de las resoluciones de la ONU y el derecho internacional”, resume el presidente los ejes centrales de la diplomacia palestina.
“El statu quo no se puede seguir manteniendo. La ocupación mediante asentamientos coloniales ejercida por Israel ha creado un régimen de apartheid, un Estado único de hecho en el que rigen dos sistemas diferentes: uno para los judíos y otro para los no judíos. Esto no es aceptable en el siglo XXI”, enfatiza. “Es este sentido, insistimos en que la ocupación debe terminar y en que apoyamos la solución de dos Estados dentro de las fronteras de 1967. Pero si a Israel se le sigue permitiendo destruir esa solución, nos veremos obligados a luchar para lograr la igualdad de derechos para todos los habitantes de la Palestina histórica, comprendida desde el río [Jordán] hasta el mar (Mediterráneo).
Mahmud Abbas llega a España en momento en el que la intermediación de Washington parece volver a apostar por la reanudación de las negociaciones entre israelíes y palestinos, paralizadas desde abril de 2014. “Tenemos los mejores recuerdos del papel que desempeñó España en el arranque del proceso de paz en 1991. Creo que es muy fácil para cualquier español en Palestina darse cuenta de cuánto ama a España nuestro pueblo, que sigue su liga de fútbol y entiende que formamos parte de una misma vecindad [en el Mediterráneo]”, reflexiona en voz alta en una de sus respuestas.
Conexión entre España y Palestina
“Esta conexión se ha compartido incluso en los momentos más dramáticos, como durante la Nakba [desastre, en árabe: éxodo palestino en torno a la creación del Estado de Israel] de 1948. El próximo mes de enero se cumplen 70 años del asesinato de un valiente diplomático español, Manuel Allende-Salazar, por un grupo [armado] sionista, como parte de su campaña para expulsar a las familias palestinas de sus hogares. Entiendo que Manuel Allende-Salazar [vicecónsul en Jerusalén] fue el primer mártir de la diplomacia española”.
El cónsul adjunto español Allende Salazar perdió la vida la noche de Reyes de 1948 en el atentado contra el hotel Semíramis de Jerusalén, donde residía. La voladura con explosivos del edificio, que fue atribuida al Haganá, organización paramilitar judía bajo el mandato británico de Palestina, causó la muerte de 24 personas. El 28 de mayo de ese mismo año, dos semanas después de la proclamación del Estado de Israel, la mayoría de los grupos armados del sionismo se integraron en las recién creadas Fuerzas de Defensa de Israel.
“España disfruta de un estatuto especial en Palestina, al ser uno de los signatarios del statu quo de los santos lugares, el acuerdo más antiguo en vigor en Palestina. En Nochebuena, como parte de ese acuerdo, el cónsul general español en Jerusalén —que esperamos se convierta pronto en el embajador de España en el Estado de Palestina—, estará sentado muy cerca de mí en la Iglesia de la Natividad [de Belén] en el lugar de nacimiento de Jesucristo”, destaca el rais en una señal amistosa antes de pasar al capítulo del memorial de agravios.
“Sin embargo, hay varias cuestiones pendientes con respecto a nuestras relaciones con España y la Unión Europea en general que deben ser discutidas. Con toda honestidad decimos: no es suficiente afirmar que un país apoya la solución de los dos Estados si se niega a reconocer los dos Estados. ¿Qué hay de malo en reconocer Palestina? El reconocimiento es una inversión en favor de la paz, y de hecho cuenta con el apoyo de la gran mayoría de los españoles”.
Expansión de las colonias
La expansión de las colonias israelíes en Cisjordania y Jerusalén sigue siendo vista por el Gobierno de Ramala como el principal obstáculo para la paz. “No es suficiente decir que los asentamientos israelíes en la Palestina ocupada son ilegales si se continúa comerciando con ellos. Por desgracia, hemos visto cómo varias empresas europeas se benefician de la ocupación. Tenemos que poner fin a esta situación”.
El presidente palestino agradece el apoyo económico dado por el Gobierno y el pueblo de España a Palestina, pero plantea pasar ya pasar “a la siguiente etapa”. “El hecho de que algunos de los proyectos más importantes financiados por España fueran destruidos o gravemente dañados por Israel —incluido el aeropuerto internacional Yasir Arafat de Gaza— muestra que no es suficiente con apoyar la construcción institucional de Palestina sin no se toman medidas concretas para lograr una solución política”, advierte. El aeropuerto de Gaza fue construido en 1998. La UE aportó la mitad de los 70 millones de euros que costaron unas instalaciones que fueron arrasadas tres años después, durante la Segunda Intifada (2000-2005), por las Fuerzas Armadas de Israel. España había contribuido con 20,5 millones de euros a la financiación europea de la terminal aérea palestina.
“La UE y España tienen una responsabilidad legal y moral”, concluye el líder palestino el cuestionario planteado por EL PAÍS, “en la aplicación del derecho internacional humanitario y en las decisiones de la ONU, como la resolución 2334, que declara carentes de legitimidad los asentamientos israelíes en Cisjordania y Jerusalén Este, aprobada el pasado diciembre".
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