La policía lleva al supuesto pederasta a la casa de los crímenes
Los agentes graban el piso en 3D para que las niñas no tengan que volver a él
El presunto pederasta Antonio Ángel Ortiz Martínez fue trasladado ayer por la mañana desde la cárcel para asistir a la reconstrucción de algunos de sus supuestos crímenes en una vivienda familiar, a donde la policía sospecha que llevó al menos a dos de sus víctimas. El principal sospechoso de las agresiones a cinco menores en Madrid fue llevado desde la prisión de Soto del Real hasta el juzgado de instrucción número 10 de Madrid y de allí al piso que su familia tiene la calle Santa Virgilia, en el distrito de Hortaleza, al noreste de la capital. Durante un par de horas, la policía recorrió junto a él y a su abogado el camino que, según testificó una de las niñas, hizo para subirla desde los trasteros al piso familiar donde supuestamente consumó la violación.
Ese recorrido ha sido recogido por una cámara especial que graba imágenes en tres dimensiones, para trazar una infografía que ahorre a las menores volver al escenario de los presuntos crímenes. Se trata, según fuentes policiales, de evitar que las pequeñas tengan que revivir su pesadilla, pero que puedan señalar los lugares donde transcurrieron los crímenes. En la prueba participaron especialistas de la Policía Científica y los investigadores de la Operación Candy, pertenecientes al Servicio de Atención a la Familia del Cuerpo Nacional de Policía.
La recreación virtual de la vivienda intenta facilitar que la víctima de una violación el pasado 10 de abril pueda localizar exactamente el lugar donde devolvió tras la agresión, según el relato que hizo entonces a la policía. Ese testimonio es todavía más relevante después de que los investigadores encontrasen el pasado jueves restos de vómito —que todavía se están analizando para ver si coinciden con el ADN de la pequeña— durante el registro de la vivienda.
El recorrido, que comenzó pasadas las 10 de la mañana, duró unas dos horas, en las que la policía guardó todo tipo de precauciones para evitar que se tomasen fotos del que fue señalado por la delegada del Gobierno en la capital como “enemigo público número uno”. Toda la zona estuvo muy vigilada por agentes de la Unidad de Prevención y Reacción (UPR, conocidos como los bronces). Además, se taparon las mirillas de las puertas de los vecinos para evitar filtraciones sobre la investigación.
Fuentes de la investigación han apuntado que barajan el traslado de Ortiz desde la cárcel de Soto del Real a otra prisión más pequeña, donde pueda estar mejor vigilado para prevenir posibles agresiones de otros reclusos. Según declaraciones de su abogado recogidas por Europa Press, el detenido está “completamente normal” y sigue preguntándose por qué sigue arrestado.
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