Una huella permite reabrir el caso del Padre Coraje
El sospechoso ya ha muerto pero el juez ha citado a nuevos testigos
A punto de prescribir hoy domingo, el famoso caso de Francisco Holgado, el Padre Coraje que buscó sin descanso a los asesinos de su hijo Juan en Jerez de la Frontera (Cádiz), nuevas pesquisas permiten reabrir el proceso. La guardia civil ha analizado una huella dactilar y el juzgado ya dispone de la identidad de uno de los supuestos homicidas, Agustín M. R-B, ya fallecido, que tenía antecedentes por robo con fuerza y trapicheo de drogas. El juez ha citado a otros testigos.
El informe policial, al que ha tenido acceso EL PAÍS sitúa a Agustín M., como la persona cuya huella dactilar estaba estampada en un tetrabrik manchado de sangre que se halló en el mostrador de la gasolinera de Jerez de la Frontera en la que trabajaba Juan Holgado la madrugada del 22 de noviembre de 1995, cuando lo asesinaron. En ese local recibió 33 cuchilladas procedentes de varias armas y manos diferentes. Eran las cuatro de la madrugada. Y fue lo último que despachó Juan esa noche (el tetrabrik de zumo y un paquete de tabaco), supuestamente a petición de sus asaltantes. Ambos productos se quedaron en el mostrador (luego se los llevó la policía como prueba) mientras Juan, de espaldas, les mostraba otros artículos del expositor, momento que aprovecharon los atacantes para matarlo. El Padre Coraje llevaba muchos años pidiendo a la justicia que se analizasen las huellas del tetrabrik.
Nuevas citaciones
La familia de Agustín M. R-B dijo a los agentes que fueron a buscarle que murió en 2006 en Ayamonte (Huelva), aunque en la época del crimen vivía con ellos cerca de la gasolinera donde se produjo el asesinato. Estaba muy enganchado a la heroína, una de las causas de su muerte. Tras recibir el informe policial, el Juzgado de Instrucción número 1 de Jerez de la Frontera citó el pasado viernes a cuatro personas vinculadas con el fallecido, en calidad de testigos, para el 30 de noviembre, y ha ordenado a la policía que averigüe con qué otras personas se relacionaba en las épocas anterior y posterior al crimen. Estas diligencias judiciales pueden ser la última oportunidad judicial para dar con los asesinos.
El último impulso del Padre Coraje para impedir que prescribiera el delito ocurrió el pasado 30 de septiembre, cuando Francisco Holgado, con 71 años, emprendió una marcha a pie de Jerez a Madrid (600 kilómetros) para recoger apoyos que permitieran reabrir la investigación, cerrada tras el juicio en la Audiencia de Cádiz donde se absolvió a cuatro sospechosos por falta de pruebas sólidas. A su llegada a Madrid, Holgado fue recibido por el ministro de Justicia, Rafael Catalá, quien anunció que el juzgado instructor iba a reabrir el caso y recabar nuevas pruebas. Una de ellas es la que acaba de dar positivo.
José Miguel Ayllón, abogado del Padre Coraje, explica: “Gracias a la marcha de Francisco Holgado de Jerez a Madrid se ha logrado la reapertura del caso y se abre una nueva línea de investigación muy importante”. Tras varios reveses y un primer archivo de las diligencias, el Padre Coraje se infiltró en un barrio marginal de Jerez durante casi un año y se hizo amigo de delincuentes para lograr pistas sobre los autores de la muerte de su hijo. Hizo grabaciones que supuestamente incriminaban a varias personas, pero la justicia entendió que no eran suficientes y que, además, habían sido obtenidas ilícitamente.
Una exitosa serie de televisión recogió todos los esfuerzos del hombre por hallar a los culpables del crimen y le bautizó para siempre como padre coraje.
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