Moreno busca el voto indeciso y perdido del PP desde 2012

Mariano Rajoy hizo una apuesta arriesgada hace un año por Juan Manuel Moreno como candidato del PP a la Junta de Andalucía y ayer le apoyó en Jerez en su primer acto en la campaña con el reto para el partido de soñar con alcanzar el techo de votos logrado hace tres años por Javier Arenas (casi 1.600.000 votos) y el temor de no superar siquiera el suelo pisado hace 10 meses, en las últimas elecciones europeas, en las que apenas se cosecharon 700.000 papeletas. Entre esas dos cifras se escribirá primero la futura historia política de Moreno, que se enfrenta a una catarata de hándicaps, y a finales de año la del propio Rajoy, que sabe que sin un buen vivero de sufragios andaluces tiene casi imposible repetir en La Moncloa.

Rajoy llegó avanzada la tarde a Jerez después de una jornada intensa, en la que ejerció por la mañana de presidente del Gobierno, presidió un Consejo de Ministros, viajó a Zaragoza para intentar apaciguar con millones y promesas los ánimos de los perjudicados de las últimas inundaciones y entró en el pabellón municipal José María Ruiz Mateos mientras en Madrid el Comité Electoral Nacional intentaba cuadrar el desafío de las listas en la comunidad y el ayuntamiento de la capital del Estado. Sobre este último asunto, tan polémico y arrastrado durante semanas y meses, Rajoy no quiso mencionar nada.

En el escenario, los candidatos locales y regionales le expusieron los mensajes claves que se dilucidan en Andalucía. El primero y muy repetido: la mala gestión de la socialista Susana Díaz en los servicios públicos esenciales (Sanidad y Educación), que además no piensa solo en Andalucía y a la que la alcaldesa local, María José García Pelayo llegó a llamar “trepa” por sus presuntas ambiciones nacionales. El segundo: olvidar y relegar los experimentos arriesgados de Podemos y Ciudadanos, que tanto han desbaratado los planes de los estrategas populares. Y, sobre todo, el tercero movilizar el voto máximo del PP andaluz. Moreno lo glosó sin ambages: “Hay que pedir el voto claramente a los indecisos, el voto seguro, el voto práctico”. Es decir, hay que llegar lo más cerca posible del nivel de voto que alcanzó Arenas hace tres años en Andalucía (1.567.207) para provocar el cambio al frente de la Junta.

Rajoy reservó sus dardos para el momento en el que reclamó el voto abiertamente para Moreno: “Porque tiene la ilusión de la juventud (45 años), el aval de la experiencia, ha asumido responsabilidades importantes en su vida, dejó Madrid porque quiso, y ahí tenía el mejor de los futuros, y sé lo que digo, y eligió voluntariamente Andalucía para quedarse y no como otra (Díaz)”. Y remachó con su opinión sobre por qué es necesario el “cambio del PP” ahora en Andalucía: “Porque es lo normal en cualquier democracia después de 32 años, porque toca, y el cambio es el PP, no lo doctrinarios de 1917 (Podemos) o la nada (Ciudadanos)”.