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La alerta por los vertidos de fuel llega hasta el sur de Tenerife

Voluntarios recogen los restos de combustible de la costa oeste de Gran Canaria

Uno de los buques de la Armada  que el sábado recogió 60 metros cúbicos de mezcla de fuel sólido, fuel líquido y agua contaminada.
Uno de los buques de la Armada que el sábado recogió 60 metros cúbicos de mezcla de fuel sólido, fuel líquido y agua contaminada. EFE

El temor por los vertidos tras el hundimiento del pesquero ruso Oleg Naidemov se trasladó este sábado al sur de Tenerife. La posible presencia de manchas de fuel a pocas millas de las islas disparó las alarmas. El Gobierno de Canarias, por la mañana, sostuvo que no se habían detectado restos en esa zona. Luego, por la tarde, afirmó que en un vuelo de reconocimiento se localizaron manchas cerca de la costa tinerfeña. Y, por la noche, el servicio canario de emergencia volvió a rectificar: “Los vuelos realizados esta tarde (...) no confirman existencia de manchas de hidrocarburos en el mar al sur de Tenerife”.

El hundimiento el pasado 14 de abril del pesquero con más de 1.400 toneladas de fuel oil IFO 380 en sus bodegas mantiene en vilo a las islas desde entonces. A finales de esta semana, restos de hidrocarburos llegaron a cinco playas de Gran Canaria. Pero el cambio en los vientos hacía temer que parte del fuel se dirigiera a la vecina isla de Tenerife.

Recogida de restos en una playa.Vídeo: TXEMA SANTANA

Los primeros en alertar este sábado de la llegada del fuel fueron los miembros de WWF, que por la mañana sobrevolaron la zona. Esta organización pidió a las Administraciones que tomasen medidas para “proteger la extraordinaria riqueza natural de la zona” y explicó que el “viraje de los vientos” causó que las manchas se aproximaran mucho a Tenerife y la Gomera. “Lo peor de la situación ya no está en Gran Canaria, sino en Tenerife y La Gomera”, aseguró Alexis Rivera, el técnico de WWF que ha sobrevolado la zona.

Mientras, en Gran Canaria, donde ya saben lo que es que el fuel llegue hasta las playas, algunas rocas continuaban este sábado con manchas negras tatuadas. El miércoles por la noche, las galletas de hidrocarburo tocaron cinco calas del oeste de la isla, una zona protegida y que, hasta ahora, se ha librado de los hoteles y los adosados. Y todos miraron mar adentro, a 24 kilómetros al sur de Gran Canaria. Allí, a 2.710 metros de profundidad, yace el pesquero Oleg Naydenov, que desde que se hundió hace 12 días vierte hidrocarburo al mar y tiene en alerta a Canarias. Se desconoce cuánto ha salido ya de sus bodegas.

De la roca a una cuchara y, de esta rudimentaria herramienta, a un saco. Es el recorrido que el chapapote hacía este sábado en la playa Lo Seco, en el término municipal de Mogán, el más afectado por la llegada del chapapote del miércoles y el jueves. Mónica Suárez manejaba esa cuchara, que estaba completamente negra. Con ocho amigos más decidió pasar el sábado limpiando los restos del vertido. Son voluntarios. Llegaron temprano a esta cala de complicado acceso. “Nos damos prisa para retirar todo lo que podamos antes de que suba la marea”, explicó esta vecina de Mogán. Intentaban que los restos no volvieran al mar.

Trinidad Saavedra, 61 años, también formaba parte del grupo de voluntarios. “Para que luego digan que no hay nada”, dijo mientras levantaba una piedra bajo la que había un charco de pegajoso residuo negro. El chapapote se ha filtrado entre las piedras y ha formado una cama bajo ellas. En esta playa ningún operario de Tragsa trabajó este sábado. A la salida, dos trabajadores de este organismo público observaban a través de unos prismáticos. “Estamos evaluando, nada más”, dijeron. “El trabajo de limpieza lo hace el agua, no vamos a cambiar la morfología de la playa retirando piedras ¿no?”, concluyó uno de los trabajadores de Tragsa.

EL PAÍS recorrió alas playas que el miércoles resultaron afectadas por el vertido. En el mar, prácticamente no quedaba rastro del fuel, salvo algunos pequeños pegotes flotando. Pero, en las calas más inaccesibles, el fuel se ha filtrado entre las piedras. Se trata de los residuos que Mónica Suárez y Trinidad Saavedra intentaban recoger este sábado.

Mientras, a unos cinco kilómetros mar adentro, dos buques de Salvamento Marítimo trabajaban para dispersar otra mancha de unos 500 metros. Fomento y el Gobierno canario aseguraron que este sábado no habían llegado nuevos restos de fuel a las playas de Gran Canaria.

La gestión de esta crisis ha sido cuestionada desde los grupos ecologistas, que han planteado varios interrogantes sobre la idoneidad de haber trasladado a alta mar el buque ruso. Se hizo después de que, cuando estaba atracado en el puerto de Las Palmas, se declarara un incendio en el interior del barco. Fue el 11 de abril cuando comenzó el incendio y, ante el riesgo de una explosión, la Capitanía Marítima de Las Palmas optó por llevarlo a mar abierto, a una zona al sur de Fuerteventura. Las llamas se sofocaron el 13 de abril, pasadas las 16.00. Pero el barco no fue remolcado entonces a puerto, sino al sur de la isla de Gran Canaria, donde la noche del 14 de abril se fue a pique.

Las dudas sobre estas maniobras también las comparte la fiscalía especializada en medio ambiente y urbanismo, que ha abierto una investigación. El ministerio público ha pedido a Capitanía Marítima que aclare “si se valoró y se tomó conciencia” que había “muchísimas posibilidades más de que se partiese en mar abierto” y si también se tuvo en cuenta “la imposibilidad de extraer el fuel” que contenía el pesquero ruso en esas condiciones. También ha pedido aclaraciones sobre si, una vez extinguido el incendio, se sopesó “ordenar el regreso al puerto para extraer la carga” y “las razones por las que no se ordenó el traslado”.

Una zona de alto valor amenazada

Cetáceos, tortugas, aves marinas y un ecosistema singular formado por praderas de sebadales están amenazados por la dirección que han tomado varias manchas de fuel empujadas por los vientos, que han cambiado de dirección y se dirigen hacia el sureste de Tenerife y al sur de La Gomera, una previsión que temía Fomento e hizo pública la ministra Ana Pastor el pasado jueves. “Es una de las áreas marinas de mayor diversidad de Canarias”, aseguró este sábado WWF en un comunicado. De hecho, está protegida por varios espacios de la Red Natura 2000, como la franja marina que hay entre las puntas de Teno y Rasca, en Tenerife, o entre Santiago y Valle Gran Rey, en La Gomera, a la que también se acercan restos de fuel.

En la zona más amenazada de Tenerife prolifera la que quizás sea la pradera de sebadales más extensas y mejor conservadas. Además, el canal que separa ambas islas es muy apreciado por los científicos, al encontrarse un hábitat marino extraordinario. Según WWF, allí se concentran “tiburones, rayas, tortugas y cetáceos, entre los que destacan los delfines mular y la mayor concentración de calderones tropicales del planeta”. Toda el área mencionada es también una Zona de Especial Protección de Aves (ZEPA).

Desde el Ministerio de Fomento apuntaron este sábado a que sus efectivos han recogido ya dos tortugas, cinco pardelas —dos muertas— y un alcatraz. Diferentes profesores de la Universidad de Las Palmas, como Jesús Cisneros, especialista en contaminación marina, han cuestionado que este sea el “balance de fauna afectada” real y apuntan a que la mayoría de animales que habrían sufrido afección por el vertido deben estar siendo arrastrados por la mancha de mayor tamaño que se desplaza hacia el suroeste.

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