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Con el cigarro en la puerta del colegio

El 12,5% de los escolares de entre 14 y 18 años fuma a diario, en dos años solo se ha reducido un 0,02%

VIRGINIA MARTINEZ
Una menor de 15 años fuma junto a otro amigo, de 17, en Madrid.
Una menor de 15 años fuma junto a otro amigo, de 17, en Madrid.SAMUEL SÁNCHEZ

El frío arrecia a las puertas del CES Santa Bárbara, en la plaza de San Andrés, en pleno centro de Madrid. Son las ocho y cuarto de la mañana. Dos adolescentes conversan en un banco a la espera de que el instituto abra y comiencen las clases. De sus bocas emana un humo, pero no es el vaho que producen las gélidas temperaturas, sino la huella del tabaco. "Todas las mañanas fumamos un cigarro cuando venimos de casa, nos quita el estrés para pasar las primeras horas, que nos agobian un poco", comenta Ana Pérez —nombre ficticio—, de 15 años, que probó por primera vez un pitillo con 13. En España, el 12,5% de los jóvenes de entre 14 y 18 años fuma a diario, según las últimas cifras del Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad, de 2013, solo un 0,02% menos que en 2011 —los informes son bienales—, pese a las persistentes campañas de prevención en torno a los peligros que implica la nicotina.

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Un primer paso hacia el cáncer de pulmón, cuyo Día Internacional se celebra este martes, es el inicio en el consumo de tabaco. La Asociación de Afectados por el Cáncer del Pulmón (AECaP) advierte de que fumar es el primer factor de riesgo en esta enfermedad, que padecen 21.000 personas más cada año en España, como indican las últimas cifras publicadas este lunes. Y ese primer paso, lamentablemente, se da siendo aún muy jóvenes. La edad mínima a la que los menores fuman su primer cigarrillo continúa siendo muy baja y aumenta progresivamente pero de forma muy lenta. Según los últimos datos del Instituto Nacional de Estadística (INE) —con cifras de 2010—, los menores caen en la trampa del tabaco por primera vez con solo 13,5 años, un 0,02 más que en 2008.

"Ves a todos tus amigos fumando y, lo típico, una me dio a probar y así empecé", cuenta Pérez. "En el fondo fue por tontería, era por la moda de esos momentos", añade José Ramírez —nombre ficticio—, de 17 años, que también se inició en el tabaquismo a los 13. Ambos coinciden en que la mayoría de su grupo de amistades fuma. Más del 90% de los escolares consideran que encenderse un cigarrillo al día es peligroso para la salud, según el último estudio del Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad de 2013. Pero, pese a la alta concienciación, un 12,5% de los jóvenes de entre 14 y 18 años fuma a diario —un 0,02% menos que en 2011—.

Entre las causas que llevan a probar el tabaco, el psicólogo sanitario José Elías apunta a que los principales motivos son dos: los adolescentes quieren "hacerse los mayores" y se sienten atraídos por "transgredir las normas". Algunos también buscan en la nicotina la relajación que se supone que "produce", como le ocurre a Ana Pérez. "Me produce satisfacción psicológicamente porque me tranquiliza", asegura.

Una concienciación insuficiente

"Son preocupantes las cifras de tabaquismo que manejamos en la población joven y sobre todo en población femenina en nuestro país", subraya la doctora Rosario García Campelo, miembro de la Junta Directiva de la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM) y oncóloga del Complexo Hospitalario Universitario de A Coruña. La AECaP ha alertado este lunes de los riesgos del tabaco, cuyo consumo deriva en una alta mortalidad por este tipo de cáncer. Según la asociación, durante este 2015 los fallecimientos provocados por este tumor van a superar por primera vez al de mama en Europa.

La probabilidad de padecer cáncer de pulmón es directamente proporcional al número de años en los que se ha fumado y de cigarrillos 

José Ramírez ha conocido muy de cerca cómo el tabaco te destruye por dentro. Su madre, fumadora desde muy joven, sufrió una grave enfermedad que la dejó al borde de tener que utilizar un respirador. Afortunadamente no fue así, consiguió dejar los cigarrillos, pero no ha logrado que su hijo le siga en la hazaña. "Yo al principio fumaba una cajetilla por día. Lo empecé a rebajar porque me di cuenta de que fumaba como un carretero, y ahora compro una cada tres días", asegura el joven Ramírez. Afirma "trabajar por ahí sacando dinero" para costearse un vicio cuyo precio va en aumento por el incremento de los impuestos disuasorios, cuyo fin primordial es alejar a los ciudadanos de la nicotina. 

Aunque no está comprobado que los pulmones jóvenes se vean más afectados de cara a padecer un cáncer de pulmón como consecuencia del tabaquismo temprano, sí es cierto que el factor de riesgo es directamente proporcional al número de años que una persona es fumadora y las cajetillas que consuma. "Hay un mayor riesgo de padecer cáncer de pulmón según el tiempo que el paciente haya fumado a lo largo de su vida: si empieza a fumar antes, la probabilidad es mayor", asevera el doctor Bartomeu Massuti, secretario general del Grupo Español del Cáncer de Pulmón (GECP) y jefe de oncología del Hospital General de Alicante.

Luis Fernández —nombre ficticio— sí ha sabido entender los riesgos de la nicotina. Tiene solo 16 años y ya es exfumador. Solía encenderse unos tres cigarros al día. "Sobre todo en fiestas y en el recreo, aunque me controlaba bastante. Me gustaba, pero este año me he encontrado un poco mal físicamente y lo he dejado. Ahora ni toso, ni me duele nada, estoy mucho mejor", relata. Como Fernández, que comenzó a rendirse a la nicotina porque su novia le ofreció un pitillo y pensó "por qué no", el 43,8% de los escolares ha fumado alguna vez en su vida, como se desprende del estudio del Ministerio de Sanidad de 2013; pese a que desde el 2006, cuando entró en vigor la Ley antitabaco en España, las campañas en contra de su consumo son más intensivas y persistentes. 

Ana Pérez y José Ramírez se encuentran también dentro de ese porcentaje. Ellos cayeron y, a diferencia de Fernández, no han podido escapar del vicio. Consumen unos seis cigarros al día. Acaban de apagar el más temprano. Son las ocho y media de la mañana y las clases están a punto de empezar. Se adentran en el centro escolar, cuyo patio es la propia plaza de San Andrés. Además del pitillo "obligado" que se encienden nada más salir por la puerta de su casa, prenderán otro más en el primer recreo, volverán a hacerlo en el segundo y un último de camino a casa.

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Sobre la firma

VIRGINIA MARTINEZ
Es redactora en la sección de España y ha desarrollado la mayor parte de su carrera en EL PAÍS, donde trabajó en la sección audiovisual hasta verano de 2021. Antes cubrió información local en el diario Granada Hoy. Es licenciada en Derecho por la Universidad de Granada y en Periodismo por la Universidad de Málaga y Máster de Periodismo de EL PAÍS.

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