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La crisis rebaja el fervor europeísta

El apoyo, aún del 70%, ha descendido 10 puntos desde 2008, según datos de Metroscopia

Anabel Díez

Han pasado 30 años desde que España firmó su adhesión a las Comunidades Europeas y no existe arrepentimiento en la sociedad, pero sí se contata cierto declive en el fervor europeísta que durante muchos años han mostrado los españoles. La crisis ha determinado ese enfriamiento, como muestra la correspondencia temporal entre los duros años de recesión y la caída de la fe en la UE: un 70% de los consultados esta misma semana por Metroscopia considera que la integración ha resultado beneficiosa para España; en mayo de 2009, daba esa misma respuesta el 80% de los ciudadanos. El pesimismo varía según la adscripción ideológica: el mayor escepticismo sobre el papel que pueden jugar Europa para superar la crisis lo muestran los votantes de Podemos.

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Europa como espacio de seguridad, de defensa de los derechos humanos y con el deseo de una mayor integración de sus miembros despierta entre los españoles un grado de adhesión muy notable. Los datos de Metroscopia, en los que se constata cierto pesimismo y dudas sobre las ventajas de pertenecer a la UE, se vinculan directamente a la crisis que vive España desde 2008. Los datos favorables a la pertenencia al club superan a los negativos, pero estos tienen una magnitud apreciable. Un 37% de los consultados considera hoy que formar parte de la UE ha resultado perjudicial para la economía española, frente al 54%, que lo ve beneficioso.

En conjunto, sin especificar en qué aspecto, un 70% se muestra favorable a la pertenencia, diez puntos menos que hace seis años, pero todavía mejor que la media que otros sondeos muestran sobre la opinión de otros miembros de los 28. La relativa mejora de la economía en los últimos meses puede aportar una visión optimista, ya que en enero de 2014 esa ratio se quedaba en un 65%, de forma que en año y medio la opinión favorable ha subido cinco puntos.

Las mayorías a favor de ser miembro de la Unión se suceden en todos los terrenos, pero siempre con elevadas minorías que apoyan las tesis opuestas. Un 55% cree que ello está siendo útil para hacer frente a la crisis, frente a un 40% que no lo considera así.

Electorados

La adscripción ideológica marca diferencias en las opiniones, aunque se sitúan en una línea común los votantes del Partido Popular, del PSOE y Ciudadanos frente a los de Podemos. Entre estos últimos son mayoría quienes consideran perjudicial formar parte de la UE (49% frente a 42% en términos económicos). Los votantes del PP son los más claros defensores de los beneficios (un 77%), seguidos por un 67% entre el electorado de Ciudadanos y un 57% del socialista.

Muchas son las ventajas de la inclusión, entre otras alejar del todo la posibilidad de una guerra. Un 72% defiende que la UE ha logrado que resulte “impensable” un enfrentamiento bélico entre sus integrantes.

El ideal de una Europa unida no decae. Pese a las discusiones sin fin y la lentitud de los avances, la mayoría considera que una Europa con un funcionamiento integrado solventaría muchos problemas de sus países miembros.

Tan españoles como europeos

A. D.

La idea filosófica del ser y estar de España que defendió Ortega y Gasset —“España el problema; Europa la solución”— quizá no tendría ahora esa misma formulación, pero la mayoría de los españoles la corroboraría. Siete de cada diez españoles creen que la UE es un entorno ejemplar en el respeto de los derechos humanos y la erradicación del belicismo y un 74%, un porcentaje estable en todos los tramos de edad y con matices moderados por electorados, dice sentirse orgulloso de que España sea uno de sus integrantes, según recalca el presidente de Metroscopia, José Juan Toharia, sobre los datos que ofrece el sondeo.

“La identificación emocional con el proyecto europeísta parece superar con éxito el impacto de años tan duros, social y económicamente como los siete últimos”, explica este catedrático de Sociología. El 63% de los españoles, (y, una vez más, sin diferencias significativas por edad u orientación ideológica, asegura sentirse ciudadano europeo. De hecho, parece haberse consolidado la intensidad de ese sentimiento. El 80% expresa una identidad incluyente española/europea; en 2011, ese porcentaje no pasaba del 54%. Los sociólogos de Metroscopia explican que por “identidad incluyente” se entiende técnicamente la capacidad de los ciudadanos de integrar y combinar, en plano de igualdad o con algún mayor predominio de una sobre otra, señas de identidad distintas, en lugar de tenerlas por incompatibles. Esta identidad incluyente predomina de forma masiva en todos los electorados, y resulta significativamente elevada entre los más jóvenes.

¿Hasta qué punto se siente europeo? El 63% responde a esa cuestión que “mucho” o “bastante”, en tanto que en mayo de 2009 un 69% declaraba su europeidad. Un 57% se declaraba así en enero de 2014, por lo que la tendencia apunta también a un repunte. Solo español se considera un 15%, y solo europeo apenas un 3%. La inmensa mayoría se mueve en el esquema de reconocerse tan español como europeo. Hace 30 años, el entonces presidente del Gobierno Felipe González presentaba a España con el sentir “de una vieja nación” y “el entusiasmo” de un país nuevo.

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Sobre la firma

Anabel Díez
Es informadora política y parlamentaria en EL PAÍS desde hace tres décadas, con un paso previo en Radio El País. Es premio Carandell y Josefina Carabias a la cronista parlamentaria que otorgan el Senado y el Congreso, respectivamente. Es presidenta de Asociación de Periodistas Parlamentarios (APP).

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