Una presidenta ungida por Barberá
Isabel Bonig, presidenta del PP valenciano, aspira a refundar la organización
La sombra de Rita Barberá se proyecta mucho más allá de la ciudad de Valencia. Ella fue quien ungió el pasado mes de julio a Isabel Bonig como nueva presidenta de los populares valencianos en sustitución de Alberto Fabra, que apostaba por ceder el testigo en el Partido Popular de la Comunidad Valenciana (PPCV) a la exconsejera de Educación María José Català.
Ello explica por qué Bonig mide cada palabra cuando se le pregunta por el futuro de Barberá —“su situación depende del Comité Nacional de Derechos y Garantías”, dijo el viernes— y por qué pretende refundar el PP de la Comunidad Valenciana —cambiando hasta las siglas de la organización territorial si fuese posible—.
Isabel Bonig (Castellón de la Plana, 1970) es una mujer que no tiene empacho en romper con su pasado: lo hizo con su familia de militancia socialista al afiliarse al PP; lo hizo con la alcaldía de La Vall d'Uixó (Castellón), que dejó en 2011 tan pronto fue llamada al Gobierno valenciano por Francisco Camps, y lo ha hecho con cada uno de los equipos que le ha acompañado en las distintas etapas de su carrera política.
La presidenta del PP valenciano se define claramente como una persona de derechas, que no oculta una sonrisa de satisfacción cuando le preguntan por qué la llaman la Thatcher de Vall d’Uixó. La respuesta está en su animadversión hacia los sindicatos y su defensa a ultranza del liberalismo económico. “Si pudiese despedir a 200 funcionarios podría rebajar la contribución”, aseguró en una de sus primeras entrevistas al ser elegida alcaldesa de La Vall d’Uixò por el PP en 2007. Los empleados municipales mantuvieron el recorte de prensa durante cuatro años en el tablón de anuncios para recordar quién dirigía el municipio, lo que no fue obstáculo para que volviese a salir reelegida en 2011 antes de asumir la Consejería de Infraestructuras, con Camps primero y con Fabra después. Con un carácter fuerte, individualista y sin concesiones, Bonig tiene la virtud de encorajinar a la militancia con sus discursos —“hay que recuperar el alma del PP”—, aunque ello le complique la entrada entre la franja más moderada del electorado popular.
Ahora Bonig pretende liderar una refundación total del PP en la Comunidad Valenciana, como si el presente y el pasado se pudiesen dejar atrás con una simple confesión de errores para lograr la absolución de los votantes. Quizá por eso no ha dudado en anunciar que quiere volver a ser la presidenta regional del nuevo PPCV con el apoyo de quienes estuvieron al lado de Francisco Camps, Alfonso Rus, Carlos Fabra y Rita Barberá.
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