El PSOE reprueba a la vicepresidenta y la unidad con el PP se resquebraja
La acción policial del 1 de octubre tensa la relación de los dos partidos y Ciudadanos
La unidad del PP, PSOE y Ciudadanos frente al independentismo quedó dañada ayer por la decisión de los socialistas de reprobar a la vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría por las cargas policiales del 1 de octubre. “Tiene la responsabilidad política”, justificó Margarita Robles, portavoz del PSOE, que considera compatible esa reprobación con el apoyo al Ejecutivo frente al secesionismo. No es la única discrepancia. Mientras Mariano Rajoy no adelanta qué pasos dará a la espera de que la Generalitat se mueva, Albert Rivera urge a aplicar el artículo 155 de la Constitución y Pedro Sánchez no aclara su posición.
Solo dos días después de la jornada del referéndum del 1 de octubre, la unidad entre los partidos constitucionalistas quedó rota al registrar el PSOE en el Congreso una iniciativa para reprobar a la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría. La propuesta —que necesitaría el apoyo de Unidos Podemos, PDeCAT o ERC para tener éxito—, reflejó las discrepancias entre los dos partidos sobre la gestión del dispositivo policial del domingo. Además, han aflorado las dificultades que rodean al bloque constitucionalista para mantener la unidad de acción en la respuesta al independentismo. No hay propuestas comunes, y, además, el desarrollo de la jornada del 1 de octubre ha dejado secuelas profundas entre el PSOE y el Gobierno. Las justificaciones de los socialistas para reprobar a la vicepresidenta y su defensa del acuerdo no fueron aceptadas por el Gobierno.
“Defendemos el papel de las fuerzas de seguridad del Estado”, declaró Margarita Robles, la portavoz parlamentaria del PSOE. “La policía actúa porque lo dice un juez, pero cómo se materializa esa actuación y la coordinación de la acción del Gobierno corresponden a quien se hace llamar ‘la ministra para Cataluña”, añadió en referencia a la vicepresidenta, que ha tenido durante muchos meses una presencia constante en esa comunidad autónoma sin que haya producido efectos políticos en la actitud de los soberanistas.
Los socialistas reprueban a la número dos del Gobierno pero mantienen su voluntad de hacer un frente común contra los secesionistas. Este difícil equilibrio es el que ayer quiso explicar la portavoz del PSOE al señalar que se mantienen junto a al Ejecutivo “en la defensa del Estado de derecho y de la legalidad frente al desafío independentista”. El PSOE, ante los acontecimientos del 1 de octubre, cuestiona y denuncia “las directrices políticas” que guiaron la actuación de las Fuerzas de Seguridad del Estado. No solo le parece mal a los socialistas, sino que esa actuación ha sido criticada por instituciones europeas, aunque no por los gobiernos. “Ha causado alarma en el Parlamento Europeo, en la Comisión Europea y en el Consejo Europeo”, enumeró Robles, que también citó al Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos.
Este paso del PSOE, meditado durante todo el lunes, provocó críticas del PP y de Ciudadanos, pero también de los sindicatos policiales. En una situación de máxima tensión en la que policías y guardias civiles se ven obligados a abandonar los hoteles en los que pernoctan, la crítica del PSOE cayó como un mazazo. De nada sirvió que los socialistas pusieran la crítica en las directrices políticas. “Si ya es indignante el miedo a asumir responsabilidades del PP y su presidente, no es menos vergonzoso que un partido como el PSOE insista en poner el acento en las cargas policiales del 1-O”, argumentaron en un comunicado conjunto los cinco sindicatos policiales. El PSOE “es la misma formación política bajo cuyo mandato se ejecutaron cientos de cargas de similar o mayor dureza en todos sus años de Gobierno”, continúa el comunicado de los sindicatos policiales.
Enmienda rechazada
La unidad entre los partidos quedó tocada la semana pasada cuando el PSOE votó en contra de una propuesta de Ciudadanos en apoyo a las acciones del Gobierno. Esa parte era compartida pero el partido de Albert Rivera rechazó una enmienda de los socialistas en la que se apelaba al diálogo. Esa negativa llevó al secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, a ordenar a su grupo parlamentario que presionara el botón del no en la votación. En ese momento, el Gobierno miró para otro lado y la propia vicepresidenta acudió al Congreso tras esa votación para dejar el mensaje de que la colaboración entre los tres partidos era satisfactoria.
Ayer, ya no se puso paños calientes ni hubo disimulos. El PP censuró al PSOE sin ambages. “Me parece muy irresponsable y muy inoportuno esa iniciativa de reprobación cuando lo que necesitamos en estos momentos son mensajes de unidad y no de confrontación”, criticó el portavoz parlamentario del Grupo Popular, Rafael Hernando. “El PSOE lleva algún tiempo equivocándose. El lunes nos pedían negociar con Carles Puigdemont y Oriol Junqueras y ahora nos anuncian la reprobación de la vicepresidenta. No es el camino”, concluyó.
La iniciativa socialista produjo desconcierto en las filas de Ciudadanos. “Es muy preocupante que en esta grave situación la prioridad del PSOE sea presentar esa reprobación”, señaló José Manuel Villegas, su secretario general y número dos de Albert Rivera. La crítica la extendió al Gobierno por su manera de entender la unidad. “La unidad tiene que ser para hacer algo, no para la inacción”. Ciudadanos se pregunta por qué Rajoy no toma alguna iniciativa antes de que el Parlament pueda hacer una declaración de independencia.
A vueltas con el 155
No hay acuerdo en la propuesta de Ciudadanos de activar el artículo 155 de la Constitución. El Gobierno se ampara en que el PSOE no está de acuerdo con esa iniciativa, pero tampoco Rajoy está convencido de que sea una opción adecuada. “Una medida de este estilo tiene que contar con el mayor apoyo posible”, resumió Rafael Hernando, el portavoz parlamentario del PP. “Sé que hay gente que cree que el 155 es el bálsamo de Fierabrás y que va a resolver todos los problemas”, ironizó. “Pero si es decisión solo de una fuerza política va a ser difícil que tenga el respaldo no solo de los senadores sino de la mayoría de la sociedad catalana y estamos aquí para crear acuerdos y consensos”, anticipó.
El Gobierno, por su parte, pide “lealtad” y se ha mostrado contenido en la respuesta a las críticas del PSOE. Por encima de esos desencuentros —que en otro tiempo hubieran provocado una dura respuesta—, Rajoy prioriza que los tres partidos construyan una imagen de unidad, según fuentes del gabinete presidencial. Tampoco ha ayudado a la unidad que el presidente del Gobierno haya decidido posponer hasta la próxima semana su comparecencia en el pleno del Congreso para tratar el conflicto en Cataluña.
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