¿Puede cambiar el centro de Madrid la reforma de un rascacielos?
Vecinos y comerciantes esperan que la ansiada reforma impulse el barrio madrileño de Universidad
Hace solo unas horas que Pedro Ureta ha inaugurado su restaurante peruano en uno de los puestos del mercado de los Mostenses de Madrid. Los curiosos se acercan y Ureta explica las ofertas de los primeros días y su intención de hacer la comida de su país en formato tapa. "Las expectativas son grandes porque se ha revalorizado la zona y muchos han subido alquileres y traspasos de locales a raíz de las noticias sobre la reforma del edificio", explica. En otro establecimiento, de productos latinos, Liu, de 26 años, cree que "la reforma es necesaria para la zona y para el centro de la ciudad".
Las idas y venidas en la venta del Edificio España han mantenido en vilo al barrio de Universidad, que espera desde hace años la remodelación de este gigante de 117 metros de altura, finalizado en el año 1953 y abandonado desde hace más de 10. "Es una pena y una desgracia económica todo el tiempo que lleva cerrado. Es el centro de la vida de nuestro barrio y es una lástima que el Ayuntamiento no consiga llegar a acuerdos con ningún grupo inversor", afirma José Gabriel Peña, presidente de la Asociación de Vecinos y Comerciantes Universidad.
En la calle Maestro Guerrero, en la parte trasera del edificio, está el restaurante Shunshui. Es uno de los más exitosos del barrio, frecuentado por turistas chinos que llegan en los autobuses aparcados en la puerta. La encargada no sabe del inicio de las negociaciones para la venta del edificio entre el grupo Wanda y Baraka, el del empresario murciano Trinitario Casanova. "¿Cuándo lo van a hacer?", pregunta. Junto a las esperanzas de mejora también está el hartazgo. Un comerciante que prefiere no identificarse dice: "Llevamos tantos años así que ya no sabemos qué creer. Por mí que lo tiren, es muy feo".
La zona ha florecido en los últimos tiempos. Han abierto varios hoteles y bares, el mercado de los Mostenses está lleno de puestos de comida latina y china y ha resistido, de momento, a la presión inmobiliaria. La presencia de comercios chinos en el barrio también ha crecido, atraídos por los bajos precios de alquileres y ventas y por estar en pleno centro de Madrid. Los planes para la plaza de España y la posibilidad de que se convierta en el nuevo lugar de moda de la ciudad están en la mente de todos.
La parte de atrás, siempre a la sombra de la mole, es la más descuidada del recinto, con basura en la acera y suciedad en las puertas tapiadas y llenas de pintadas. "Hace unos años el edificio estaba en muy mal estado, no tenía ni guarda de seguridad. Era un lugar conflictivo y nadie quiere sentarse en una terraza con algo así enfrente", dice María Valls, propietaria de una taberna en la colindante calle San Ignacio de Loyola. "Desde que sale en las noticias de nuevo, ya han venido tres veces a ofrecernos comprar nuestro local", añade.
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