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Cafranga: “El Santander me negó un aval porque causaba mala imagen”

La expresidenta de la Fundación Caja Madrid se queja de un "grave perjuicio"

Carmen Cafranga.
Carmen Cafranga.Andrés García (EFE)

Carmen Cafranga, expresidenta de la Fundación Caja Madrid y consejera de Caja Madrid a propuesta del PP, explicó los problemas que le ha causado en su vida personal y profesional el escándalo de las tarjetas black, ya que le ha causado enormes trastornos y daños a su reputación, según fuentes presentes en la sala. En su declaración, describió que, hace meses, el Santander le negó un aval con el que quería regularizar su situación fiscal por el gasto oculto de los 175.200 euros de la tarjeta “porque daba mala imagen a la entidad”. Se da la circunstancia de que el Santander mantuvo a Rodrigo Rato, expresidente de Bankia, en su consejo asesor internacional hasta noviembre pasado.

Cafranga también ha explicado que recibió la tarjeta de manos de Vicente Espinosa, secretario del consejo en 2003, y le dijo expresamente que la podía usar “para cualquier cosa”. Admitió que había un control por meses y anual, y que “ellos lo arreglaban todo con Hacienda”. El fiscal no le ha pedido fianza y argumentó que ella fue miembro de la comisión de control, por lo que su responsabilidad es distinta que con los consejeros.

Otra consejera, María Enedina Álvarez, que llegó a propuesta del PSOE y gastó 47.000 euros, afirmó que el exvicepresidente José Manuel Fernández Norniella le entregó la tarjeta tras el segundo consejo al que asistió. Le dijo que era de uso libre, para libros o viajes, pero que no podía sacar dinero. Declaró que le aseguró que no tenía que entregar recibos y que su límite anual era de 25.000 euros.

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Enedina recordó una anécdota que explica el concepto privado que tenían los usuarios. En una ocasión devolvió un aparato de gimnasia que había comprado y llamó a la división de tarjetas para confirmar que se había devuelto el importe. Le respondieron que tenía que ponerse en contacto con el director general financiero, Ildefonso Sánchez Barcoj, y este le derivó a Norniella, que le solucionó el problema. Pidió controlar los gastos por Internet, pero no lo logró. Aseguró que distinguía los gastos más personales de los de la tarjeta de Caja Madrid. Entonces le preguntó el juez Fernando Andreu por un gasto en Decathlon, pero dijo no recordarlo. Como en todos los casos anteriores, comentó que le dijeron que no había que tributar porque había un acuerdo con Hacienda, y que no se preocupara de nada. “No me explicaron en qué consistía el acuerdo pero me insistieron en que no me tenía que preocupar por nada”, afirmó.

Luis Blasco Bosqued, miembro de la comisión de control de Caja Madrid y de la junta directiva del Real Madrid, gastó 51.689 euros desde febrero de 2010 a diciembre de 2011. Dijo que la tarjeta se la dio Miguel Crespo, actual secretario del consejo, y que le pareció normal que tuviera esta capacidad de gasto porque no tenía apoyo de secretarias, despacho, teléfono y demás. Hizo gastos personales —Loewe Mujer, Giorgio Armani, comidas de más de 1.000 euros, vuelos y alquileres de coches— porque era de libre disposición, y entendía que estaba incluido en las declaraciones de Bankia. Ha hecho un depósito por este dinero y una complementaria ante Hacienda. El fiscal ha pedido que se utilice este dinero para la fianza civil.

Antonio Romero, exsecretario de Organización del PSM y ex número dos de Rafael Simancas en el PSOE de Madrid, gastó 250.000 euros con la tarjeta, el tercero con más gasto de los 82 consejeros. Aseguró que era para gastos de representación. Dijo que se la entregó el secretario Ángel Montero “para gastos inherentes al cargo, relacionados con las actividades de consejero”, aunque tiene anotaciones en viajes al extranjero: en las Navidades de 2007 se gastó en un viaje 2.500 euros y 1.150 en una joyería y gastos en fotografía por 900 euros. El exlíder socialista admitió que en 2011, en plena guerra del expresidente Miguel Blesa con Esperanza Aguirre, se le duplicó el límite de gasto a 50.000 euros.

Romero dijo que no reconoce algunos gastos imputados a su tarjeta y que en 2006 se la robaron, le avisaron de la caja, pero aun así aparecen en los listados. Dijo que las tarjetas no se podían “usar para cualquier cosa”: incluso contó que a un consejero le llamaron la atención por comprar electrodomésticos. Por último, contó un detalle significativo: “En la comisión de retribuciones de Caja Madrid no se hablaba nunca de las retribuciones de los consejeros” y que nunca supo que había tarjetas también para ejecutivos. Resumió su situación diciendo que era “víctima de un engaño o una negligencia”.

Sin embargo el juez Andreu le preguntó por qué sacó tanto dinero de los cajeros, de 500 en 500 euros o cantidades superiores. Siguió defendiendo que fueron gastos de representación y que el efectivo lo utilizó porque taxis y otras invitaciones no se podían pagar con tarjeta. En 2005 pidió que le dieran el PIN para extraer en efectivo.

Jorge Gómez, exdiputado socialista de la Asamblea de Madrid y miembro de la comisión de retribuciones, gastó 98.200 euros. Se la entregó Jesús Rodrigo con un límite anual de 50.000 euros. Dijo que guardó los tres primeros meses las facturas pero dejó de hacerlo porque le dijeron que no hacía falta entregarlas. Para demostrar que separaba los gastos personales de los profesionales, describió que en octubre de 2011 se fue a Nueva York y solo cargó su viaje a Caja Madrid, pero no los billetes de su mujer y su suegro. Aun así, declaró que “nunca consideré la tarjeta como una retribución o un incentivo”. El fiscal le puso una fianza por la cantidad gastada.

Otro imputado que declaró fue Javier López Madrid, consejero por la CEIM, consejero delegado del grupo OHL y yerno del presidente Juan Miguel Villar Mir. Gastó 34.800 euros. Dijo que la tarjeta se la entregó el secretario Jesús Rodrigo como parte de su remuneración. Comentó que tuvo dudas de su funcionamiento y que su secretaria mandaba los justificantes a la caja pero le dijeron que no hacía falta. No fue consciente de que estos gastos no estaban incluidos en los certificados de retenciones ante Hacienda. Desveló que en un consejo, del que no dio detalles, varios consejeros preguntaron por la fiscalidad de las tarjetas y se dijo que no debían preocuparse.

López Madrid admitió “exceso de confianza” y dijo: “Es evidente que he hecho algo mal, pero siempre pensé que la tarjeta era de Caja Madrid”. Devolvió el importe íntegro e hizo una declaración complementaria, por lo que el fiscal no le ha pedido fianza. Comentó que su grupo empresarial había sido el que más ha perdido con la salida a Bolsa de Bankia por lo que si hubiera sido consciente del engaño en las cuentas hubiera dimitido y sin invertir nada.

El sindicalista de UGT José Ricardo Martínez gastó 44.200 euros. La tarjeta se la entregó Norniella para gastos de carácter personal. Dijo que hizo el esfuerzo de limitar los gastos de tarjeta a su utilidad como consejero. En 2010, por error, según declaró, gastó más de los 24.000 euros asignados y le llamó Norniella para decirle que el exceso se le descontaría del año siguiente.

Sobre el tratamiento fiscal, comentó que confió en todo momento en los certificados de la entidad que se los daba a los servicios jurídicos del sindicato, que hacían la declaración, pero que nunca reparó en que la caja no hacía la retención por los gastos de la tarjeta. El fiscal pidió fianza por la cantidad gastada. Su abogado se opuso diciendo que Caja Madrid, la entidad perjudicada, no reclama el dinero como perjudicado.

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