Ningún pueblo del mundo aceptaría vivir así
El presidente de la AP sostiene que después de 50 años la ocupación se ha convertido en colonialismo
Nuestro reto como palestinos es mayor que nunca. Después de 50 años, somos el único pueblo que queda en el mundo sometido a una ocupación. Y desde hace más de 100 años se nos niega activamente el derecho a la autodeterminación, con todas las adversidades que la negación de ese derecho lleva consigo: exilio y desplazamiento forzoso, ocupación y subyugación, acoso y encarcelamiento. No cabe duda de que el equilibrio de poder sigue firmemente inclinado en nuestra contra. Pero creo en nuestros ciudadanos y estoy convencido de que, incluso en estas circunstancias, podemos y lograremos imponernos. Tenemos la verdad de nuestra parte y la fuerza en nuestro corazón.
Nuestro sueño para alcanzar la paz sigue siendo claro y coherente: dos Estados soberanos e independientes con las fronteras de 1967. El Estado de Palestina —con Jerusalén Este como capital— viviendo en paz y con seguridad junto al Estado de Israel. Jerusalén es una ciudad abierta que hace honor a su rica historia como cuna de las tres religiones monoteístas. Una solución justa para la cuestión de los refugiados está basada en la Iniciativa Árabe para la Paz (IAP) y en la Resolución 194 de la Asamblea General de Naciones Unidas. Es necesaria la libertad para todos los palestinos presos en cárceles israelíes.
Nos hemos comprometido a explorar y desarrollar soluciones creativas basadas en el derecho internacional y en las resoluciones pertinentes de Naciones Unidas. La IAP es una propuesta regional que lleva sobre el tapete desde 2002. Ofrece a Israel la normalización de las relaciones con 57 países árabes e islámicos, a cambio de su retirada a las fronteras de 1967 (con la Resolución 242 del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas como base), una resolución justa y pactada al problema de los refugiados (basada en la Resolución 194 de la Asamblea General de Naciones Unidas) y la aceptación de un Estado palestino independiente y soberano con Jerusalén Este como capital.
Hasta el momento, Israel ha hecho caso omiso de este ofrecimiento histórico. Y sin embargo, nosotros lo mantenemos. No hay un paso directo a la normalización entre Israel y el mundo árabe sin que Israel ponga fin por completo a la ocupación del Estado de Palestina, y sin que al mismo tiempo cumpla con las obligaciones que le corresponden de acuerdo con el derecho internacional.
"Nuestro sueño para alcanzar la paz sigue siendo claro y coherente: dos Estados soberanos e independientes con las fronteras de 1967"
Por nuestra parte, nos hemos centrado en una estrategia de internacionalización, que incluye la petición de que se reconozca al Estado de Palestina y de que pueda acceder a las organizaciones internacionales, con el objetivo de crear las condiciones necesarias para que nuestros ciudadanos consigan su derecho legítimo a la libertad y a la independencia, dando la mejor oportunidad de éxito a la solución de los dos Estados y a la paz. El objetivo de esta estrategia es llevar la cuestión palestina a un foro multilateral, arraigar la posible solución más firmemente en el derecho internacional, adherirnos a los principios universales y a las normas mundiales, y obtener el apoyo de la comunidad internacional para que todas las partes asuman su responsabilidad de acuerdo con lo establecido en el derecho internacional y en los tratados previamente establecidos. Si no se asume la responsabilidad por las transgresiones —en especial las relacionadas con Israel como potencia de ocupación— no puede haber esperanza de hallar una solución justa y duradera.
"Nos hemos centrado en una estrategia de internacionalización"
La ocupación sobrevive desde hace 50 años, y durante este tiempo se ha transformado activamente, dejando de ser una ocupación militar y convirtiéndose en un proyecto de colonialismo de asentamiento. En última instancia, sin embargo, la situación es tan insostenible como inaceptable. Ningún pueblo del mundo toleraría vivir en estas condiciones, y nosotros no somos la excepción. Somos madres y padres, abuelas y abuelos. Ante todo, deseamos un entorno seguro y un futuro lleno de oportunidades y posibilidades para nuestros hijos, nuestros nietos y todas las generaciones futuras de esta vibrante y hermosa tierra.
Somos una nación pequeña pero grandiosa, orgullosa de nuestra diversidad y de nuestra identidad. Educamos a nuestros hijos para que se respeten a sí mismos y a los demás rebelándose contra la injusticia allí donde se encuentre. Construimos nuestras instituciones sobre la base de las responsabilidades que les corresponden de acuerdo con el derecho internacional. Palestinos musulmanes, cristianos y samaritanos vivimos y oramos juntos, trabajamos juntos por la libertad y la justicia. Somos un pueblo famoso por su hospitalidad y estamos decididos a alcanzar nuestro potencial pleno como Estado independiente y soberano, que da la bienvenida a Tierra Santa a gente de todas las religiones.
Esperamos ver el día en que, en lugar de conmemorar 50 años de ocupación, celebremos el fin de esta ocupación, y con él, el principio de la independencia, la justicia, la paz y la estabilidad en nuestra región y fuera de ella. Mientras tanto, el pueblo palestino se mantendrá firme.
Mahmud Abbas es presidente de la Autoridad Palestina. Artículo publicado en This week in Palestine.
Traducción: Newsclips.
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