Una ayuda para mirar al futuro
Interior y La Caixa renuevan su programa de reinserción de presos
“El pasado se queda ahí dentro y uno tiene que mirar al futuro”. La frase es de Nicolás Cabezas, orgulloso chófer de un centro de día para mayores para quien ese futuro, la oportunidad del borrón y cuenta nueva, empezó hace año y medio. “Ahí dentro” es la prisión en la que pasó cinco años y de la que salió en tercer grado a finales de 2015 para unirse al programa Reincorpora, una iniciativa del Ministerio del Interior y la Fundación Bancaria La Caixa que facilita la reinserción laboral de presos que están cumpliendo la última parte de su condena.
Nicolás es uno de los usuarios de este proyecto que ha conseguido un contrato de trabajo, una meta que han logrado tres de cada cuatro reclusos que han pasado por Reincorpora los años 2015 y 2016. La cifra de contratos se ha quintuplicado desde que se inició el proyecto, en 2011. El primer año hubo 1.300 participantes y 123 contrataciones. El año pasado, el programa facilitó 769 contratos en 561 empresas de sectores como la hostelería (el 24%), el comercio (11%), la limpieza y el mantenimiento (11%), la industria manufacturera (8%) y la agricultura (6%).
El ministro Juan Ignacio Zoido y el presidente de la Fundación Bancaria La Caixa, Isidro Fainé, firmaron ayer la renovación del acuerdo por el que la entidad dedicará 4,1 millones de euros para facilitar la inserción social de 1.500 internos. “La alta tasa de reinserción laboral de Reincorpora demuestra que, con programas de calidad y con una acción individualizada para cada recluso, se puede reconducir un proyecto vital”, señaló Fainé.
La clave, según explican ayer sus responsables, es crear “itinerarios individuales”, adaptados a los conocimientos, las habilidades y las circunstancias de cada preso. Se les ofrece formación y prácticas no laborales y se les acompaña en la búsqueda de empleo. Algunos, como Alejandra, de 35 años, optan por reciclarse en un sector con el que no habían tenido contacto. Antes de entrar en la cárcel, Alejandra era peluquera. Pasó en prisión “bastantes años” por un delito que prefiere no comentar y allí hizo un curso de estética, pero al unirse a Reincorpora se formó como auxiliar de comercio y atención al cliente y realizó las prácticas durante la pasada Navidad en un supermercado. Ahora está esperando a que le vuelvan a llamar, ya para un contrato indefinido.
Otros usuarios como Nicolás, optan por formarse en el ámbito que mejor conocían antes de entrar en prisión. Él trabajó 19 años en MercaMadrid y al obtener el tercer grado se apuntó a un curso de mozo de almacén. Pero antes de terminar las prácticas, le llamaron para trabajar de conductor en un centro de día. Le contrataron por seis meses y hace un mes le renovaron por otros seis.
“Poder salir adelante para mí es un orgullo”, cuenta Nicolás, padre de cuatro hijos que aprovechó el tiempo dentro de prisión tanto como lo está aprovechando fuera. Entró sin saber leer y un mes después ya había hecho un curso de auxiliar de enfermería y trabajaba en los servicios médicos de la cárcel. Aprendió a leer y escribir y se familiarizó con la informática. “Que uno esté allí no significa que esté muerto”, dice.
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