Fernando Clavijo: “El teatrillo nos ha llevado a un fracaso como país”
El presidente canario explica a EL PAÍS su prioridad: dotar de nuevos horizontes económicos a un archipiélago que registra, tras Andalucía y Extremadura, las peores cifras de paro
Fernando Clavijo Batlle, 45 años, cumplirá en julio 12 meses como presidente de Canarias. Atrás queda su enfrentamiento con Paulino Rivero por el liderazgo de Coalición Canaria. Su prioridad es dotar de nuevos horizontes económicos a una comunidad que registra, tras Andalucía y Extremadura, las peores cifras de paro de España. Turismo, construcción e inversión industrial —anuncia sorpresas en este terreno— son las obsesiones de un político que, como otros de su generación, ha renunciado a la corbata y busca su refugio en la familia y en robarle horas a la agenda para salir a correr.
Pregunta. ¿Ya tiene claro cuánto le cuesta a Canarias el bloqueo político?
Respuesta. 1,9 millones de euros diarios.
P. ¿Y en qué basa ese cálculo?
R. Es lo que estamos recibiendo de financiación autonómica por debajo de la media de España. El sistema de financiación se tenía que haber reformado el año pasado y no se reformó. Era una tarea del Gobierno de España. Solo equiparando a Canarias a la media del Estado tendríamos 700 millones de euros más, el 10% de nuestro presupuesto.
P. ¿Qué criterios exige para calcular esa financiación?
R. Dos aspectos: uno, la financiación autonómica para los servicios básicos, que creemos que debe ser igual en toda España en función de los habitantes; dos, un régimen económico y fiscal específico, el REF, que son nuestros fueros. Los tenemos en Canarias desde los Reyes Católicos.
P. Pero esos dos aspectos ya están reconocidos.
R. Sí, pero en la época de Zapatero se mezclaron y, al final, hemos salido perjudicados. Lo que pretendemos es separar el REF, que es lo que nos compensa las desigualdades por ser un territorio insular alejado del continente, del sistema de financiación autonómico.
P. Y pretende además usar el REF para atraer inversión exterior. ¿No se trataría de convertir Canarias en un territorio…?
R. No, no es un paraíso fiscal…
P. No me refería a eso, pero ¿busca la vía de resultar atractivos para atraer fondos?
R. Las ventajas fiscales están orientadas a la actividad económica, al impuesto de sociedades. Si quieres disfrutarlas, lo que tienes que desarrollar es una actividad económica y generar empleo. Tenemos una zona especial canaria, una zona franca, y disponemos de unos aspectos en imposición directa. No tenemos IVA, tenemos IGIC, que está casi del orden de entre 10 y 14 puntos por debajo.
P. ¿Qué respuesta ha recibido?
R. De momento están siendo positivas. Hay mucho interés. En los próximos meses tendremos inauguraciones muy potentes.
No parece que vaya a haber un cambio que permita habilitar una mayoría estable
P. ¿Cuáles?
R. Todavía no las puedo decir, pero son acuerdos ya cerrados con fecha de presentación.
P. ¿Inversión industrial? ¿Empresarial?
R. Empresarial, con conectividad aérea.
P. ¿Le preocupa el Brexit?
R. Sí, por varias cuestiones. Una salida de Reino Unido [de la UE] dificultaría la conectividad y la facilidad para que el turista británico, que es el principal que tenemos en Canarias, venga a las islas. Y la devaluación de la libra implicaría el encarecimiento frente al euro, con lo que a los turistas británicos les resultaría más costoso el traslado y las vacaciones.
P. Hablando de traslados. El otro día se quejaba en la radio un canario residente en Madrid porque ya no tenía la subvención de transporte.
R. Es cierto, pero es algo complicado. ¿Dónde pones moralmente el límite? El objeto de la subvención para residentes es contrarrestar las dificultades y el coste de movilidad que tienes en Canarias. ¿Pero qué haces, por ejemplo, con los familiares de la Península que tienen familiares en Canarias? ¿Tampoco ellos tienen derecho a que se subvencionen sus visitas?
P. ¿Cree que unas nuevas elecciones van a solucionar el bloqueo político?
R. No parece que vaya a haber un cambio significativo que permita habilitar una mayoría estable. Se ha pensado más en los intereses personales que en los generales del país. El teatrillo, las apariencias nos han llevado a un fracaso colectivo como país.
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