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Los Reyes cierran en un santuario sintoísta una visita a Japón llena de esperanzas

Los emperadores acompañan a Felipe VI y la reina Letizia a Shizuoka en su última jornada

Miquel Alberola
Los Reyes Felipe VI y Letizia, acompañados por los emperadores Akihito y Michiko, durante su visita al complejo sintoísta de Sengen.
Los Reyes Felipe VI y Letizia, acompañados por los emperadores Akihito y Michiko, durante su visita al complejo sintoísta de Sengen.Javier Lizón (EFE)

Felipe VI y la reina Letizia han culminado este viernes la visita de Estado a Japón, que durante tres días ha llenado de actividades su agenda y de expectativas económicas a los empresarios españoles desplazados a Tokio para celebrar la vigesimotercera reunión del Comité Bilateral Hispano-Japonés de Cooperación Empresarial. Ha sido su primera visita de Estado a Asia como reyes, cuyo eje vertebral ha sido la economía, y ha sido posible en Japón gracias a que el Gobierno del país del sol naciente ha guardado el turno (solo recibe dos visitas de Estado al año) pese a haber sido aplazada en 2016 por los problemas políticos de España.

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Puede haber sido, además, una de las últimas visitas de Estado que protagoniza el emperador Akihito, quien hace meses manifestó su voluntad de abdicar debido a su avanzada edad (84 años), antes de que su hijo primogénito, el príncipe Naruhito, se convierta en el 126 emperador del Trono del Crisantemo como primero en la sucesión. Y, sin duda, ha servido para fortalecer los vínculos entre ambas Monarquías y para poner en contacto a empresarios de ambos países y abrir posibilidades de colaboración económica.

Todavía con los ecos de la voluntad de algunos de los grandes empresarios japoneses de invertir más en España, y tras ofrecer España al primer ministro japonés, Shinzo Abe, como aliado preferente en la Unión Europea, el Rey ha filtrado estas esperanzas en un santuario sintoísta de madera mojada por la fuerte lluvia caída en buena parte de Japón.

La visita de Estado ha concluido a 180 kilómetros de Tokio, en Shizuoka, una ciudad de más de 700.000 habitantes situada al suroeste de Japón, amenazada como toda su provincia por un previsible devastador terremoto. Sobre las 10.40 (siete horas menos en la España peninsular), en la estación de ferrocarril esperaban centenares de personas la llegada del tren Shinkansen, conocido como tren bala, procedente de Tokio. En varios vagones habilitados de este convoy viajaban los Reyes y los emperadores, que han decidido acompañar a Felipe VI y la reina Letizia en su última etapa en Japón en un gesto de deferencia.

La primera cita de los Reyes y los emperadores Akihito y Michiko en este lluvioso día pasaba por el Centro de Estudio, Concienciación y Prevención de Catástrofes Naturales provocadas por movimientos sísmicos de esta provincia. Aquí han conocido el trabajo de concienciación educativa y difusión para prevenir y optimizar la capacidad de respuesta ante el riesgo crónico de terremotos y tsunamis. Japón está situado sobre la presión de tres placas y cuenta con una larga tradición de desastres sísmicos que han hecho que el subconsciente japonés esté a la espera de “el gran terremoto”, que en el caso de la provincia de Shizuoka, de donde procede casi la mitad del té verde japonés, recibe el nombre de Tokai.

Durante el recorrido junto a los emperadores han asistido a demostraciones que ayudan a comprender el mecanismo de un tsunami, los efectos que una sacudida sísmica puede tener en un edificio alto o bajo en función de la intensidad o el zarandeo virtual que se puede sufrir en una silla con cinturones de seguridad en algunos de los terremotos que han ocurrido en Japón.

Tras esta visita, los Reyes y los emperadores se han dirigido al complejo Fugetsuro, levantado en la que fue residencia del último shogun (caudillo militar) previo al emperador. Aquí, antes de almorzar, han podido contemplar el reloj mecánico más antiguo de Japón, un regalo que Felipe III hizo en 1611 al shogun Ieyasu, de la dinastía Tokogawa, en agradecimiento a la ayuda que prestó al naufragio de un galeón español que se dirigía de Filipinas a México. Tanto los Reyes como los emperadores han seguido con gran atención e interés las explicaciones del custodio, que, con ocasión de la visita, ha traído el reloj de cobre desde su emplazamiento habitual, el Templo Toshogu.

La comitiva se ha dirigido posteriormente al santuario sintoísta Sengen Jinja, insertado en un complejo de 26 templos de madera en el centro de esta ciudad próxima al monte Fuji. Los Reyes y los emperadores han presenciado un espectáculo de música y danza tradicional japonesa antes de que se despidiesen ambas delegaciones y Felipe VI y la reina Letizia se dirigieran hacia el aeropuerto Monte Fuji para tomar el avión de regreso a España con la esperanza de que las expectativas para España florezcan como lo hacen los cerezos japoneses en estos días de hanami.

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Sobre la firma

Miquel Alberola
Forma parte de la redacción de EL PAÍS desde 1995, en la que, entre otros cometidos, ha sido corresponsal en el Congreso de los Diputados, el Senado y la Casa del Rey en los años de congestión institucional y moción de censura. Fue delegado del periódico en la Comunidad Valenciana y, antes, subdirector del semanario El Temps.

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