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Columna
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Unas europeas de andar por casa

El PP está a lo que Europa diga, incluso en el caso catalán. Es la política de elusión de responsabilidades de Rajoy

Josep Ramoneda

Rajoy sigue parapetado detrás de la ley ante su impotencia para dar respuestas políticas a las propuestas soberanistas catalanas y pide imaginación a Artur Mas. Dime qué exiges a los demás y te diré de qué careces. La impostada intervención del presidente, en respuesta al senador Cleríes, de CiU, con el tono autoritario del jefe al que se le ha acabado la paciencia, puede considerarse como el inicio de la campaña electoral de las europeas. Unas elecciones que PP y PSOE viven con pánico, porque la participación puede ser miserable, porque al que pierda se le abrirán las grietas y porque planea el fantasma de la ruptura del bipartidismo, que genera terror en dos partidos unidos en la defensa de su bipolio político.

Las cartas de la campaña están boca arriba. El PP centrará todos sus esfuerzos en movilizar a sus incondicionales, dando por supuesto que los tibios se quedarán en casa. Para conseguirlo se envolverá en la bandera: Rajoy como único garante de que España no va a romperse; e insistirá en la recuperación económica, a riesgo de que su triunfalismo se convierta en obscenidad a ojos de unos ciudadanos que no ven mejora alguna en su situación. El PSOE apostará por el discurso del fin de la austeridad expansiva: votar a los socialistas en Europa es la oportunidad de cambiar las devastadoras políticas de Bruselas. Es un discurso que exculpa al bipolio nacional: Zapatero y Rajoy no tenían margen de maniobra y resulta difícil de creer cuando los socialistas franceses se apuntan a recortar sin piedad, los alemanes viven felices a la sombra de Angela Merkel y los españoles fueron los primeros en coger las tijeras en aquel infausto mayo de 2010.

¿Y Europa? El PP está a lo que Europa diga, incluso en el caso catalán. Es la eterna política de elusión de responsabilidades de Rajoy: la reforma constitucional vendrá de Europa. El PSOE promete cambiar en Europa lo que no ha cambiado aquí. Pero, ¿cuáles son sus propuestas y dónde están sus aliados? Sobre las grandes cuestiones europeas, PP y PSOE tienen pocas ganas de hablar. ¿Cómo hacer el salto a una unidad política efectiva sin dejar el poder en manos de los presuntos expertos? ¿Cómo equilibrar un sistema de toma de decisiones tan decantado a favor de Alemania y sus intereses? ¿Cómo redistribuir el poder y los roles de cada cual —las naciones, los Estados, la Unión— sin seguir excluyendo a los ciudadanos de la política? ¿Y cómo parar la destrucción de un modelo europeo de sociedad que fue referencial y hoy agoniza? Es nuestro futuro, pero importa poco a la política institucional. Al final estas elecciones solo se medirán por las señales que emitan sobre el futuro del bipartidismo y sobre el proceso catalán. Unas elecciones europeas de andar por casa.

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