El PP neutraliza la moción de Podemos contra Cifuentes
Los populares lograron desactivar el debate con su versión más bronca
La moción de censura de Podemos contra Cristina Cifuentes, preludio de la censura contra Mariano Rajoy de la semana próxima, pinchó ayer en el debate en la Asamblea de Madrid que el PP logró desactivar con su versión más bronca. Los populares, que no respondieron por los casos de corrupción, torpedearon la sesión con una interpretación del reglamento discutida por los grupos, mientras Podemos desaprovechó el foco con discursos sin mordiente.
El PP consiguió neutralizar la moción de censura a Cifuentes revolviéndose en un debate de diez horas que dominó a base de las intervenciones continuas de siete consejeros del Gobierno autónomo y del portavoz del grupo parlamentario, y que Podemos no supo capitalizar. La estrategia de los populares, bien preparada como reconocían en Podemos, logró que la sesión quedara reducida a una bronca en la que el Ejecutivo de Cifuentes rehuyó el fondo de la acusación por corrupción. El partido de Pablo Iglesias, enfrente, apenas mordió al PP ni consiguió dar relieve a su proyecto alternativo ni a su candidata a la presidencia, Lorena Ruiz- Huerta. En las filas del partido que presentaba la censura fue palpable la decepción por una oportunidad perdida.
De nada sirvieron las protestas del resto de grupos por el “filibusterismo” del PP, en palabras del diputado del PSOE Modesto Nolla, en su interpretación del reglamento para permitir que los miembros del Gobierno intervinieran continuamente en cualquier momento. Incluso el socio de investidura de Cifuentes, Ángel Aguado, reprochó al PP su actitud, que equiparó a la de Podemos. “El PP ha decidido sumarse a esta fiesta y hacer perder el tiempo a los madrileños”, criticó. El debate se fue enrareciendo con el paso de las horas, hasta que a última hora de la tarde alcanzó el máximo de tensión después de que el diputado de Podemos Jacinto Morano advirtiera a Cifuentes que podía pasar a la historia como “Cristina I, la loca de Madrid”, ante lo que Enrique Ossorio, portavoz del PP, acusó a Podemos de tener en sus filas a “pederastas y traficantes de drogas”. Todo el PP, Cifuentes incluida, abandonó el salón de plenos en protesta, aunque luego volvió para votar.
La presidenta se escuda en sus consejeros
La presidenta de la Comunidad de Madrid, Cristina Cifuentes, no tomó la palabra en el pleno en el que se discutía la moción de censura contra su Ejecutivo. Manifestó su opinión en los pasillos de la Asamblea de Madrid donde denunció que la oposición había querido “callar y amordazar” a los miembros de su Gobierno. También rechazó las críticas que llovieron desde la oposición por la constante intervención en el pleno de sus consejeros. Recordó que cuando se debatió la otra moción de censura que vivió la Asamblea en 1989, cuando era presidente el socialista Joaquín Leguina, participaron todos los consejeros.
La primera interrupción del PP llegó pronto, tras la presentación de la moción de censura por parte de Espinar, secretario general de Podemos en la Comunidad de Madrid. Aunque el turno era después para Lorena Ruiz-Huerta, la portavoz de Podemos y candidata a sustituir a Cifuentes, se coló entre medias el vicepresidente del Gobierno, Ángel Garrido, y la primera participación de Ruiz-Huerta quedó relegada a un segundo plano.
La táctica del PP para defenderse de la moción de censura pasó también por embarrar la discusión y tratar de equiparar los casos de irregularidades que han afectado a los dirigentes de Podemos con las operaciones de corrupción que protagoniza su partido. Garrido ejerció el papel de ataque y se despachó contra Podemos y su candidata, Ruiz- Huerta, a la que llamó por sus dos apellidos, “Ruiz- Huerta García de Viedma”, para destacar su linaje. El vicepresidente madrileño comparó la moción de censura con una “feria de vanidades” y la “fiesta de puesta de largo” de la portavoz de Podemos. La candidata le respondió acusándole de emitir un “rosario de prejuicios machistas, paternalistas y clasistas”.
Los reproches del PP se dirigieron también a la tribuna de invitados, desde donde la cúpula de Podemos casi en pleno arropó a sus representantes madrileños. Entre ellos, el líder de la formación, Pablo Iglesias; el secretario de Organización, Pablo Echenique; la portavoz en el Congreso, Irene Montero; el próximo candidato a la presidencia de la Comunidad de Madrid, Íñigo Errejón, y el cofundador de Podemos, Juan Carlos Monedero. Garrido aludió a las “becas black” de Errejón en la Universidad de Málaga o a los problemas fiscales de Monedero y sentenció: “Podemos no puede”.
Podemos rehuyó el barro pero tanto el discurso de Ramón Espinar, proponente de la moción, como el de Ruiz-Huerta, la candidata, adolecieron de un tono plano y dejaron frío a su propio partido. La abogada Ruiz-Huerta defendió la moción durante hora y media (no tenía límite de tiempo), en una intervención plomiza plagada de datos técnicos sobre los problemas que, en su opinión, atenazan a la región, que apenas despertó aplausos incluso desde su propia bancada. En la tribuna, la plana mayor de Podemos siguió el discurso con evidente poco entusiasmo. La candidata del partido morado reprochó a Cifuentes las campañas pagadas con dinero negro, el expolio de las grandes empresas madrileñas como Caja Madrid, el Canal de Isabel II y Telemadrid, y las privatizaciones para reducir los controles internos a las empresas. “Detrás solo estaba el expolio y la rapiña”, sostuvo. Fue Espinar el encargado de martillear al PP con la corrupción, pero también con falta de vigor. El diputado tuvo que ausentarse del Pleno unas horas por el fallecimiento de su abuela el día anterior.
“El deterioro ético y político de la Comunidad de Madrid es indudable. Ustedes son una máquina de denigrar las instituciones”, espetó Espinar a la bancada popular. El líder de Podemos en Madrid subrayó además que Cifuentes no puede rehuir la responsabilidad de la corrupción y el caso Lezo, aunque la presidenta insistiera ayer en lo que se juzgaba con la moción se dirigía a “la acción de Gobiernos anteriores”. “Usted ha estado ahí desde hace 27 años. Los ha visto pasar a todos y usted ha sido corresponsable”, le dijo a Cifuentes.
En la dirección nacional de Podemos advertían que la estrategia del PP de tratar de instalar el mensaje de que “todos son iguales” se repetirá seguramente en el debate de la moción a Mariano Rajoy en el Congreso, y lamentaban el “tono tabernero” de los populares. “Su intento es arrastrarlo todo a ese lugar donde no se puede distinguir el agua limpia de las aguas fecales”, reflexionaba Juan Carlos Monedero. Pero en el partido fueron conscientes de que el debate no se había ganado.
Posición de equilibrio
El PSOE y Ciudadanos, que no apoyaron la moción, adoptaron un perfil bajo. Los socialistas trataron de representar una posición de equilibrio entre la crítica a la corrupción al PP pero también a Podemos por cómo había fraguado la moción de censura. El portavoz adjunto del PSOE, José Manuel Franco, que desgranó la postura de su grupo en lugar de Ángel Gabilondo, afirmó que existen motivos sobrados para censurar al Gobierno de la Comunidad de Madrid. Pero, al mismo tiempo, puso en duda si era “razonable” una propuesta sin posibilidad aritmética de salir adelante, fundamentalmente porque Podemos no ha trabajado “en la búsqueda de un consenso”. Ahora bien, el PSOE terminó “tendiendo la mano” a Podemos para que “en un futuro” ambas fuerzas puedan “consensuar posturas y llegar a desalojar del Gobierno de Madrid al PP”, aseguró el socialista.
“Han venido a montar el circo y lo han montado entre los dos (por Podemos y el PP), desprestigiando la institución”, se quejó por su parte Ignacio Aguado, portavoz de Ciudadanos. Podemos no logró sumar más votos a su moción que sus 27 diputados. Diez horas después, la censura a Cifuentes fue rechazada por 64 votos en contra (47 del PP y 17 de Ciudadanos) mientras los 37 del PSOE se abstuvieron.
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