Un hijo de la pareja que se suicidó en Huelva: “Mamá está dormida y muy fría”
Los vecinos de Calañas niegan signos de abandono en los menores que convivieron con los cadáveres
La pareja hallada muerta en La Zarza —una pedanía minera de 1.200 habitantes perteneciente Calañas (Huelva)— falleció por una ingestión masiva de fármacos, según fuentes policiales, que apuntan a un suicidio. Los cuatro hijos de la mujer —de 5, 7, 9 y 14 años— convivieron durante cuatro días con el cuerpo de su madre, Rocío, de 32 años, y el de su actual pareja, José Antonio, un militar en la cuarentena retirado por minusvalía.
La historia de la pareja y los niños de La Zarza es un relato más de la miseria que ha dejado en herencia la crisis. Rocío y José Antonio, residían en la barriada de la Navidad de la capital onubense, una de las más desfavorecidas. Habían formado parte de un programa de ayuda familiar de Asuntos Sociales, según confirmó la Junta de Andalucía. Hace tres semanas, viendo que las condiciones de vida no mejoraban, decidieron irse con los cuatro hijos de Rocío a La Zarza, la pedanía de donde tuvo que salir la familia de la mujer tras el cierre de las minas de la zona. Pero se llevaron brotes de fuerte depresión que trataban con fármacos. A principios de la pasada semana, una “ingesta masiva” de estos medicamentos les provocó la muerte. Hasta el sábado, los menores, acostumbrados a que la pareja pasara los días bajo los efectos de los tranquilizantes, no advirtieron de la muerte de su madre.
Según ha relatado a EL PAÍS una prima de la fallecida, el hijo mayor sí fue consciente de que algo grave pasaba, pero mantuvo en secreto el estado de su madre y de su pareja porque tenía miedo de que separaran a los hermanos.
Dos semanas antes de la muerte, la familia había ocupado una casa casi en ruinas de la madre de Rocío. Los servicios municipales les informaron de que la vivienda no disponía de las condiciones de habitabilidad y les trasladaron provisionalmente a un hostal de la aldea, a la espera de encontrar una casa de alquiler. Allí pasaron los últimos días, hasta que el casero, Andrés, se acercó el sábado y uno de los hijos le dijo que su madre no podía abrir porque estaba “dormida y muy fría”.
Una prima de Rocío, la mujer fallecida, asegura que el mayor de los niños era consciente de que algo grave había ocurrido, pero siguió haciéndose cargo del aseo y los cuidados de los más pequeños durante varios días por miedo a dejar de convivir con ellos.
La madre biológica de los niños y José Antonio, su actual pareja, atravesaban problemas económicos y ninguno tenía aún empleo, pero, según el alcalde de La Zarza, Juan Manuel Serrano, no tenían antecedentes por alcoholismo ni por drogadicción. “La madre tomaba pastillas para dormir porque no conciliaba bien el sueño por las noches, por eso era algo normal para sus hijos que por las mañanas estuviera dormida”, relató.
Los vecinos no habían observado señales para estar en alerta ni signos de desatención o abandono por parte de la pareja hacia los menores, que estaban escolarizados. En alguna ocasión, los niños habían ido sin desayunar al colegio, relatan fuentes municipales, que no conceden una gran importancia a este hecho, relativamente frecuente en un municipio cuya economía se está resentida desde los cierres de las minas.
Las muestras tomadas en las autopsias de la pareja han sido remitidas a los laboratorios de toxicología, donde serán analizadas. La investigación no refleja por el momento que hubiera consumo de otro tipo de drogas, aunque sigue abierta. También se descarta que hubiera signos de violencia causados por terceras personas, por lo que se ha rechazado la posibilidad de un homicidio, según han confirmado los agentes.
Durante los cuatro días que estuvieron sin el cuidado de adultos, los menores han comido los alimentos que había en la casa y se han mantenido en silencio, sin llamar la atención. La ausencia de los adultos era habitual y los pequeños estaban acostumbrados a que, incluso con la presencia de ellos en casa, no les prestaran mucha atención. Ellos se cuidaban solos y era el mayor el que asumía responsabilidades, en la medida de sus posibilidades, más importantes. Los pequeños contaron a los agentes que se habían vestido y cuidado solos.
Los servicios sociales han abierto un expediente para determinar el futuro de los pequeños. El padre biológico de tres de ellos se ha hecho cargo de los menores y ha solicitado la custodia de todos, incluso del que no es su descendiente. La fallecida, según fuentes municipales, había pedido ayuda económica para pagar la vivienda, solicitud que se estaba tramitando en la actualidad.
Sin signos de abandono ni de drogadicción o alcoholismo
Todos conocían la precariedad económica de Rocío y José Antonio, pero en ningún caso se advirtió de una situación de abandono de los niños. “Los servicios sociales no tenían constancia de desamparo”, reconoció el delegado de la Junta en Huelva, Francisco José Romero.
Tampoco los dueños del hostal La Coneja, donde pasaron unos días los miembros de la familia hasta encontrar la vivienda de alquiler y evitar la ruinosa casa familiar. “Se les veía muy unidos y Rocío no descuidaba nunca a los niños”, afirmó la encargada del albergue.
En la escuela detectaron que había días que no traían desayuno. “Pero como otros cuyas familias lo están pasando mal y consiguen en el colegio las tres comidas diarias”, resume el alcalde de La Zarza, Juan Manuel Serrano.
Los vecinos de la pequeña localidad conocían poco a los recién llegados, pero a José Antonio lo habían visto tomar alguna Coca Cola en el bar. A ninguno de los dos se les vio nunca afectados por alcohol o drogas.
Por el momento, los menores permanecerán con el padre biológico de tres de ellos y estarán bajo vigilancia de la Junta. Un juez determinará quién asume la custodia.
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