Comienza la exhumación de la mayor fosa de la Guerra Civil de Baleares
Se calcula que 120 personas fueron enterradas en la fosa del cementerio de Porreres
Un equipo de treinta personas ha comenzado este miércoles la exhumación de la mayor fosa común de víctimas de la Guerra Civil y el franquismo situada en Baleares. Se calcula que en el cementerio de Porreres (Mallorca) fueron enterradas 120 víctimas de la represión franquista procedentes de varios municipios de la isla, la mayoría después de ser fusiladas frente a la tapia de la iglesia del pueblo. Es la segunda fosa de víctimas del fascismo que se abre en las islas, después de la exhumación de la fosa del cementerio del municipio de Sant Joan, en la que fueron enterrados tres agricultores asesinados por falangistas.
Los trabajos de recuperación en Porreres han sido impulsados por la asociación Memoria de Mallorca, que recibió una subvención directa de 95.000 euros para los trabajos de exhumación. El proyecto de recuperación de los huesos ha sido impulsado a través de la Ley autonómica de Fosas, que contempla que el Gobierno autonómico se encargue de la localización e identificación de los más de 2.000 desaparecidos en Baleares durante la Guerra Civil y la dictadura.
La fosa ha sido abierta este miércoles en unos trabajos de excavación en los que participan una treintena de personas. Antropólogos, forenses, arqueólogos, historiadores y voluntarios que han llegado a Porreres procedentes de Galicia, Euskadi, Madrid y Cataluña para ayudar en la recuperación de los huesos. Todos están dirigidos por el antropólogo forense Francisco Etxeberria, que espera saber en dos días cómo se llevaron a cabo los enterramientos. “Hemos trabajado en pozos a 50 metros, con lluvia, hielo y barro, por lo que no creo que esta excavación sea más difícil”, afirma el doctor, que recuerda que en España se han abierto ya 500 fosas y se han recuperado más de 800 esqueletos.
Los trabajos de recuperación de los huesos se prolongarán durante un mes y después llegará el análisis e identificación de los restos para poder identificarlos. “Habrá que ser sinceros, porque no vamos a encontrar a todos ni identificar a todos. Unos representan a otros”, ha dicho Etxeberria frente a la fosa, en la que esta tarde se ha comenzado a remover la tierra con dos excavadoras.
María Antònia Oliver, portavoz de la asociación de Memoria de Mallorca y familiar de dos personas enterradas en la fosa, ha agradecido “profundamente” al Gobierno balear que se haya declarado competente para exhumar los restos y ha tenido un recuerdo para aquellos “que ya no están” y no han podido ver la apertura de la fosa, “un logro” que llevaban intentando desde hace diez años.
Fusilados junto a la iglesia
Las 120 personas que se calcula que están enterradas en la fosa común no fueron inscritas en ningún cementerio. “No tenían nombres, no estaban muertas ni vivas porque las autoridades negaban su muerte”, dice Oliver. Porreres fue un pueblo elegido para fusilar y enterrar a los represaliados que estaban encerrados en las cárceles de otros municipios, según relata Joan Barceló, portavoz de la asociación de Memoria Histórica de esta localidad.
“Eran fusilados frente a la tapia de la iglesia. Venían los camiones de las penitenciarías y los mataban y enterraban aquí”, explica Barceló, que apunta que nunca se documentó que las personas enterradas en la fosa común fueran asesinadas o registradas como difuntas. “Todos han figurado siempre como desparecidos”, lamenta.
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