Santamaría, “indignada” con el caso de las tarjetas opacas de Cajamadrid
Rajoy dice que si no fuera por su Gobierno no se conocería el escándalo El presidente evita mencionar a Rato ni explicar si le indigna el caso "El asunto del ébola está encauzado", insiste
Tras el escándalo de las tarjetas, el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, ha optado por atribuirse el mérito de denunciar el caso a la fiscalía y evitar incluso pronunciar el nombre de Rodrigo Rato —se ha referido a él como "esa persona de la que usted me habla" —al que él colocó al frente de Caja Madrid en 2009. Mientras que Rajoy no quiso contestar si estaba indignado por el asunto, la vicepresidenta del Ejecutivo, Soraya Sáenz de Santamaría, ha asegurado en la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros que el Gobierno está "indignado" con el escándalo que, ha dicho, era "una práctica que en España se ha producido durante bastantes años".
"Ya le digo que sí", ha contestado Santamaría al ser preguntada al respecto. "Es una práctica que por desgracia se ha producido en España durante bastantes años. Hechos como este nos indignan a todos en general", ha señalado. Para la vicepresidenta, que ha evitado pronunciarse sobre el expediente de expulsión que la dirección del PP ha abierto a Rato, se trata de conductas "absolutamente reprochables" que demuestran que faltaban mecanismos de control. "Unos mecanismos", ha dicho, "que había que haberlos puesto antes, pero que lo ha hecho este Gobierno y han permitido conocer" la existencia de tarjetas para usos personales de la antigua cúpula de Caja Madrid y sobre la que los tribunales tendrán que pronunciarse
La número dos del Ejecutivo se refería a la Ley de Transparencia, proyecto estrella de su Departamento, algo que debería extenderse a todos los aspectos de la vida pública y social. No obstante, Santamaría ha eludido pronunciarse sobre la investigación interna abierta por el PP. y que instruye el miembro designado por Comité de Derechos y Garantías del partido, el diputado Francisco Molinero. "Cada uno debe aplicar sus estatutos con la garantía que esos estatutos prevén". La formación ratificó el miércoles la apertura de los expedientes a los militantes implicados y aseguró que escucharía "de inmediato" a todos ellos antes de pronunciarse sobre su suspensión de militancia.
Tras cuatro preguntas sobre el mismo asunto en Milán, donde participa en la cumbre Asia-Europa, Rajoy, por su lado, ha dejado claro que no quiere hablar del que fuera su rival en la sucesión de José María Aznar. Ha evitado pronunciar su nombre de la misma manera que en 2014 evitaba el de Luis Bárcenas. Ni siquiera quiere decir si el caso de las tarjetas le escandaliza. Para Rajoy lo único importante es que el Gobierno "ha hecho lo que tenía que hacer", esto es mandar el asunto a la fiscalía.
El presidente ha asegurado que el caso se conoce gracias al Ejecutivo. "Quien ha mandado a la fiscalía el caso de las tarjetas ha sido el Gobierno, que ordenó una auditoría en Bankia. Y esa auditoría se remitió al FROB, que ha sido quien ha remitido estos asuntos a la fiscalía y otros 19 de operaciones supuestamente irregulares. El resto lo tendrá que decir la administración de justicia, pero creo que el gobierno ha hecho lo que tenía que hacer. Si no lo hubiéramos hecho probablemente este asunto no habría sido conocido", ha explicado.
Rajoy, presidente del PP y en realidad el hombre que decidirá si Rato es suspendido de militancia en el partido, aunque formalmente lo hará el Consejo de Garantías, tampoco ha querido aclarar nada sobre el futuro del exvicepresidente en un partido en el que milita desde los años 80, cuando era Alianza Popular: "El PP ha abierto un expediente informativo, no debo prejuzgar nada", se ha limitado a contestar.
El presidente parecía hoy muy tranquilo con casi todos los asuntos que centran la actualidad española, incluida la crisis del ébola, a la que se ha referido de forma optimista. "Yo creo que está encauzada la situación, el día de ayer fue un momento donde se llegó a hablar de otras personas, pero se reaccionó rápidamente. No se puede descartar otro contagio, pero los profesionales sanitarios nos transmiten que vamos en la buena dirección. No voy a entrar en temas de medicina pero tengo la sensación de que esto está encauzado. El contagio no es fácil, se produce por contacto con los fluidos de una persona con la enfermedad avanzada", ha explicado.
Rajoy también se ha mostrado optimista con la situación económica pese a los nervios en las bolsas -"creo que para España y para Europa lo peor ya ha pasado"- e incluso con la situación política en Cataluña, que en este momento no parece inquietarle mucho. El presidente, según explicado a los periodista ya sin micrófono, no ha tenido ningún contacto con Artur Mas estos días, pero parece convencido de que la situación está mejorando y solo quiere lanzar mensajes positivos. "Hay un dato muy importante que es en España no se va a celebrar un referéndum que afectar a la soberanía nacional. Eso es lo más importante", ha insistido.
Ni siquiera se ha alterado cuando le han preguntado por las palabras de José María Aznar en las que le pedía que no negociara con un órdago encima de la mesa."El gobierno toma decisiones y otros opinan como le parece mejor con ánimo constructivo. Pero el gobierno tiene que gobernar", le ha contestado.
Rajoy ha minimizado en todo momento lo que Mas pueda organizar el 9 de noviembre. "No entro en juicios de valor sobre lo que va a pasar el día 9, si se incumple la ley haremos lo mismo que en otras ocasiones pero hay que esperar. Lo importaren es que el Gobierno dijo que el referéndum no se podía celebrar y no se va a celebrar", ha explicado el presidente, que traslada una sensación de éxito político por la renuncia al referéndum y parece convencido que la situación está mucho mejor de lo que estaba.
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