El viaje que destapó al ‘virrey’ de Valladolid

Alfonso Centeno es “el cacique de su pueblo y el virrey de la provincia”. Los adjetivos salen de la boca de sus adversarios políticos, aunque no hay dudas del poder que el alcalde de Olmedo por el PP y diputado en las Cortes de Castilla y León ha cosechado en Valladolid. El reinado de Centeno, sin embargo, declina a medida que crecen las sospechas de que puso su influencia al servicio de una constructora. Un viaje a Japón, costeado por Isolux-Corsán —avanzado por EL PAÍS—, le ha puesto en el punto de mira. Centeno afronta una comisión de investigación en la Diputación de Valladolid —de la que fue vicepresidente— mientras su figura pública mengua: fue relegado hace unos días en un acto con el ministro de Justicia, Rafael Catalá.

Ahora surgen nuevos indicios de corrupción. Figuran en el sumario del caso Adif, que nació en Barcelona por los sobrecostes millonarios en las obras del AVE, adjudicadas a Isolux-Corsán. Los registros en los servidores de correo de la empresa destaparon una red de sobornos en toda España y en todos los ámbitos de la Administración. El Valladolid de Centeno ocupa un lugar privilegiado en esas investigaciones.

En junio de 2007, Antonio González —jefe de Construcción de Corsán— ordenó a sus empleados reservar un viaje a Japón para seis personas: él mismo, Centeno, y otro empresario, todos acompañados de sus mujeres. El viaje, del 3 al 10 de agosto (Madrid-Tokio, Osaka-Madrid) costó 5.752 euros por persona. El alcalde popular admite que hizo el viaje, pero dice que lo pagó de su bolsillo. Y ha aportado un “justificante de viaje” de El Corte Inglés, documento que la oposición considera insuficiente. La juez del caso Adif ve indicios de cohecho y ha remitido la documentación a los juzgados de Valladolid.

La Guardia Civil sospecha que Corsán pagó el viaje a Japón en agradecimiento por las gestiones que Centeno hizo a su favor. El sumario del caso muestra la intervención del alcalde de Olmedo en obras públicas adjudicadas a Corsán en Valladolid: una pista de esquí seco —que nunca se usó por denuncias ecologistas— y unos parques solares.

La Diputación de Valladolid adjudicó, en junio de 2006, las obras de la pista de esquí seco por cuatro millones. El contrato se hizo a través de la empresa pública Sodeva. Fuentes consultadas aseguran que, desde la vicepresidencia de la Diputación, Centeno situó en puestos clave de Sodeva a personas de su confianza.

Apenas dos meses después de la adjudicación, un trabajador escribe a Antonio González —el directivo de Corsán que viajó a Japón con Centeno— que ya tiene las “entradas” a los toros para Luis Sánchez, entonces director gerente de Sodeva. En otro correo, cita un viaje para septiembre de ese mismo año a una nueva pista de snowflex en Noueux Les Mines (Francia) para Centeno y otros cargos de Sodeva y de la Diputación.

Los favores son de ida y vuelta. Y el sumario señala también cómo Corsán contrató a dos personas solamente por sus “conexiones políticas”, pese a que “no dan el perfil” para desarrollar el trabajo. Centeno pidió a Antonio González que colocara a su yerno.

En conversación telefónica,Centeno admite que solicitó el trabajo para su familiar, asegura que el viaje a Francia fue “para visitar una pista” y niega cualquier trato de favor.