El misterio de la multiplicación de militantes
Pese al desencanto de la política, los partidos aseguran sumar miles de afiliados, aunque los contabilizan de forma diferente
Son utilizados como argumento de autoridad y como arma arrojadiza incluso dentro del mismo partido. Pedro Sánchez se despidió como secretario general del PSOE afirmando que “la militancia era lo más importante” y que debería haber sido consultada sobre el voto en la investidura de Mariano Rajoy. Unas semanas antes uno de los históricos barones socialistas, Juan Carlos Rodríguez Ibarra, había declarado: “Que voten los militantes va en contra de la esencia de la socialdemocracia. Si yo hubiera sabido que mi partido predica una cultura asamblearia, no estaría en el PSOE sino en el Partido Comunista”. También el PP está a punto de abrir el eterno debate sobre las primarias. La presidenta madrileña, Cristina Cifuentes, ya ha anunciado que pedirá “un militante, un voto” en el congreso nacional del partido, en febrero, en el que Rajoy se presenta sin rival. Las formaciones políticas tratan de forma diferente a sus bases y casi ninguno es capaz de asegurar cuántos son realmente.
El último recuento que facilita el PP, del pasado 5 de octubre, asciende a 860.818 afiliados. En esa cifra incluyen a los militantes (que pagan cuota) y los simpatizantes (que no la pagan). El censo de simpatizantes, según los populares, es de apenas 1.138, pero el propio partido admite que dejar de pagar la cuota no supone la pérdida automática de la condición de militante. “Lo que suele ocurrir es que muchos se ponen al día en el pago antes de un congreso para poder votar”, explica el vicesecretario de organización, Fernando Martínez-Maillo.
Morosos y fallecidos
Cada territorio –Andalucía, Comunidad Valenciana y Galicia son los que más militantes tienen- fija su cuota. La media es de 6 euros al mes, aunque el militante puede decidir pagar más, y el PP permite a quienes se han quedado en paro o aducen dificultades económicas dejar de hacerlo. En el último informe fiscalizador del Tribunal de Cuentas, del ejercicio de 2013, el partido, que entonces sumaba 831.154 afiliados, declaró unos ingresos de apenas 4,3 millones de euros por cuota. Los populares admiten, además, que si alguno de sus militantes ha fallecido y la familia no se lo comunica puede pasar tiempo sin ser dado de baja en el censo.
En el PSOE, José Blanco, secretario de Organización de 2000 a 2008, rebajó el censo de militantes, rebajándolo del más de medio millón de afiliados que heredó a unos 280.000 imponiendo la obligatoriedad de domiciliar las cuotas en una cuenta bancaria. Antes se pagaba directamente en la agrupación, sin que hubiera un control real de que la pagara el militante y no alguien interesado en inflar el censo en busca de un mayor peso en los órganos del partido. Actualmente, la cuota establecida por el comité federal es de 5 euros al mes. Ferraz contaba con un censo de 189.256 militantes (incluidos 19.188 del PSC) en la consulta relativa al acuerdo con Ciudadanos ratificado el pasado febrero, días antes de la investidura fallida de Pedro Sánchez.
Según los estatutos, adeudar más de seis meses de cotización supondrá la pérdida de la condición de afiliado, aunque hay excepciones - "una situación de desempleo, o cualquier otra causa de fuerza mayor”-. En cualquier caso, en 2012, el comité federal aprobó una cuota reducida de dos euros al mes para parados y trabajadores o pensionistas cuyos ingresos sean inferiores al salario mínimo interprofesional (655 euros); y una superreducida de un euro mensual para quienes llevan más de un año en desempleo o han agotado la prestación. En el ejercicio de 2013, el PSOE declaró al tribunal de cuentas unos ingresos de 9,84 millones de euros por cuotas de afiliados.
La revolución que impulsó Blanco, aunque depuró el registro de militantes, fue un proceso arduo, especialmente entre los más veteranos del partido. “Había gente que procedía de la clandestinidad [durante el franquismo], que en sus casas no sabían que eran militantes. A los más mayores les resultó difícil aceptar la domiciliación bancaria, porque entendían que revelaban algo muy personal”, explica un integrante de la dirección del PSOE de la época.
En Podemos no hay cuotas
Podemos tiene una figura de militante distinta: no pagan cuotas y para entrar en el registro de simpatizantes y poder participar en las votaciones internas basta con darse de alta en la web de la formación rellenando un formulario y autorizando el acceso a los datos personales: nombre, DNI, dirección y correo electrónico. La formación recibe donaciones voluntarias de sus bases a través de otro cauce. Formalmente, cuentan con unos 436.000 simpatizantes. No obstante, en el departamento de Organización dirigido por Pablo Echenique saben que la cifra real es menor. Los militantes considerados activos, es decir, los que entraron en su perfil al menos una vez en el último año, son unos 237.800.
Ciudadanos tiene casi 31.000 afiliados, según su secretaría de Organización. La mayoría paga una cuota mínima mensual de 10 euros, aunque hay descuentos para jóvenes y jubilados. Seis meses de impago equivalen a la pérdida automática de la afiliación, según los estatutos del partido, aunque la corriente crítica interna ha denunciado que esa norma no se aplica siempre. Al tiempo, darse de alta y pagar la cuota no equivale a estar afiliado: la dirección se reserva los primeros seis meses de afiliación para evaluar a cada nueva incorporación y dejar sin efecto su petición de alta si se estima que su perfil no es el idóneo. El corazón del partido está en Madrid (6.303), Andalucía (5.275), Comunidad Valenciana (4.767) y Cataluña (3.753). Las Autonomías en las que menos implantación tiene el partido son País Vasco (232) o Cantabria (353).
Primarias
En cuanto a los derechos de los militantes, en el PP no pueden votar directamente a su líder, sino que eligen a compromisarios por provincias, que son los que votan. También pueden ser candidatos a puestos orgánicos del partido o electorales y participar en el debate del programa electoral. Para Maillo, los militantes son "la cantera y la gran fortaleza del partido".
En el PSOE, la decisión de Alfredo Pérez Rubalcaba, tras consensuarlo con los líderes territoriales, de que los militantes pudieran elegir de forma directa, con su voto, al secretario general del partido por primera vez en las primarias de julio de 2014 –Pedro Sánchez se impuso a Eduardo Madina y a José Antonio Pérez Tapias- otorgó a las bases del partido una trascendencia desconocida hasta entonces.
En Podemos, incluso entre los inscritos, hay una mayoría que no suele participar en las primarias, en las consultas y en los distintos procesos deliberativos convocados por la dirección. El último ejemplo se dio en la Comunidad de Madrid, donde las bases están llamadas a renovar la ejecutiva entre este sábado y el miércoles. La semana pasada, solo 11.000 de los 70.000 simpatizantes residentes en la región participaron en la votación de las nuevas ponencias del partido. Podemos lo achaca a la complejidad de este tipo de procesos, pero el propio Echenique es consciente de que necesitan reactivar a los simpatizantes.
En la próxima Asamblea Nacional de Ciudadanos, que probablemente se celebre en febrero, los militantes decidirán con su voto quién preside el partido y quién integra su Ejecutiva. Además, eligen en primarias a los candidatos de la formación y a los cinco primeros integrantes de cada lista electoral. Finalmente, ocupan la mayoría de asientos del Consejo General, máximo organismo de Ciudadanos entre Asambleas y el encargado de fijar las líneas de actuación del partido. Todas esas votaciones de los afiliados son telemáticas y están auditadas por la Casa de la Moneda, según Fran Hervías, secretario de organización. Sin embargo, los críticos con la dirección de Albert Rivera aseguran que el peso del aparato del partido impide que fructifiquen candidaturas alternativas. El grupo TranC’sparencia, que une a unos 100 afiliados, intenta articular su propia candidatura para la próxima Asamblea.
Sobre el papel, todos los partidos, salvo el PP, tienen primarias en las que los militantes pueden elegir directamente a su líder, pero el vicesecretario de organización popular asegura que ninguno "está en condiciones" de defenderlas "con tanta vehemencia". "En el PSOE cambian la cerradura", recordó refiriéndose a Tomás Gómez, destituido por la dirección del partido como luego le ocurrió al propio Sánchez.
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