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Mujica visita el pueblo de Artigas

El expresidente uruguayo cumple su deseo de conocer La Puebla de Albortón En la localidad zaragozana vivieron los antepasados del libertador de Uruguay

Una ciudadana de la localidad de La Puebla de Albortón.Vídeo: Vídeo y fotos: David Asensio

En la localidad zaragozana de La Puebla de Albortón hay un pedazo de Uruguay. Un solar sobre el que se alzaba la casa de los antepasados de José Gervasio Artigas (1764-1850), padre de la patria y libertador de Uruguay. A los pueblanos la visita de autoridades y ciudadanos uruguayos no les pilla por sorpresa. A este pueblo de 130 habitantes acuden políticos y representantes institucionales para conocer el lugar donde vivió hasta el siglo XVII Juan Antonio Artigas, abuelo del hombre que, en palabras del alcalde, Jesús Naval, “integra a todos los uruguayos, sea cual sea su color político”. Este año es diferente. Hoy, con la delegación que llega a la localidad viaja el expresidente José Mujica, y se ha levantado un alboroto mediático y político…

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El libertador, además, tiene aquí descendientes: “Los Artigas”. Generoso Artigas, su esposa y sus tres hijos: Sergio, Ester —ambos concejales— y Rebeca. Son personalidades para los uruguayos que se acercan a La Puebla. Se hacen fotos con ellos, les preguntan por sus antepasados… “Fue el abuelo de Artigas quien se marchó con su familia a Uruguay. Su nieto es hoy una autoridad, y desde pequeños hemos vivido con esa historia”. Sergio recuerda el viaje que hizo a Uruguay: “Nos trataban como a personalidades de primera, me pedían autógrafos y nos agasajaron hasta con desfiles de 500 jinetes”. Viajó con el alcalde, quien recuerda que la aventura les sobrepasó. “Hasta uno vino a pedirnos que le ayudásemos a hacer la reforma agraria. Allí todo el mundo respeta la memoria de Artigas y piensan que España es un paraíso. Luego vienen aquí y ven este paisaje, estos montes, y deben quedarse perplejos”. Secano, tierra de cereal en el Campo de Belchite. “Cultivamos trigo ecológico buenísimo para hacer macarrones”, añade, “por eso cuando allí plantamos un árbol, nuestro asombro fue que al primer golpe brotó el agua... aquí hay que cavar un buen rato”.

Ester Artigas se pasó la mañana de este lunes con el servicio de protocolo de Las Cortes de Aragón, repasando detalles para que hoy todo esté perfecto. El pueblo luce limpio como una patena. El pabellón, listo para la comida popular que seguirá al acto de inauguración de La Plaza de la Integración, como decidieron llamarla los dos arquitectos uruguayos Villalba y Miguez, ganadores del concurso para levantarla. Generoso Artigas ha sido alcalde, ahora mira con orgullo lo conseguido. “Uruguay siempre se preocupó por nosotros”. A sus 69 años recuerda que de pequeño le daban 500 pesetas hasta que cumplió los 10 años. Era mucho dinero. “Con él mi padre puso la luz en esta casa”. Su hija Ester habla de proyectos y visitas, de la necesidad que empujó a sus antepasados a cruzar el mar y llegar tan lejos “como ahora, como siempre”. Y razona: “Había más Artigas, pero… Mi padre tiene una hermana y un hermano que no tienen hijos. Hay otros con el apellido, pero nuestro árbol genealógico dice que somos nosotros los directos”.

Lo de Mujica es asombroso para el alcalde, el concejal Jesús Sanz y la secretaria del Ayuntamiento, Margarita Margalejo. “Han venido diferentes políticos, presidentes del Parlamento, pero un expresidente, nunca”. Naval razona que Mujica ya dijo que quería visitar Euskadi y Galicia, las tierras de sus antepasados, y La Puebla de Albortón. No pudo hacerlo cuando acudió a la Cumbre Iberoamericana de 2012, pues se puso enfermo. Ahora viene de la mano de la Fundación Giménez Abad de Las Cortes de Aragón —en memoria del político asesinado por ETA— y de la Escuela de Gobierno del Instituto Artigas de la República Oriental de Uruguay, que tramitó la inscripción del solar comprado por españoles residentes en Uruguay y cedido a su Estado.

Hay una inscripción en el busto que se alza junto a la iglesia de La Puebla que recuerda una frase de Artigas en 1815: “Mirad por los infelices y no desampararlos, olvidemos esa maldita costumbre, que los engrandecimientos nacen de la cuna”. Quizá sea por su lucha por la libertad, la igualdad, la propiedad y la felicidad, que defendía como buen ilustrado.

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