Mariano Rajoy se resigna a sufrir una primera derrota en el Congreso
En el Partido Popular se temen que el debate de investidura plasme la soledad del candidato
Mariano Rajoy se halla dispuesto a quemar etapas, sabiendo que se enfrenta a un fracaso seguro en el debate de investidura en primera votación. El Rey se inclina también por esta opción, y este jueves dejó entrever su voluntad de respetar “el orden natural de las cosas”. Es el mismo deseo del líder socialista, Pedro Sánchez, quien día a día va salvando obstáculos y recabando apoyos para formar una mayoría alternativa y busca el desgaste parlamentario de su rival popular. “No puede renunciar a presentar su investidura”, advirtió el secretario general del PSOE. “Si no va al Congreso, mejor que se vaya a casa”, añadió.
Rajoy sabe que su única posibilidad de supervivencia está en manos del PSOE y el líder socialista se niega a abrir ningún tipo de negociación que permita albergar la idea de que una gran coalición es posible. Resultado: el líder del PP muestra una imagen de parálisis que en las últimas horas ha permitido que circulara la idea de que se planteaba renunciar a ser el primero en intentar formar Gobierno y ceder el paso a Pedro Sánchez.
Nadie se va a atrever a expresarlo en alto, pero en el Partido Popular se han instalado el desánimo y la resignación. Temen que Rajoy se someta a un debate parlamentario que será un fracaso seguro, que plasmará en toda su crudeza la soledad del candidato y que permitirá al resto de partidos volver a echarle en cara toda una catarata de acusaciones de corrupción.
Y todo eso, sospechan, contribuiría además a reforzar la imagen de Pedro Sánchez como alternativa de Gobierno.
Rajoy quiso este jueves cortar de raíz la idea de su resignación. A través de varios dirigentes del PP a lo largo de la mañana, y él mismo al final del día, dejó claro su voluntad de acudir al Congreso en primera instancia a defender su proyecto de un Ejecutivo con amplio respaldo parlamentario encabezado por él mismo. En primer lugar, cree, porque el Partido Popular fue el partido más votado el pasado 20-D. En segundo, porque será en ese debate donde pueda por fin explicar su proyecto.
El “orden natural”
Rajoy no está solo en ese deseo de que las cosas transcurran con la normalidad constitucional y política prevista, aunque los defensores de que sea él el primero en someterse al Parlamento lo son por motivos diferentes. Felipe VI, que se enfrenta a la primera decisión de trascendencia de su reinado, quiere que se respete “el orden natural de las cosas”, según aseguró el portavoz de Compromís, Joan Baldoví, tras su audiencia de este jueves con el Monarca en el Palacio de la Zarzuela.
Y los socialistas se suman, pero para favorecer sus propios cálculos. Pedro Sánchez quiere que Rajoy se cueza en su salsa y sufra una derrota parlamentaria antes de intentar él formar un Gobierno alternativo. “Es el tiempo de Rajoy”, repite, consciente de que cada día que pasa aumentan sus posibilidades.
La indiscreción de los partidos nuevos y los pequeños
Poco acostumbrados a estos trámites legales y conscientes de que en el actual momento de incertidumbre la información resulta tan escasa como el agua potable en unas inundaciones, ha sido el momento de los pequeños y de los nuevos. Todo un inconveniente para la Casa del Rey, que ha visto cómo la indiscreción de los representantes políticos reventaba la estrategia de comunicación —más bien, la falta de ella— diseñada desde La Zarzuela. El primero en saltarse la norma fue el diputado de Nueva Canarias, Pedro Quevedo, quien transmitió el lunes a los periodistas la convicción del Rey de que Mariano Rajoy tenía muy difícil obtener la investidura en primera instancia y que habría otra ronda de consultas.
A continuación, Javier Esparza, de UPN, se encargó de contar el interés del Monarca sobre una posible reforma constitucional. En esta carrera por saltarse las reglas de la discreción, el ganador ha sido sin duda Joan Baldoví, de Compromís, quien ayer reveló la idea que el Rey le había transmitido de respetar el “orden natural de las cosas” y permitir que Rajoy intente formar Gobierno el primero. Fue incluso tan lejos como para explicar las reservas del Monarca ante esta opción, porque cabía la posibilidad, según explicó Baldoví que le había transmitido Felipe VI, de que el propio líder del PP plantease descartarse.
No deja de recibir mensajes que le reafirman en la convicción de que es posible alcanzar la presidencia del Gobierno, si no porque le apoyan expresamente, al menos porque no muestran hacia él el rotundo rechazo que sí cosecha Rajoy.
Podemos ya ha retirado la línea roja del referéndum que puso sobre la mesa al día siguiente de las elecciones y pide insistentemente a Sánchez que plantee ya su propuesta de acuerdo. Los aliados territoriales de Pablo Iglesias, en Cataluña, Valencia y Galicia, también han comenzado a mostrarse más flexibles y ya no exigen con tanta contundencia el derecho a decidir.
Hasta Democràcia i Llibertat (DiL), la lista con la que concurrió a los comicios Convergència Democrática de Catalunya y principal impulsora del desafío secesionista, le hace guiños al candidato socialista. Su portavoz en el Congreso Francesc Homs ya ha dejado claro que su formación no se plantea en ningún caso apoyar una posible investidura de Mariano Rajoy. No se pronuncia, sin embargo, sobre la posibilidad de respaldar a Sánchez, y habla de la necesidad de buscar “soluciones creativas” a la solución actual. Todo esto después de que el PSOE permitiera que DiL pudiera hacerse, con la oposición del PP y Ciudadanos y el rechinar de dientes de los barones socialistas contrarios a Sánchez, con un grupo parlamentario propio en el Senado, a pesar de que no contaba con los escaños suficientes.
Las condiciones del PNV
Sánchez suma apoyos día a día. Alberto Garzón, el candidato de IU, se ha ofrecido para facilitar un entendimiento entre el PSOE y Podemos, y hasta el PNV, en línea con sus correligionarios catalanes, advierte de que no respaldará a Rajoy en ningún caso pero se abre a estudiar su apoyo al candidato socialista.
Ese apoyo, sin embargo, tiene un precio: un nuevo estatuto político para el País Vasco basado en el derecho a decidir y una relación bilateral con el Gobierno central.
Terreno minado para Pedro Sánchez, consciente de que los barones le vigilan muy de cerca y que no le permitirán ni un error. El valenciano Ximo Puig volvía a recordarle este jueves que es el Comité Federal del PSOE, previsto para el día 30, el que debe aprobar posibles alianzas.
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